Los cetáceos son animales conscientes de sí mismos y son seres culturales, sostienen. La medida evitaría su caza y su uso en shows acuáticos.
Este reconocimiento significaría poner fin a la caza de ballenas, a su cautiverio y a su uso en espectáculos. Cerca de 300 mil ballenas, delfines y marsopas mueren debido a la caza o accidentes durante la pesca.
La iniciativa se basa en años de investigación que demostraron que los delfines y las ballenas tienen cerebros grandes y complejos y un nivel similar de autoconciencia a la humana.
Diana Reiss, de la Universidad de la Nueva York, demostró en un estudio que los delfines pueden reconocerse en un espejo y utilizarlo para inspeccionar distintas partes de su cuerpo, una habilidad que se creía exclusiva de los seres humanos y de los grandes simios.
Una serie de estudios sobre el comportamiento sugiere que los delfines son más inteligentes que los chimpancés y demuestran que poseen personalidades distintas, un fuerte sentido de sí mismos y pueden pensar en el futuro.
También se demostró que son animales con cultura; esto es, que pueden aprender en forma rápida nuevos comportamientos de delfín a delfín. En un caso reciente, mientras un delfín rescatado se recuperaba durante tres semanas en un delfinario en Australia, se le enseñó a nadar sobre la cola.
Después de ser liberado, los científicos comprobaron que los delfines salvajes habían aprendido el ejercicio del delfín que había estado en cautiverio y sólo por diversión, ya que no cumple ninguna función.
Otro estudio reveló que estos mamíferos enseñan a sus crías a usar esponjas naturales para proteger su rostro mientras buscan peces con espinas. “Su aprendizaje es similar a lo que vemos en niños pequeños”, dijo Reiss.
Genios. Los delfines son más inteligentes que los chimpancés.
La Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, la sociedad científica más grande del mundo y propietaria de la revista Science , cree que delfines y ballenas deben ser tratados como personas no humanas con sus derechos a la vida y debe respetarse su libertad.
Este reconocimiento significaría poner fin a la caza de ballenas, a su cautiverio y a su uso en espectáculos. Cerca de 300 mil ballenas, delfines y marsopas mueren debido a la caza o accidentes durante la pesca.
La iniciativa se basa en años de investigación que demostraron que los delfines y las ballenas tienen cerebros grandes y complejos y un nivel similar de autoconciencia a la humana.
Diana Reiss, de la Universidad de la Nueva York, demostró en un estudio que los delfines pueden reconocerse en un espejo y utilizarlo para inspeccionar distintas partes de su cuerpo, una habilidad que se creía exclusiva de los seres humanos y de los grandes simios.
Una serie de estudios sobre el comportamiento sugiere que los delfines son más inteligentes que los chimpancés y demuestran que poseen personalidades distintas, un fuerte sentido de sí mismos y pueden pensar en el futuro.
También se demostró que son animales con cultura; esto es, que pueden aprender en forma rápida nuevos comportamientos de delfín a delfín. En un caso reciente, mientras un delfín rescatado se recuperaba durante tres semanas en un delfinario en Australia, se le enseñó a nadar sobre la cola.
Después de ser liberado, los científicos comprobaron que los delfines salvajes habían aprendido el ejercicio del delfín que había estado en cautiverio y sólo por diversión, ya que no cumple ninguna función.
Otro estudio reveló que estos mamíferos enseñan a sus crías a usar esponjas naturales para proteger su rostro mientras buscan peces con espinas. “Su aprendizaje es similar a lo que vemos en niños pequeños”, dijo Reiss.
Fuente: La Voz del Interior on line
COMENTARIO de mallika:
Breve historia del concepto de "persona"
El término latino persona deriva de la voz griega prosopon (prósôpon), máscara, máscara que cubría el rostro de un actor al desempeñar su papel en el teatro. Persona significó también “sonar a través de algo”, “hacer resonar la voz”, como la hacía resonar el actor a través de la máscara, y también significó “desempeñar un papel”.
El vocablo persono también fue usado en el sentido jurídico como “sujeto legal”, sentido que se empleó en el derecho judío para el “patriarca” (propietario de bienes y esclavos) y en el derecho romano para los ciudadanos romanos plenos o ciudadanos romanos aliados.
