Ortega y Gasset, conferencia en la ciudad de La Plata en 1939 Para animarnos a la recuperación de nuestros ideales, de nuestro carácter y de nuestro destino de grandeza: “¡Argentinos, a las cosas, a las cosas! Déjense de cuestiones previas personales, de suspicacias, de narcisismos. No presumen ustedes el brinco magnífico que daría este país el día que sus hombres se resuelvan de una vez, bravamente, a abrirse el pecho a las cosas, a ocuparse y preocuparse de ellas directamente y sin más, en vez de vivir a la defensiva, de tener trabadas y paralizadas sus potencias espirituales, que son egregias, su curiosidad, su perspicacia, su claridad mental secuestradas por los complejos de lo personal”

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martes, 12 de abril de 2016

La «geopolítica» de Francisco analizada por un diplomático

A pocos días del viaje a Lesbos, sale el primer libro sobre la actividad internacional del Papa, escrito por Pasquale Ferrara


CIUDAD DEL VATICANO
«¿Con cuántas divisiones cuenta el Papa?», preguntó Stalin para hacer ver que 
el Estado más pequeño del mundo no tenía ejércitos y, por lo tanto, contaba 
poco a nivel internacional. De hecho, la Santa Sede no tiene intereses propios 
particulares que defender; de la misma manera sería reductivo analizar 
su actividad internacional según las categorías de la geopolítica. Pero esto 
no significa, obviamente, afirmar que las acciones del Papa en el escenario 
internacional no tengan valor geopolítico, sino más bien reconocer que lo que 
origina estas actividades de diálogo con todos y el intento de construir puentes 
hacia todos es un «motor» muy particular.

Un diplomático de carrera, además de estudioso de las relaciones 
internacionales, Pasquale Ferrara, analiza los hechos, los eventos, los viajes 
y las iniciativas diplomáticas de estos primeros tres años de Pontificado en 
el libro apenas publicado en Italia «El mundo de Francisco - Bergoglio 
y la política internacional (Actualidad e historia)» (San Paolo, 288 pp.). El enfoque 
de Papa Francisco, observa el autor, no se basa en las tradicionales líneas de 
articulación de la política exterior, sino que nace de un marco que privilegia, 
más bien, la política mundial. Se diría que en cierta manera Bergoglio está 
llevando a cabo una especie de «reconceptualización» auténticamente católica 
de la política internacional.

Las visitas del Papa revelan, en efecto, un doble registro: uno relacionado 
con lo concreto de las fracturas locales y regionales; el otro, mucho más 
amplio, conectado con sus repercusiones globales. En todos estos contextos, 
Papa Bergoglio habla a un público mucho más vasto del que habita en el 
territorio, utilizando los puntos rojos locales como metáforas de fracturas 
de dimensiones planetarias. El volumen afronta las principales cuestiones de 
la polaca exterior de Francisco: desde la crítica a los actuales modelos 
económico y político hasta la obra de reconciliación en el Medio Oriente, sin 
descuidar a los países de América Latina y del sur del mundo.

Pero principalmente, Papa Francisco, escribe en el prefacio el Ministro del 
exterior italiano, Paolo Gentiloni, «ha cambiado el tono del discurso político 
mundial, con el llamado a un diálogo serio, a la inclusión, a la 
estigmatización de la ‘globalización de la indiferencia’, y a poner al centro 
de la agenda internacional la dignidad de la persona, invitando a ver al 
mundo desde la ‘periferia’. Se trata de conceptos esenciales —observa 
Gentiloni—, mientras van resurgiendo las barreras y los nacionalismos en 
la Europa que afronta los flujos de migrantes y refugiados. La comunidad 
internacional debe atesorar el llamado del Santo Padre a actuar con la 
conciencia de la interdependencia entre los pueblos y con el objetivo 
compartido del bien común».

Por ejemplo, se puede notar muy bien al ver de qué manera afronta Papa 
Francisco el tema de las migraciones. Su decisión de ir a Lampedusa en su 
primer viaje fuera de Roma indica cuáles son sus prioridades. «Lampedusa 
es un ícono —observa Ferrara— que representa la sutil frontera entre la acogida 
y la exclusión de los migrantes que principalmente huyen de guerras, tensiones, 
dictaduras, pobreza, condiciones de vida de extremo malestar, en un escenario 
que Papa Francisco ha definido en varias ocasiones como la 
‘globalización de la indiferencia’». Una denuncia que incluye no solo a los migrantes 
que tratan de huir de las tragedias «tradicionales», sino también a los que son 
víctimas de nuevos fenómenos, relacionados, por ejemplo, con el cambio climático.

