Ortega y Gasset, conferencia en la ciudad de La Plata en 1939 Para animarnos a la recuperación de nuestros ideales, de nuestro carácter y de nuestro destino de grandeza: “¡Argentinos, a las cosas, a las cosas! Déjense de cuestiones previas personales, de suspicacias, de narcisismos. No presumen ustedes el brinco magnífico que daría este país el día que sus hombres se resuelvan de una vez, bravamente, a abrirse el pecho a las cosas, a ocuparse y preocuparse de ellas directamente y sin más, en vez de vivir a la defensiva, de tener trabadas y paralizadas sus potencias espirituales, que son egregias, su curiosidad, su perspicacia, su claridad mental secuestradas por los complejos de lo personal”

Evolución

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sábado, 13 de febrero de 2010

Pensando sociológicamente: ¿Niños problema o problema con los niños?

Por José Luis Lázaro.

Niño, deja ya de joder con la pelota. Niño que eso no se dice, que eso no se hace, que eso no se toca. Cargan con nuestros dioses y nuestro idioma, nuestros rencores y nuestro porvenir. Nos empañamos en dirigir sus vidas, sin saber el oficio y sin vocación (…). Nada ni nadie puede impedir que sufran, que las agujas avancen en el reloj, que decidan por ellos, que se equivoquen, que crezcan, y un día nos digan adiós…” (1)

Referirse a la niñez implica abordar una temática que es un constituyente básico de planteos antropológicos y para el caso que nos ocupa de conceptualizaciones pedagógicas fundamentales. Resulta clave plantearse cómo “la pedagogía construye la infancia y la configura a partir de ciertas categorías”. (2)

Desde la mirada, mediatizada entre el texto de Oliver Twsist de Charles Dickens, (1839), y el film del mismo nombre, del realizador y director Roman Polanski, (Francia y Reino Unido 2005), intentaremos posicionarnos en la comprensión e internalización del concepto “infancia” que propone la cinta y lo confrontaremos con la “hipótesis de infancia desrealizada”, sostenida por Mariano Narodowski.


Antes de intentar un análisis sobre lo expuesto, es oportuno contextualizar la narración de Dickens, que nos muestra una combinación maestra de humor, sentimiento trágico e ironía, atravesado por una ácida crítica social, sumada a una aguda descripción de personas reales y verosímiles. Sus biógrafos señalan como una marca o registro significativo la “sensación de humillación y abandono que le acompañó desde muy pequeño y por el resto de su vida”(3), cuando a muy temprana edad debió abandonar sus estudios y ponerse a trabajar como consecuencia del encarcelamiento de su padre a causa de no poder pagar sus deudas. Así, en Oliver Twist (1939), nos muestra a un niño, abandonado en un orfanato, quien es estigmatizado como un ser problemático por el señor Bumble, cuando el pequeño se atreve, tras una cena, a pedir más comida. Después de algunas condenas, Oliver es ofrecido como aprendiz del enterrador Sowerberry, pero finalmente decide escaparse e irse a Londres. Allí, en las afueras de la ciudad, cansado y hambriento, Oliver conoce a Artful Dodger quien le ofrece un lugar donde hospedarse en Londres. El indefenso personaje transita de humillación en humillación ya que pronto descubrirá que ha caído en el mundo del hampa. Es golpeado, maltratado, explotado e incluso odiado. Finalmente, y tras varios sucesos, es recogido por el señor Brownlow, un acomodado ciudadano que por primera vez en su vida, le otorgará confianza ocupándose de él, para concluir , el niño , descubriendo el secreto de su nacimiento.

Ubicados en el tejido social que impregna las relaciones interpersonales y los intereses de los diferentes agentes de ese entramado, vemos cómo ciertas nociones que apuntaban a la infancia en otras épocas, aún en esa sociedad del siglo XIX, no habían sido superadas: “Los niños no eran ni queridos ni odiados en los términos que esos sentimientos se expresan en el presente: habría que decir en todo caso, que los niños eran simplemente inevitables”. (4)

Y si esto es de esta forma, el abandono, la humillación, la desventura, la desgracia, la postergación y la “exclusión social” se establecen, por lógica, también como inevitables. El sentimiento de supervivencia estampa y se reconoce en la vida de un infante que se hace al molde de la sociedad en la que se desenvuelve y que a pesar de ella, logra superar imponderables hacia un final de realización personal, donde el otro juega un papel decisivo, ya que quien lo sujeta y lo libera de la marginalidad es Brownlow.