Ha sido muy discutido si los antiguos griegos tuvieron o no una idea de la persona en cuanto “personalidad humana”: si bien los griegos no elaboraron una noción de persona tan precisa como los autores cristianos, podemos afirmar que concibieron el ser del hombre como “parte del cosmos” o “miembro del Estado-ciudad”. Las escuelas helenísticas, como los epicúreos o los estoicos, buscaron también para el hombre una subjetividad propia pergeñada de una conducta intelectual y de una moral determinadas.
La noción de persona dentro del pensamiento cristiano fue elaborada, por lo menos en su origen, en términos teológicos, a menudo por analogía con términos o conceptos antropológicos. En la noción participaron los teólogos que precisaron los dogmas establecidos en el Concilio de Nicea, en el que una de las cuestiones principales debatidas fue la cuestión de la relación entre “naturaleza” y “persona” en Cristo. Uno de los primeros autores que desarrolló la noción de persona en el pensamiento cristiano fue San Agustín, que, refiriéndose a las personas divinas, afirmó que no podían ser consideradas como simples substancias (impersonales) en el sentido “clásico” del término “substancia”. Boecio definió persona como “una substancia individual de naturaleza racional”. San Anselmo aceptó la definición de Boecio y subrayó el contraste entre “persona” y “substancia”: “persona refiere a una naturaleza racional individual, mientras que substancia se refiere a los individuos, la mayor parte de los cuales subsisten en la pluralidad”. Santo Tomás sostuvo que los individuos de naturaleza racional poseen, como primeras substancias, un nombre que los distingue de todas: el nombre “persona”. A diferencia de ‘hipóstasis’ (del griego hipokeimenon), la subsistencia, que designaba también a la persona -pero que acabó por referirse a la substancia como soporte de los accidentes-, ‘persona’ designaría el soporte individual racional.
Los filósofos modernos tampoco eliminaron los elementos metafísicos implícitos en la noción de persona. Leibniz afirmó que “la palabra ‘persona’ denotaba la idea de un ser pensante e inteligente, capaz de razón y de reflexión, y que podía seguir considerándose a sí mismo como él mismo, aunque pensara en distintos tiempos y en lugares diferentes”. Los pensadores modernos emplearon, además, en su tratamiento de la noción de persona, elementos psicológicos y éticos. Actualmente existe una distinción, subrayada por muchos pensadores contemporáneos, entre la noción de individuo y la de persona. Las razones de esta distinción son varias. El término ‘individuo’ se aplicaría a una entidad cuya unidad, aunque compleja, es definible negativamente: algo, o alguien, es individuo cuando no es otro individuo. El término ‘persona’ se aplicaría a una entidad cuya unidad es definible positivamente y con elementos procedentes de sí misma. El individuo está determinado en su ser, mientras que la persona es libre. La contraposición entre lo determinado y lo libre como contraposición entre el individuo y la persona fue elaborada especialmente por filósofos que insistieron en la importancia de lo “ético” en la constitución de la persona. Así ocurrió con Kant, que definió la persona como “libertad e independencia frente al mecanicismo de la naturaleza entera, puesto que ella misma es la que se da a sí misma leyes puras prácticas establecidas por su propia razón” (K. r. V.). La persona, en cuanto “personalidad moral”, es para Kant “libertad de un ser racional bajo leyes morales”. En algunos casos, los elementos éticos que Kant subrayó en la noción de persona se hicieron de nuevo “metafísicos”. Tal sucedió en Fichte, para quien el Yo no es sólo persona, un centro de actividades racionales, sino también, y sobre todo, es un “centro metafísico”, “fuente” de actividades “volitivas”. La aportación de Hegel a este respecto es, mucho más que sugerente, el nudo de la cuestión: para Hegel el ser-para-sí (el individuo) es un átomo incomunicable e impenetrable, pero en tanto que se concibe a sí mismo como un individuo autónomo, frente a todo tipo de alteridad, es persona (Fenomenología del espíritu). Pero también, como sigue Hegel, el esclavo puede sentirse, tanto para los demás como para sí mismo, como persona. Esto es porque su reconocimiento como persona es otorgado, pero no adquirido, y sólo en la coincidencia de la autonomía y de la negación de la exterioridad (mediante la propiedad y el trabajo) en un mismo sujeto podrá hablarse con sentido de “persona”. Después –añade- es únicamente en el estado de derecho (Rechtzustand) –cuya contextualización histórica viene dada ya por el mundo romano- donde aparece, ya como espíritu, la persona propiamente dicha. Así, pues, la res pública (Gemeinwesen) es lo que hace al hombre ser persona, una abstracta universalidad en la que todos los individuos “cuentan” y “valen” igual. En El puesto del hombre en el cosmos Scheler (1874-1928) escribe