El Chile de Piñera, de modelo para candidatos a patito feo de América

Por Alejandro Bercovich

Menos de un mes antes de las primarias del 14 de agosto, Eduardo Duhalde evocaba el “modelo chileno” en una entrevista por TV con Joaquín Morales Solá. La oferta lucía atractiva: crecimiento económico, apertura comercial, inversión extrajera y supuesta eficacia a la hora de reducir la pobreza.

Pero aunque ya muchos políticos y empresarios argentinos habían ungido antes a los vecinos trasandinos como ejemplo, ésa fue una de las últimas veces que alguien lo hizo. A los pocos días los noticieros se poblaron de imágenes de movilizaciones masivas contra el presidente Sebastián Piñera y salió a la luz la realidad oculta hasta entonces: que el país del milagro del Pacífico está entre los 15 más desiguales del mundo según el PNUD y que la salud, la educación, la vivienda y hasta la calefacción son derechos muy restringidos para amplias capas de la población. 

Es cierto que la brecha social quedó abierta desde la dictadura pinochetista y no es obra de Piñera, como él mismo arguyó en su defensa en medio del paro nacional que terminó ayer. Con Michelle Bachelet también hubo protestas, como que llevaron a los “pingüinos” a las tapas de los diarios del mundo con su pelea por el boleto estudiantil. Pero Piñera logró unir en su contra a movimientos que permanecían aislados. Y en parte fue por la reacción que generó un discurso gubernamental que parece anclado en el ya abandonado Consenso de Washington, con exaltaciones del individualismo de mercado y condenas permanentes a cualquier intervención estatal redistributiva.

Según un documentado folleto que hizo circular entre los manifestantes el grupo político-cultural “Sentidos Comunes”, las siete principales fortunas de Chile (incluyendo la de Piñera) superan en un 50% el presupuesto estatal para todo 2011. Los seis ministros más influyentes de Piñera, además, fueron directores, gerentes o presidentes de los grupos Falabella, Luksic-Quiñenco, Lan, Copec y Los Condes, entre otros. 

Uno de los atractivos más destacados por los exégetas del modelo chileno fue siempre el crédito fácil para las familias. Lo que ninguno mencionó jamás es que el 20% más pobre de la población está endeudado por el equivalente a un 54% de sus ingresos anuales, mientras el chileno promedio debe un 43% de lo que gana al año. Los pobres, para peor, pagan tasas usurarias a las cadenas minoristas y supermercados que les fían, mientras los bancos les prestan más barato a los más pudientes.

La irritación popular con Piñera tiene sus motivos. De cada diez pesos que pagará un chileno en los próximos años por electrodomésticos en cuotas o compras “tarjeteadas”, siete irán a engrosar las ganancias de empresas dirigidas hasta hace poco por sus ministros. Un matrimonio de clase media accede a mejores créditos hipotecarios para la vivienda que uno argentino de similar poder adquisitivo, pero su comedor se calienta con querosén y la universidad de sus hijos y la prepaga de sus padres resultan impagables. 

Hasta su implosión política, el “modelo chileno” no fue patrimonio exclusivo de los candidatos en campaña. Multitud de empresarios y economistas como el presidente de la Fundación Pensar, Miguel Braun, también lo reivindicaron. Este último lo hizo en varios de esos debates que se dan en twitter, apocopados y atolondrados por el límite tiránico de los 140 caracteres. Pero justo es decirlo, la mayoría se arrepintió y dejó de hacerlo cuando los estudiantes empezaron a desplegar las movilizaciones que terminaron en la huelga general de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT). Bien por ellos.

Fuente: http://www.diariobae.com/diario/2011/08/26/1271-el-chile-de-pinera-de-modelo-para-candidatos-a-patito-feo-de-america.html

COMENTARIO: Si bien evoca un hecho del 2011 lo que se quiere rescatar en el taller blog que por estos lares se sigue pensando sobre el modelo chileno y bien vale refrescar la memoria de que "no todo lo que brilla es oro". Duhalde no está lejos en intenciones de tomar ese modelo "facilista" pero que hipotecaría el futuro de cada argentino. No hace falta crear una burbuja financiera, sabemos el ruido que hace cuando explota. Basta mirar al país de Tío Sam y a Europa pero es algo raro para el argentino que se quiera mirar, por esta vez, el modelo que siempre han seguido.
La pregunta obligada para el modelo argentino creo que es ¿créditos blandos para familias o subsidios?. Ni un extremos ni el otro sino las dos cosas ya que cada uno responderá más apropiadamente a una situación en particular.
Una hipoteca de por vida para todos termina generando a la larga más pobreza al no tener el país una estabilidad económica en el tiempo que permita no endeudarse más para seguir pagando deuda. Es difícil tener una moneda soberana cuando muchos cacerolean por dólares. Y los subsidios de por vida ya escapan al principio de subsidiariedad de que la institución más fuerte "ayuda" a la más débil hasta que ésta pueda valerse por sus propio medios y termina siendo una compra de votos. Las exigencias de que los hijos estén escolarizados y vacunados para que uno de los subsidios sean entregados (porque hay varios y las exigencias son distintas) hizo que se eliminaran los punteros políticos que se quedaban con un porcentaje de cada beneficio.
Junto a los créditos blandos por parte del gobierno hay que crear nuevos puestos de trabajo y remuneraciones dignas para aproximarse lo que más se pueda al pleno empleo para la población y disminuir los créditos y los subsidios. Para ello el Estado cuenta con los empresarios ya que no todo tiene que ser del Estado.

Dejo mi saludo ritual como un apretón de manos o un "Ave María Purísima", Firme y Digno, Bocha... el sociólogo.