Desde una noción moderna la infancia “ha sido delimitada y su ubicación depende de una rigurosa y muy minuciosa categorización que no sólo evita la integración de niños y adultos sino que, en el interior de la infancia, hace posible obtener niveles aún más sutiles (…) Este sentimiento expresa la dependencia personal del niño al adulto y la necesidad de protección por parte de éste. Ésto se complementa con una concepción del niño como un ser moralmente heterónomo y con el surgimiento del moderno sentimiento de amor maternal”(5). Los conceptos precedentes sirven para establecer un cuadro comparativo entre las conceptualizaciones diversas de infancia en diferentes períodos de la historia del hombre. Ariès Philippe, sostiene que en una época a la que él denomina Ancien Régime, “ (Los niños)… compartían con los adultos las actividades lúdicas , educacionales y productivas … no se diferenciaban de los adultos ni por la ropa que portaban ni por los trabajos que efectuaban ni por las cosas que normalmente decían o callaban” (6)

Si bien los postulados de Ariès generaron posiciones encontradas, Narodowski remarca la línea teórica de Jacques Gélis en La Historia de la Vida Privada donde este último autor destaca el concepto de individualización de la infancia como “un proceso de paulatino recorte de la figura del niño a través de sus características principales: heteronomía, necesidad de protección, necesidad de un desarrollo específico que lo convierte en adulto”.

La novela de Charles Dickens, en su versión cinematográfica, describe con rigurosa exactitud la confrontación de significaciones a las que venimos haciendo referencia y ejemplifica esa confrontación a través de las diversas experiencias vivenciales del niño ya sea con sus pares o con los adultos: “Observa esa expresión de melancolía en el rostro que bien puede ser explotada en los funerales” (7). Expresión de un adulto que observa en el niño la posibilidad de generar, por medio de él, una fuente de ingresos. Sin embargo, y como contrapartida será el afecto, la valoración al indefenso y un hondo sentimiento de humanidad lo que le posibilitará redimirlo de la tristeza que lo embargó en sus primeros años.

La desrealización de la infancia comienza, tal como lo señalamos, a ser real, en “el proceso mediante el cual la sociedad comienza a amar, proteger y considerar como agentes heterónomos a los niños” (8), allí aparecerá la institución escolar que a decir de diversos autores, “escolarización e infantilización se convierten en dos fenómenos paralelos y complementarios”·. (9)

Entonces aparecerá la Pedagogía en la escuela moderna delimitando la infancia, como “una producción discursiva destinada a normar y explicar la circulación de saberes en las instituciones escolares, (convirtiéndose) en el relato que conectará, a través de la escuela, a una infancia deseada – a veces una “ infancia norma”l- en una sociedad deseada.”

POLANSKI Y OLIVER TWIST. La primera parte de Oliver Twist (la parte más rural) nos introduce al personaje de Oliver, un chico huérfano y miserable que vive una serie de eventos desafortunados. Pasa de mano en mano, de maltrato en maltrato, de humillación en humillación, hasta que huye, camina 100 kilómetros y llega, con los zapatos destruidos, a Londres. Lejos de mejorar su situación, en la gran ciudad sigue familiarizándose y recorriendo los ricos y variados significados del término desgracia. Es evidente que ninguno (casi ninguno) de los personajes con los que se cruza el pequeño Oliver conoce la tercera formulación del imperativo categórico de o en la persona de cualquier otro, epidérmicamente grotescos, recortados contra una Londres convencionalmente bella. Y la sensación de que, más que buena o mala, esta versión de Oliver Twist es completamente inofensiva.

