Ortega y Gasset, conferencia en la ciudad de La Plata en 1939 Para animarnos a la recuperación de nuestros ideales, de nuestro carácter y de nuestro destino de grandeza: “¡Argentinos, a las cosas, a las cosas! Déjense de cuestiones previas personales, de suspicacias, de narcisismos. No presumen ustedes el brinco magnífico que daría este país el día que sus hombres se resuelvan de una vez, bravamente, a abrirse el pecho a las cosas, a ocuparse y preocuparse de ellas directamente y sin más, en vez de vivir a la defensiva, de tener trabadas y paralizadas sus potencias espirituales, que son egregias, su curiosidad, su perspicacia, su claridad mental secuestradas por los complejos de lo personal”

Evolución

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sábado, 19 de octubre de 2013

19 de octubre día de la mujer motera y 1er motoencuentro Nacional de la mujer motera

Saludo a mis hermanas Templarias Bety, Gisela, Ely y Nancy... BUENAS RUTAS !!

Hace ya unos años, un sábado de octubre, muy temprano, 3 moteros, salieron a recorrer rutas. Dos horas después de la salida y en el tramo entre Nogoyá y Paraná, Entre Ríos, quien lideraba el grupo, atraído por un frondoso árbol al costado del camino, levantó su brazo izquierdo con puño cerrado, en señal de que se detenían. El lugar parecía ser un paraje concurrido, era lógico, porque se encontraba a mitad de camino. Estacionaron las motos, se sacaron los cascos, comentaban el viaje y todo el ritual que los moteros despliegan en estos descansos. Sobre una de las mochilas que apoyaron al tronco de ese árbol, pusieron cuidadosamente cascos y guantes, se disponían a beber algo, cuando de repente, como de la nada, pasó a metros de ellos algo que no se olvidarían jamás. Con un andar aplomado, esbelta, vestida de cuero gastado y una postura andariega, esa mujer, solitaria en el camino, montada en una moto de ensueño, pasó por al lado de ellos marcándole con sus dedos, el encanto cómplice, que tiene el saludo motero. A la vez y sin mediar palabras, saltaron a las motos, dejaron todo en ese árbol, y aceleraron para darle alcance… devolverle el saludo o acompañarla un momento, o algo, no sabían bien qué, pero era lo que ellos sintieron en ese momento. Alcanzarla y viajar con ella unos metros aunque sea. No tardaron en ponerse a la cola de esa moto ya que no iba a más de 80 km/h, podían ver todo el encanto que emanaba, de esa conjunción de moto y mujer. Lo raro era, que por más que aceleraban para ponerse a la par y saludarla, siempre estaba unos metros por delante y ni siquiera notaban un cambio de revoluciones esa moto, simplemente no la podían alcanzar. Recordando que todo había quedado en el árbol, decidieron abandonar la carrera y volver. Nuevamente el saludo motero, que fue contestado con largos y repetidos bocinazos. Todos pensaron esperanzados, que una mujer así, no iba a ser difícil encontrarla en algún encuentro de motos. De regreso y faltando un kilómetro para llegar al improvisado paraje, veían que algo no estaba bien en ese lugar… un acoplado se desenganchó de un camión y fue a dar de lleno en el árbol donde se habían detenido minutos antes.. Podían ver los cascos y la mochila entre medio de las ruedas…, estacionados en la mano de enfrente, todavía en las motos, se miraron y a la vez giraron sus cabezas, buscando a lo lejos a esa mujer que persiguieron. ¿Quién era? ¿Qué era eso que les había salvado la vida?... Fueron a muchos encuentros de motos, averiguaron, pero nunca supieron más de ella, sólo descubrieron a cambio, que en el espíritu de todas las mujeres moteras, encontraban algo de esa mujer. Esto paso, un 19 de octubre.

Buenas rutas, Bocha... el motero. 

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