La lectura de Francisco de las relaciones nacionales e internacionales al 
retomen migratorio es muy crítica, pero no pretende ser antagonista y 
propone cambios estructurales más allá de la retórica de la emergencia. El 
Papa pide a Europa, por ejemplo, que tenga mayor conciencia: «¡No se puede 
tolerar que el Mar Mediterráneo se convierta en un gran cementerio!», dijo en 
el Parlamento Europeo. Los países del Viejo Continente, en lugar de intentar 
«soluciones particularistas», deberían poner en el centro de sus acciones 
«la dignidad humana de los migrantes»; Europa será capaz de afrontar 
los complejos problemas relacionados con la inmigración proponiendo con claridad 
«la propia identidad cultural» y creando leyes «adecuadas que sepan tutelar al 
mismo tiempo los derechos de los ciudadanos europeos y garantizar la 
acogida de los migrantes», así como «políticas correctas, valientes y concretas 
que ayuden a sus países de origen en el desarrollo socio-político y en la superación 
de los conflictos internos (causa principal de tal fenómeno), en lugar de las políticas 
de interés que aumentan y alimentan tales conflictos. Es necesario actuar sobre 
las causas y no solo sobre los efectos».

Francisco observó, con mayor fuerza, ante el Parlamento Europeo: «ha llegado 
la hora de construir juntos la Europa que gira no alrededor de la economía, 
sino de la sacralizada de la persona humana, de los valores inalienables… Ha 
llegado la hora de abandonar la idea de una Europa atemorizada y plegada 
sobre sí misma para suscitar y promover una Europa protagonista, portadora de 
ciencia, de arte, de música, de valores humanos y también de fe. La Europa que 
contempla el cielo y persigue ideales; la Europa que ve y defiende y tutela al 
hombre; ¡la Europa que camina sobre la tierra segura y firme, punto de 
referencia precioso para toda la humanidad!».

La actual oleada migratoria, con todas sus emergencias, «parece minar las 
bases de aquel ‘espíritu humanista’ que Europa ama y defiende desde siempre. 
Sin embargo, no se puede permitir perder los valores y los principios de 
humanidad, de respeto por la dignidad de cada persona, de subsidiaridad y 
de solidaridad recíproca, aunque puedan constituir en algunos momentos de 
la historia un peso difícil de soportar». Europa no puede perderse justamente en 
el momento en el que está llamada a reaccionar teniendo en cuenta su 
«gran patrimonio cultural y religioso», encontrando «el correcto equilibrio entre el 
doble deber moral de tutelar los derechos de los propios ciudadanos y el de 
garantizar la asistencia y la acogida de los migrantes», como observó Francisco 
durante el discurso al Cuerpo diplomático del pasado 11 de enero.

Con esta conciencia, el Obispo de Roma, en compañía del Patriarca 
Ecuménico de Constantinopla y del Arzobispo de Atenas, el sábado próximo 
hará una visita relámpago de pocas horas a la isla griega de Lesbos, que se 
ha convertido en símbolo de la tragedia de los refugiados y de los migrantes 
que huyen de las guerras en Siria e Irak, y de las persecuciones de llamado 
Estado Islámico.

Una visita, concluye el autor del libro, que tal vez «de manera no completamente 
adecuada es definida en términos de ‘soft-power’, es decir como capacidad 
de influencia transnacional que se materializa en el uso de instrumentos 
dialógico-discursivos, como la argumentación, la persuasión, la exhortación, 
la denuncia cuando es necesario. Tal vez son estas las verdaderas ‘divisiones del 
Papa’, sobre las que, según se narra entre mito y realidad, preguntaba Stalin».

Fuente: http://www.lastampa.it/2016/04/12/vaticaninsider/es/hp-slideshow/la-geopoltica-de-francisco-analizada-por-un-diplomtico-1XSbRc7FcDbUCNXUiiuaEP/pagina.html?utm_source=dlvr.it&utm_medium=facebook

Dejo mi saludo ritual como un apretón de manos o un "Ave María Purísima", Firme y Digno, Bocha... el sociólogo.

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