Para el diario
mexicano La Jornada ,
el mandato de Mauricio Macri parece enfrentar un desgaste político precoz.
Miles de trabajadores gubernamentales marcharon ayer en Buenos Aires en
rechazo a la determinación del presidente Mauricio Macri de revisar 24 mil
contratos de empleados públicos y 11 mil concursos para asignación de plazas
efectuados desde 2013. Los manifestantes protestaron también por la devaluación
de casi 30 por ciento de la moneda, generada a partir de la decisión del nuevo
gobierno de eliminar el control de cambios, y por la escalada inflacionaria que
esa medida ha generado.
A este malestar debe agregarse el descontento suscitado por el afán de
Macri de gobernar mediante decretos, al margen del Poder Legislativo, por el
empecinamiento presidencial en remover a funcionarios independientes del
Ejecutivo y por nombramientos polémicos, como el de María Eugenia Talerico al
frente de la Unidad
de Información Fiscal, pese a que fue abogada del banco HSBC en casos de lavado
de dinero –una práctica por la que esa empresa bancaria ha debido afrontar
numerosos procesos en diversos países– y a Laura Alonso como nueva titular de
la oficina anticorrupción, a pesar de que no tiene título de abogada.
Otro asunto que ha colocado a la nueva presidencia argentina en una
situación incómoda es la fuga de tres presos que habían sido condenados a
cadena perpetua por el homicidio de otros tantos narcotraficantes. Uno de los
ahora prófugos había sido utilizado por los medios de la derecha, afines a
Macri, para golpear políticamente a Aníbal Fernández –quien fue jefe de
gabinete de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner– mediante
acusaciones que resultaron falsas.
La versión oficial de la fuga resultó igualmente inverosímil, pues sostiene
que los evadidos amagaron con un arma de juguete a los guardias de la prisión y
luego escaparon en un vehículo policial que tenía la llave puesta. Lo
fantasioso del relato hace pensar a muchos en Argentina que la fuga fue en
realidad una liberación operada desde el gobierno para pagar los servicios
políticos de los tres delincuentes.
El hecho es que, lejos de caer en la postración por la victoria
electoral de Macri en la segunda vuelta presidencial el pasado 22 de noviembre,
los sectores progresistas se organizan para resistir la embestida autoritaria y
neoliberal del nuevo régimen, y éste parece enfrentar un desgaste político
precoz debido a un estilo de gobernar discrecional, prepotente y desapegado de
los procedimientos institucionales.[1]
Dejo mi saludo ritual como un apretón de manos o un "Ave María Purísima", Firme y Digno, Bocha... el sociólogo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario