Ortega y Gasset, conferencia en la ciudad de La Plata en 1939 Para animarnos a la recuperación de nuestros ideales, de nuestro carácter y de nuestro destino de grandeza: “¡Argentinos, a las cosas, a las cosas! Déjense de cuestiones previas personales, de suspicacias, de narcisismos. No presumen ustedes el brinco magnífico que daría este país el día que sus hombres se resuelvan de una vez, bravamente, a abrirse el pecho a las cosas, a ocuparse y preocuparse de ellas directamente y sin más, en vez de vivir a la defensiva, de tener trabadas y paralizadas sus potencias espirituales, que son egregias, su curiosidad, su perspicacia, su claridad mental secuestradas por los complejos de lo personal”

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martes, 22 de mayo de 2012

Universidad Nacional de Córdoba próxima a sus 400 años. (entrada ampliada 13/08/2012)

1623-2013: ¿400 años de la UNC?

Negar la existencia de la Universidad antes de 1800, como algún autor ha hecho, es negar la evidencia, aceptada por los propios monarcas. Prudencio Bustos Argañarás.

UNC. La rectora Scotto, durante el acto que dio inicio a los festejos por los 400 años (La Voz/Archivo).

Las autoridades de la Universidad Nacional de Córdoba han decidido adelantar en 10 años la celebración del cuarto centenario de esa benemérita y prestigiosa institución, tan cara a los cordobeses. Un breve relato de su génesis ayudará a comprender esto.
En 1604, cinco años después de la instalación de la Compañía de Jesús en Córdoba, el prepósito general de la Orden, Claudio Aquaviva, dispuso la creación de la Provincia Jesuítica del Paraguay y eligió a nuestra ciudad para sede de su gobierno.
En 1608, el provincial, Diego de Torres Bollo, dispuso la creación de un noviciado, para la formación de los futuros sacerdotes, también en Córdoba, “por ser como el centro y corazón de la Gobernación, buen clima, vida barata y sobre todo de mayor facilidad para ser visitada y atendida por el mismo Provincial”.
Dos años más tarde, erigió el Colegio Máximo, una casa de altos estudios en la que se impartían enseñanzas de Artes (Filosofía) y Teología, pero la escasez de recursos dificultó su mantenimiento, por lo que en febrero de 1612 se decidió su traslado a Santiago de Chile, y en Córdoba quedaron tan sólo los estudios preliminares de Latinidad y Humanidades.
Idas y venidas. Un hecho inesperado permitió el regreso del Colegio Máximo a nuestra ciudad. El obispo fray Fernando de Trejo y Sanabria suscribió ante el escribano Pedro de Cervantes, el 19 de junio de 1613, una escritura mediante la cual se comprometió, bajo la garantía de todos sus bienes, a donar a la Compañía dentro del plazo de tres años, 40 mil pesos para el sostenimiento de su Colegio Máximo.
Manifestaba en dicho documento su pretensión de que en él, “los hijos de los vecinos de esta Gobernación y de la del Paraguay se puedan graduar de bachilleres, licenciados, doctores y maestros, dando para ello su Majestad licencia (...) para el bien espiritual y eterno de españoles e indios”.
Por impulso de este acto de munificencia, el regreso del Colegio se dispuso de inmediato y, ya en febrero de 1614, se hallaba de nuevo en Córdoba. La donación fue ratificada por el obispo en su testamento, otorgado en esta ciudad el 14 de diciembre de dicho año; pero su muerte, ocurrida 10 días más tarde, impidió su cumplimiento efectivo. El menoscabo que había sufrido su patrimonio hizo que los bienes que dejó no alcanzaran a cubrir la cuarta parte de la cifra comprometida.
Pero el Colegio estaba ya de regreso y contaba con medio centenar de alumnos, entre los que se contaban, además de los seglares, los del Seminario de San Francisco Javier, fundado por el mismo Trejo en 1613, y los del Noviciado jesuítico, antes mencionado, instituciones que no deben confundirse con el Colegio Máximo.
Grados académicos. Restaba aún el otorgamiento de grados académicos –que es lo que define a una universidad, como bien dice la Real Academia–, que requería la autorización del rey y del Sumo Pontífice.