que el hombre es capaz «de desvincularse del poder, de la presión, del vínculo con la vida y de aquello que le pertenece». En este sentido, es un ser espiritual, que ya no está atado a impulsos inmediatos, sino que está esencialmente abierto al mundo. La persona no es el “yo trascendental”, una hipóstasis, sino un individuo concreto, unidad orgánica de un sujeto espiritual que se sirve del cuerpo, en calidad de instrumento, para llevar a la práctica determinados valores. Además, para Scheler, la persona se halla originariamente en relación con el “yo” del otro. Tal relación abarca desde las formas inferiores de vida social hasta la culminación, consistente en la relación de amor (masa, que surge del contacto emocional; sociedad, que nace de un contrato; comunidad vital o nación; comunidad jurídico-moral (Estado, escuela, círculo de ideas); y comunidad de amor (Iglesia). Para Mounier (1905-1950), el representante francés del personalismo comunitario, mi persona no es la conciencia que yo poseo de ella. Cada vez que llevo a cabo un acto de constatación de mi propia conciencia, lo único que constato son fragmentos efímeros de individualidad. En la filosofía social de finales de siglo XX el economista estadounidense James Buchanan (1919) introduce un nuevo concepto de persona basado en la propiedad. Buchanan distingue entre lo que él denomina “anarquía real” y “anarquía ordenada”. La anarquía real está caracterizada por la ausencia absoluta de acuerdo y respeto por lo que es propio de los demás; se trata de la guerra de todos contra todos que Hobbes describe como “estado de naturaleza”. Para superar esa anárquica guerra de todos contra todos, surge la necesidad de definir y hacer que se respeten los límites de actuación de los individuos, límites que vienen marcados por el derecho de propiedad, que es lo que define, para Buchanan, a la persona. Los límites de la acción de todos los individuos son infinitos, dentro de un ámbito en el cual cada cual es dominus, señor, es decir, hombre libre y capaz de autodeterminación. Se es persona en el marco de la ley y siempre a partir de un derecho reconocido a hacer ciertas cosas. La persona es, pues, un concepto legal. Un concepto de persona distinto a éste es el que defienden los representantes de la ética discursiva (Apel y Habermas). Aquí, el sujeto (la persona) no aparece como un observador, sino como un hablante que interactúa con un oyente. La apertura a la alteridad y el rechazo del individualismo solipsista son entonces radicales: yo aparezco como un alter ego, de modo que la conciencia de mí mismo ya es un fenómeno generado comunicativamente.
2 comentarios:
Intercambio con Alberto Tapiero (Sábado 25 de Febrero, 12:37) en La Voz(ta) del Interior.
Supongo que como ninguno de esos filósofos vive hoy, como hombres de su tiempo, le importaban muy poco estas cosas que son actuales, distantes en tiempo y espacio, producto de la evolución social, de los nuevos conceptos y de los descubrimientos de la ciencia. Si Darwin, muchos años después de tanto Concilio, demuestra que hay un origen común de las especies, y hoy se ha establecido que la diferencia genética entre humanos y chimpancés es solo del 1,2 %, , habrá que rever tanto concepto arcaico. El delfín es delfín y el chimpancé solo un chimpancé, pero capaces de sentir dolor, de crear lazos comunicacionales y afectivos. No tendrán abogados, pero cualquier pensante les reconoce el derecho a la vida, a preservarlos de tanta barbarie. Justamente dinamarqueses, japoneses, que no podemos considerar muy ignorantes, suelen matarlos a palos, o usan grandes buques que andan cerquita, por Malvinas, rejuntando todo, especialmente delfines y ballenas con “fines científicos”. Menos mal que algunos evolucionan, sino te aplican a Marx, a Kant, a Savonarola y te queman en plaza pública por cualquier cosa. Para construir un mundo mejor, hay que pensar no solo en el hombre sino en el medio ambiente y todo lo que constituye aquello que llamamos vida, esa maravilla aún inexplicada. Los invito a ver Food Inc. y después comerse una hamburguesa, un pollito al spiedo o un bife de chorizo, a ver si le quedan ganas. Y allá por el 1100 ya andaba alguno avizorando que las cosas no eran tan complicadas: “Alabado seas, mi Señor, en todas tus criaturas, especialmente en el Señor hermano sol, por quien nos das el día y nos iluminas. Alabado seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas, en el cielo las formaste claras y preciosas y bellas. Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento y por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo, por todos ellos a tus criaturas das sustento. Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego, por el cual iluminas la noche, y es bello y alegre y vigoroso y fuerte. Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sostiene y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.” ¿Acaso el primer ambientalista?