NOTAS AL PIE DE PÁGINA
1- Serrat, Joan Manuel, Esos locos bajitos , en http://www.step.es/~jms/bajitos/bajitos.htm

2- Baquero, Ricardo, Narodowski, Mariano, (1994), en Escuela y construcción de la infancia , Revista del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educación, IICE, Facultad de Filosofía , Universidad Nacional de Buenos Aires, texto digitalizado en Bibliografía, curso de Pedagogía, Lic en Educación .
3-Biografía de Charles Dickens en www. Epdlp.com/escritor.php?=1646.
4- Baquero, Ricardo, Narodowski, Mariano, ( 1994), Op. Cit.

5- Baquero, Ricardo, Narodowski, Mariano, ( 1994), Op. Cit.
6- Baquero, Ricardo, Narodowski, Mariano, ( 1994), Op. Cit. , citando a su vez a Ariès Philippe, en L´enfant et la vie familliale sous l´Ancienne Régine, Plon, París, 1960

7- Oliver Twist, (2005), Polanski, Roman, sobre el texto de Charles Dickens, Harwood, Ronald, guionista.
8- Baquero, Ricardo, Narodowski, Mariano , ( 1994) , Op. Cit.
9- Baquero, Ricardo, Narodowski, Mariano, ( 1994), Op. Cit.

Dejo mi saludo ritual como un apretón de manos o un "Ave María Purísima", Firme y Digno, Bocha... el sociólogo.

7 comentarios:

DLRD dijo...

Vi esa película cuando era jovencito.
Por coincidencia, el actor Mark Lester, tenía un parecido casi de gemelo con quien suscribe.
El director Roman Polanski es uno de mis favoritos, tanto en Tess como en el pianista.
Por lo demás, muy buen artículo.
Saludos!

Bocha... el sociólogo dijo...

Me alegra que te haya hecho recordar lo que me acabas de postear.

Bueno, sería cuestión de hacer una segunda parte de la película con Marihal como el galán maduro y exitoso que es... estaré en primera fila con el "pururú" (o pochoclo o palomitas de maíz... no sé como lo llaman ustedes en dominicana) listo, con el "agua tónica" bien helada y pronto para aplaudir el final. VAMOS!!!! es cuestión de animarse!!

Luz, cámara... acción!!!! (una broma, una broma che)

Saludos, amigo, gracias por el posteo... Bocha.

antonia obiol y corcoll dijo...

Mi abue solia decir esa tonta es lesa... pero no se porque me tinca que la infancia no tiene que ver con las realidades tanto de la pelicual como del libro... los problemas de marginalidad afectiva se desarrollan desde el poco tiempo de post natal de las madres, el rápido destete y la necesidad pronta por parte de las madres de que los niños sean prontamente valentes, para ellas poder cumplir con mas largos horarios de trabajo, para mejorar la calidad de vida de los suyoo ¿¿¿??? ... suma y sigue... a Charles Dickens me gusta disfrutarlo...

Besos

antonia obiol y corcoll dijo...

COMO DICE LA CANCION:

... si no te comprendí, perdón
... si en algo te ofendí, perdón.

... AOC.

Bocha... el sociólogo dijo...

Si antonia es la vorágine que nos ha impuesto, y que ní las madres se salvaban, el libre mercado desde su génesis hasta la era posmoderna.

Es notable como ser niño en la sociedad de Oliver Twist era un peso para el resto de la sociedad y en poco tiempo se convertían en adultos, respondiendo a una demanda social, con sus obligaciones y leyes, reproduciendo el modelo vigente.

La adolescencia como tal la conocemos ahora no estaba dentro de los cánones académicos de esa época, pero esto no es producto del mercado por que hay estudios hechos de tribus africanas en la cual la etapa adolescente tampoco existía; o el "bar mitzvá" que es la ceremonia que se realiza al niño judío cuando alcanza la mayoría de edad, o sea, los 13 años. Su adolescencia es una ceremonia.

Atinada la letra de la canción!!!

Saludos "twist, twist"... Bocha.

DLRD dijo...

"pururú","pochoclo" o "palomitas de maíz"... En República Dominicana:
"Cocaleca"

Saluditos!

antonia obiol y corcoll dijo...

Que notables nombres acá son "cabritas"

Saludos!

mirando por el retrovisor

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