El 12 de agosto de 1620, don Felipe III concedió la suya y el 8 de agosto de 1621, el papa Gregorio XV hizo lo propio mediante el breve In Supereminenti, que llegó a Córdoba en 1622, acompañado del correspondiente pase real, fechado el 2 de febrero de dicho año.
La oposición de los dominicos, que aspiraban a obtener la misma autorización, fue superada mediante una iniciativa de los estudiantes, que designaron a cuatro de ellos para levantar una sumaria información destinada a acreditar la calidad de los estudios.
Don Luis de Tejeda y Guzmán –el primer poeta argentino–, don Manuel Luis de Cabrera, Adrián Cornejo y Pedro Bustos de Albornoz se presentaron ante la Vicaría foránea en representación de todos sus compañeros. Los testigos presentados, muchos de ellos antiguos estudiantes de universidades europeas, coincidieron en afirmar que los estudios tenían un alto nivel de excelencia y que a los exámenes los hacían “con mucho rigor y mayor que en muchas universidades de España (...) con mucha satisfacción de su facultad y admiración de todos”.
Aceptada la probanza, al año siguiente los primeros egresados recibían sus grados de manos del obispo Julián de Cortázar, en una solemne ceremonia que tuvo lugar en la ciudad de Talavera del Esteco, hoy desaparecida. La facultad otorgada por Gregorio XV se extendía por espacio de sólo 10 años. Vencidos estos, en 1634 Urbano VIII expidió un nuevo breve que la extendía sin límite de tiempo.
Creación y cambio nominal. De lo dicho se desprende que la Universidad adquirió el carácter de tal en 1623, cuando comenzó a ejercer la facultad de conceder grados. Nació así la real y pontificiaUniversitas Cordubensis Tucumanae , que así fue llamada a partir de dicha fecha.
Sobran los documentos que así lo demuestran. En 1664, al iniciar Andrés de Rada sus célebres Constituciones –que sustituyeron a las del Pedro de Oñate, de 1630–, consignaba: “Tiene esta Universidad por titular a San Ignacio de Loyola”. Y don Felipe IV, en una Real Cédula del 1° de abril del mismo año de 1664, afirmaba que “en la Ciudad de Córdova de la Provincia del Tucumán hay Universidad fundada con licencia mía”.
De allí que negar la existencia de la Universidad antes de 1800, como algún autor ha hecho, es negar la evidencia, aceptada por los propios monarcas. Lo que hizo Carlos IV el 1° de diciembre de dicho año fue elevarla a la categoría de Universidad Mayor, bajo el nombre de San Carlos y Nuestra Señora de Monserrat.
El cambio fue sólo nominal, ya que la enseñanza se continuó impartiendo de la misma manera y en el mismo lugar que hasta entonces se venía haciendo y regenteada por los mismos franciscanos, que habían sustituido a los jesuitas luego de su expulsión, en 1767. Recién el 11 de enero de 1808 el claustro, ahora en manos del clero secular, eligió sus nuevas autoridades.
También es inexacta la afirmación de que hasta esa fecha sólo se graduaban los sacerdotes. Una pléyade de maestros, bachilleres y licenciados que no lo eran constituyen el mentís más rotundo. La única restricción era el doctorado en Teología, que sí exigía el orden sagrado, requisito eliminado en 1784 por la reforma del obispo San Alberto.
En síntesis, conmemoremos el año próximo los cuatro siglos de aquel acto de generosidad del ilustre obispo criollo, figura prócer en los anales de nuestra historia, pero dejando debidamente aclarado que no debe confundirse con la fundación de la Universidad, que todos los argentinos celebraremos entusiastas dentro de 10 años.

Fuente: La Voz del Interior on line 22/05/2012

COMENTARIO: Haber!!!!... voy a dejar de lado que el historiador Prudencio Bustos Argañarás escribe en "La historia paralela" que la dictadura no existió como tal, para no condicionar o partir de supuestos en mi análisis. Recurrí entonces al baúl del abuelo Bocha y encontré que: "en 1963 se festejaron los 350 años de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC)". Ergo a día de hoy (400 días antes de cumplir los 400 años) estamos haciendo un caminito de festejos hasta el mes de junio de 2013 lo cual eso quiere decir que son 50 años desde 1963 hasta 2013 llegando así a hacer el total de 400 años.  