Bocha... el sociólogo (Sábado 25 de Febrero, 13:24)
Es difícil hablar de "primer" ambientalista. Nuestros pueblos originarios ya tenían un culto muy arraigado y espiritualizado en sus culturas con respecto a lo que se refiere en el cuidado y "respeto" a la Pachamama, a la naturaleza. Francisco se suma a esa conexión espiritual y real con el medio ambiente que a lo largo de la historia, debido al dominio de la técnica, la ciencia, la economía el hombre fue perdiendo. Sin dudas él fue un "oasis".
alberto tapieroSábado 25 de Febrero, 13:33
¿Sacrificando seres humanos en altares? Me temo que analizar civilizaciones o culturas fuera de su contexto nos lleva a cometer el error de "actualizar" sus costumbres, lo cual es erróneo, dejando detalles complejos de lado. Justamente lo que quise expresar, los hombres tienen un extraordinario valor en su época, y hasta pueden trascenderla, pero no por mucho tiempo, el perpetuo cambio es lo que hace a la civilización tal cual hoy la entendemos. Mañana,chi lo sa? No obstante, muy fructífero leer puntos de vista diferentes, o no tanto, en medios que tan castigados están por estos días, o tan cargados de agresión.
Bocha... el sociólogoSábado 25 de Febrero, 14:04
Creo que el tema de los sacrificios abre una puerta grándísima de discusión pero creo que no viene el caso hacerlo aquí. También desde la óptica cristiana se podría discutir del sacrificio que hace Dios de su único hijo. Descontextualizarlo lo hace ver un Dios cruel. Concurdo en que leer puntos de vistas distintos es fructífero. Saludos rituales, Bocha.
ciudadano criticoSábado 25 de Febrero, 17:08
Hermoso descubrimiento, aunque ya se tenía sospechas acerca de que los delfines son animalitos llamativamente inteligentes. Para su tratamiento, en cuanto al respeto que se merecen, pienso que deberíamos pisar un poco más tierra firme que los lectores filósofos-sociólogos que se despacharon con toda erudición en estas páginas. Por caso, el Código Civil de Vélez Sarsfield dice que "persona es todo ente susceptible (o sea capáz) de adquirir derechos ...". La expresión "ente" bien podría no ser privativa del animal humano y comprender también a los no humanos, pero no nos metamos en ese asunto que seguramente va a generar polémica y los animales no pueden esperar. En el caso de Córdoba, está vigente la Ordenanza 11.006, referida precisamente a los animales. Dicha Ordenanza, en su Capítulo XVI - art. 67°, adhiere sin restricciones, a la Declaración Universal de los Derechos del Animal, promulgada por la UNESCO en el año 1978, esto es, incorpora íntegramente sus previsiones, las que de tal modo pasan a formar parte integrante de la misma. Entre las disposiciones de dicha Declaración (y a las que se adhiere expresamente), se encuentran los puntos 10.1, que dice que “no se ha de explotar a ningún animal para diversión del hombre” y el 10.2 que reza: "las exhibiciones de animales y los espectáculos que se sirven de ellos son incompatibles con la dignidad del animal". Por eso, cuando la Municipalidad autoriza por ejemplo espectáculos con animales en el zoológico (ofrecen uno con delfines hasta de noche), están violando la normativa que ellos mismos han promulgado.
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