Mucha polémica causó en el mes de noviembre la creación del Instituto de Revisionismo Histórico. Intelectuales con supuesta raigambre popular abocados a estudiar la historia con el objetivo de reivindicar a los caudillos federales, las guerrillas montoneras de consignas latinoamericanistas, erigir en próceres a los pensadores marginados del campo nacional y popular, y simultáneamente demonizar a los unitarios porteños y la acción de todos los líderes militares dueños de dudoso bronce en el país.
Por Eduardo Capdevila(*) | Nada dijeron que el revisionismo iba a ser tan rápido que en pleno verano, época históricamente signada por inactividad y somnolencia de siesta, iba a bajar desde otras esferas del Estado con la celeridad de un tsunami, para alterar viejos conceptos arraigados en la memoria colectiva. Como para fortalecer la tarea del meneado Instituto, los tiempos que corren ponen en revisión viejas nociones económicas; para esto no se aplican heterodoxas o revolucionarias teorías que refuten herencias cuestionables, sino la simple repetición de afirmaciones, como quien tacha con vehemencia un error o quiere resetear una computadora ante un error.
Para entender el nuevo proceso, nada mejor que la enumeración puntual de algunos hechos. Y lo que más debe llamar a la reflexión es que los eufemismos a las palabras “despido”, “ajuste”, “recorte”, “tercerización”, son inventados e impuestos al ritmo de propaganda política con márketing de sacrificio nacional y popular, por los mismos que denuncian hasta desgarrarse las amígdalas a la política de los años 90 por reducir el Estado y entregarlo a las corporaciones sin control.
Río Negro: la aprobación de una ley que pone en disponibilidad a todos los trabajadores del Estado atentando el principio de estabilidad laboral en la esfera pública fijado por la Constitución, se llama “revisión de situación de revista”. A una semana de la revisión ya hay casi 3.000 echados, pero obviamente se trata del “cese de revista en planta”. En los 90 ellos eran despedidos, hoy no.
En la misma provincia, se aprueba la explotación minera indiscriminada a cielo abierto con cianuro. Pero se tipifica como “producción alternativa de extracción de minerales”. En los 90 era ser entreguista, hoy ya no.
Santa Fe: se autoriza la emisión de deuda para pagar sueldos de diciembre pero al Estado no le alcanza y tiene que postergar la liquidación de sueldos de diciembre los trabajadores varias semanas, y hacerlo con un cronograma desdoblado. Se denomina “reprogramación articulada de haberes”.
Mendoza: Se congelaron por el lapso de un año y por decreto los ascensos, las recategorizaciones y aumentos salariales, previéndose recortes de personal que también serán contemplados por el eufemismo de “ceses de planta”.
Córdoba: la Municipalidad está quebrada y fue tomada por no poder pagar sueldos y la gobernación dispuso el análisis de todos los contratos temporarios, para reducirlos a la mitad. Como en el caso de Río Negro, se trata de “ceses de revista de planta temporaria”. Pero no es ajuste ni despidos; aunque la gente se queda sin laburo igual. En la misma provincia las empresas automotrices adelantan y fijan como se les antoja las vacaciones a los obreros por problemas con las importaciones y exportaciones de autopartes, controladas por el Estado nacional. Pero obviamente, son suspensiones temporarias con reprogramación de turnos para seguramente lanzar nuevos modelos al mercado.
En los servicios públicos nacionales: sin entrar en explicaciones conceptuales ni técnicas, quien pagaba de gas 40 abonará casi 200 pesos, algo parecido pasará en la luz, y en el transporte de micros y de trenes próximamente. Se autorizaron subas de tarifas a las empresas, el gobierno cortó los subsidios y se aplican impuestos sobre la tarifa plena. Y Capital Federal ya no será la capital barata de Latinoamérica, con un subte a 2,50 y con proyección de irse a 4 a fin de año. Obviamente, hablar de ajuste tarifario y aumento no es nacional y popular. Es sólo un reacomodamiento propio del “proceso de redireccionamiento sectorial de subsidios públicos” para “fortalecer las nuevas inversiones en la economía”.
Y a nivel sector público nacional, quedaron bajo revisión por decreto la friolera de 300.000 contratados, para ajustarles los plus y extras que cobran sobre los sueldos básicos. “Análisis de asignaciones extrasalariales”, parece que es la denominación oficial.
Hasta hace 10 años, cuando la matriz de un país de especulación financiera y casi sin producción nacional explotó por los aires poniendo en riesgo las instituciones nacionales, todas las medidas provinciales, nacionales y metropolitanas dadas a conocer eran ajuste, adornado con epítetos como entreguista, cipayos antipopulares y demás. Pero ahora todo cambió; es nacional y popular. Triunfó el revisionismo.
(*) El Lic. Eduardo Capdevila es director de Contenidos de Contexto24.com
Dejo mi saludo ritual como un apretón de manos o un "Ave María Purísima", Firme y Digno, Bocha... el sociólogo.
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