¿Dónde están las fuentes en las cuales se basa Prudencio Bustos Argañarás para establecer que la verdadera fundación de la Universidad  fue en 1623? y sin fuentes mi amigo, por más historiador que se sea, no deja de ser un artículo de opinión o una discusión en una charla de mesa de café en cualquier bar de Córdoba.

La Enciclopedia Británica y 4 fuentes previas a 1970 establecen que la UNC fue fundada en 1613 aunque sin autorización del Papa y el Rey para emitir títulos de grado. Años previos a la fundación se creo el Collegium Maximum y en el mismo año de su creación la Biblioteca Mayor o Librería Grande somo se la conoció en aquel entonces.

Si bien Prudencio Bustos Argañarás no niega la existencia de la Universidad antes de 1800 no acepta toda la evidencia que hay y creo que la nota no tiene otra intención más que la de hacer creer que son "políticamente incorrectos" los festejo hasta el 2013 para generar ruido tendencioso. Si no cabe preguntarnos: ¿En 1963 ya estaba Cristina Fernández viuda de Kirchner como Presidente de Argentina y la Dra. Carolina Scotto como Rectora de la UNC? o en todo caso, como para arrimar partes y consensuar un acuerdo, no fueron ellas las que se anticiparon 10 años en el festejo.

Hay que tener en cuenta este dato: que el 12 de octubre de 1963 (año en que se festejó los 350 años de la UNC) asume como Presidente de la Nación Argentina Arturo Umberto Illia. Sucediendo a José María Guido que fue un Presidente de facto, y el que lo sucedió en la presidencia a Illia fue Juan Carlos Onganía otro gobierno de facto de una junta militar. Un festejo sin lugar a dudas dentro de un contexto político, económico y social muy complicado. Es simplemente un dato, cada uno que se haga luego una idea con lo que se quiere ahora.

Dejo mi saludo ritual como un apretón de manos o un "Ave María Purísima", Firme y Digno, Bocha... el sociólogo.

DERECHO A RÉPLICA

La edad de la Universidad de Córdoba

El libro de Josefina Piana y Federico Sartori promete nuevos aportes acerca del origen de la UNC. Prudencio Bustos Argañaraz.

  • 13/08/2012 00:04 | Por Prudencio Bustos Argañaraz, escritor e historiador
 
 400 AÑOS. Cartel conmemorativo en la Facultad de Arquitectura (La Voz/S. Cejas).

He leído con sumo interés el anuncio de la aparición de un libro de Josefina Piana y Federico Sartori que promete nuevos aportes acerca del origen de nuestra Universidad Nacional de Córdoba (ver además "Decir que Trejo fundó la Universidad es un falso histórico" 22/07/2012).

Se trata de dos historiadores serios, para quienes la historia no se agota en la repetición de viejos errores, sino que buscan la verdad a través de la consulta de nuevas fuentes documentales.

Celebro coincidir con ellos cuando afirman que la fundación no fue efectuada en 1613 por el obispo Fernando Trejo y Sanabria, como pretenden las actuales autoridades universitarias bajo el trivial argumento de que, por tratarse de un proceso, se puede escoger la fecha que uno prefiera. O, peor aun, porque “la historia de las identidades es invulnerable a las más osadas interpretaciones”, según afirmó la rectora Carolina Scotto, lo que revela un lamentable desprecio por la verdad histórica.

La palabra “universidad”. Discrepo, sin embargo, cuando sostienen que, según lo afirmado por el Consejo de Indias en 1800, antes de esa fecha no existió una universidad y que la facultad de otorgar grados se extinguió con la expulsión de la Compañía de Jesús. Son innumerables los documentos que prueban lo contrario, por lo que me limitaré a mencionar sólo algunos.

Es cierto que el provincial Pedro de Oñate, en sus Ordenaciones de 1622, dispuso: “No demos a nuestros estudios nombre de Universidad, ni tomemos armas propias, mazas y pendón”. Pero la realidad lo sobrepasó, pues casi de inmediato se le empezó a llamar así.

El 21 de diciembre de 1651, el nuevo provincial, Juan Pastor, dejó escrito: “Todas las ordenaciones del padre provincial Pedro de Oñate tocantes a la Universidad se guardan con toda puntualidad y ejecutan, porque importa para el progreso y buen nombre suyo y nuestro”.

He relatado antes que en 1664, el padre Rada redactó sus Constituciones , la primera de las cuales rezaba: “Tiene esta Universidad por titular a San Ignacio de Loyola. En el teatro principal de ella ha de estar puesta su imagen”.

La palabra “universidad” se repite muchas veces en ellas e incluso en las fórmulas de juramento de los graduados y de nombramiento de los secretarios: “ N. é Societate Jesu Rector Collegi, et Universitatis Corbubensis in Tucumania cunctis hoc instrumentum conspecturis notum facio... ” (N., de la Compañía de Jesús, rector del Colegio y Universidad de Córdoba del Tucumán, hago conocer a todos los que han de ver este instrumento...).

También reconocía su existencia el prepósito general de la Compañía, Juan Pablo de Oliva, quien en carta al padre Rada del 12 de mayo de 1665 le decía: “Para que los grados en nuestra Universidad de Córdoba no se den a personas que no los merecen, buen medio es el que ha puesto V. R.”.

El propio Felipe IV dice en una real cédula fechada el 1° de abril de 1664: “Por cuanto en mi Consejo de las Indias se ha entendido que en la Ciudad de Córdova de la Provincia del Tucumán hay Universidad fundada con licencia mía”. Si el propio Consejo afirmó en 1800 que nunca la hubo, cometió el dislate de contradecirse a sí mismo.

También lo entendió así Carlos II cuando, el 13 de febrero de 1680, aprobó las Constituciones “hechas para el buen gobierno de la Universidad de la Ciudad de Córdova del Tucumán”.

El padre Diego de Avendaño, en el tomo 2° de su Thesaurus Indicus , editado en Amberes entre 1668 y 1686, afirma: “ Sunt namque in Indiis Universitates aliquæ sub cura Societatis... ” (Pues existen en las Indias algunas universidades bajo el cuidado de la Compañía...). Agrega: “ Et tales posse Univertitates dici, auctoritate Supremi Regii Senatus habetur ” (Y tales pueden ser llamadas universidades, con la autoridad del Supremo Real Consejo).

Creo que las pruebas bastan para demostrar que del rey para abajo, todas las autoridades reconocieron la existencia de la Universidad desde mucho antes de 1800.

Precisiones sobre fechas. En cuanto a que la facultad de otorgar grados se extinguió en 1767, la realidad muestra que en manos de los franciscanos se siguieron graduando maestros, bachilleres, licenciados y doctores, incluso en Derecho, luego de 1791. Algunos de ellos, conocidos próceres, cuyos títulos no fueron jamás reputados de falsos.

En relación con el año de la fundación, la Corona reconocía el de 1622, como consta en otra real cédula de Felipe V del 1° de octubre de 1705 dirigida al obispo, encargándole observar la práctica que ha habido en “la Universidad de aquella ciudad, siendo así que desde el año de 1622, la tenía a su cargo la Compañía, y que se erigió con todos los requisitos que previenen las leyes”.

Así lo entendía también la propia casa de estudios. En unas Advertencias sobre nuestra Universidad y sus privilegios que obran en su archivo, se afirma: “Universidad o Academia (que es lo mismo) se dice y es scholla Supremi publice docendas instituta authoritate Pontificis, au Principis scienttis dispensatur ” (...escuela instituida para enseñar públicamente por la autoridad de un Pontífice o un Príncipe).

La fecha surge de otro párrafo en el que se afirma que “tiene la Universidad desde que se fundó, que ha casi cien años, porque se fundó el año de 1622, y el de 1623 se dieron los primeros grados”.

Personalmente me inclino a favor de 1623, por cuanto el 23 de enero de dicho año los cabildantes cordobeses “mandaron se cumpla y guarde como su Majestad manda, y que la dicha bula que está en latín se traduzca al romance y se ponga un tanto de ella en este libro de Cabildo y un tanto de la Cédula Real que está a las espaldas de dicha bula”.

Fuente: la Voz del Interior on line 13/08/2012

Transcribo algunos comentarios hechos en el pasquín: 

sol_venteLunes 13 de Agosto, 15:29
Primero: ¿A qué o a quiénes denominan "historiador/es"?, a Piana que escribió un libro producto del refrite de prestigiosos autores, y a Sartori que recién acaba de recibirse?... lo de serios lo dejo en manos de la crítica especializada... Segundo: Bustos Argañaraz, personaje de la rancia sociedad cordobesa, que solamente busca desde hace rato prensa a costa de desprestigiar a las autoridades de la UNC. ¿Quién podría hacerse eco del empecinado y hasta obsesivo deseo de mediatizar el tema de los años o no años de la universidad en la voz de estos personajes?

perro ciego
perro ciegoLunes 13 de Agosto, 11:55
jajajaja la genealogìa disciplina històrica, es propio de ignorantes creer eso, no es genealogìa Foucaultiana a lo que se refiere ciertamente (cosa que don prude ignora abiertamente de que se trata) este hombre se dedica a la investigación de la prosapia, cotilleo propio de señoras gordas que nada tiene que ver, ni remotìsimamente, con la Ciencia Social. "En Europa, en Australia y en EEUU la genealogía ya es parte de estudio obligada en los ambitos de las universidades" ¿por ejemplo en cuales? en que programas, en que universidad, en que curso, con que autores?? en que universidad???no confundir a foucault con la bùsqueda de antepasados ilustres.
Picasso
PicassoLunes 13 de Agosto, 10:50
Se puede disentir con las personas, se puede disentir con un artículo,lo que no se puede es ignorar las pruebas que los documentos históricos nos dejan. Es una ignorancia pretender desconocer la Genealogía como disciplina de la historia. Solo personas intolerantes pueden intentar desacreditar la investigación histórica. En Europa, en Australia y en EEUU la genealogía ya es parte de estudio obligada en los ambitos de las universidades.. Lo que nos aporta la Genealogía es mucho más profundo que el mero estudio de datos más o menos remotos y, tal vez, de escasa utilidad actual. Es una Ciencia auxiliar de la Historia nos permite comprender la evolución de las sociedades , de las personas y las familias.
gus
gusLunes 13 de Agosto, 10:29
No entiendo por qué le siguen dando espacio a este tipo, que no es historiador. Un mediocre medico que se dedica a la genealogía. Un tipo que justifica la matanza de los pueblos originarios, que justifica la dictadura ... realmente lamentable.
Claudia
ClaudiaLunes 13 de Agosto, 09:35
Y COMO HACEMOS LOS EGRESADOS DE NUESTRA UNIVERSIDAD NACIONAL PARA QUE SCOTTO DEJE DE USARLA CON FINES POLÍTICOS. COMO LA PARAMOS EN ESTE MAMARACHO QUE QUIERE REALIZAR.
perro ciego
perro ciegoLunes 13 de Agosto, 09:32
Señores de La Voz del Interior: no logro entender porqué continúan dándole espacio a este falso historiador, falso descendiente del Gobernador Bustos (el ADN le dio negativo), rancio exponente de la sagrada familia que cree que la historia le pertenece por el sólo hecho de provenir la oligarquía ya en decadencia. hablar de "verdad histórica" como lo hace este hombre no tiene ninguna relación con la Ciencia Histórica tal cómo se enseña y practica en todas las universidades del planeta. Este hombre es un polemista menor, de muy poco vuelo intelectual que ignora las más básicas cuestiones teórica de la "Historia" a la que dice dedicarse.Sr. Bustos antes de pretender polemizar con la rectora debería tener usted la honestidad intelectual de estudiar algo sobre historiografía, algo señor Bustos. Este hombre no hace historia se dedica a la Genealogía, que no tiene, ni remotamente, nada que ver con la historia. Muy poco serio.
Diego ciudadano
Diego ciudadanoLunes 13 de Agosto, 01:11
AYAYA AY SIGUE OLIENDO A RANCIO TU FORMA DE ESCRIBIR, PRUDENCIO...
Diego ciudadano
Diego ciudadanoLunes 13 de Agosto, 01:10
YO MANEJO EL LATÍN EL GRIEGO EL HEBREO Y ALGO DE ARAMEO Y NO PIENSO EN VIVIR DEL CONICET...

Saludos rituales, Bocha!!

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