La Unión Soviética se adelantó a Estados Unidos y puso al primer ser humano en órbita.
Carrera espacial. Soviéticos llevaban clara ventaja a Estados Unidos, según Londres (AP)..
Washington. El espacio se convirtió en una extensión de la Guerra Fría cuando Rusia se adelantó a Estados Unidos con el primer vuelo orbital tripulado que protagonizó el cosmonauta Yuri Gagarin, de cuya proeza se cumplirán 50 años.
Los estadounidenses ya se habían quedado boquiabiertos cuando escucharon el primer “bip-bip” que transmitió en 1957 el Sputnik, el primer satélite artificial de la historia, lanzado al espacio por los rusos. Pero no podían creer que los rusos, de nuevo, les hubieran ganado la carrera espacial al conseguir, el 12 de abril de 1961, poner al primer humano en órbita.
La noticia fue ampliamente difundida por la prensa de todo el mundo, que llegó a calificar al cosmonauta ruso como “el nuevo Cristóbal Colón del espacio”, pero fue algo minimizada en Estados Unidos.
El diario The New York Herald Tribune aseguraba, por ejemplo, que no importaba quién fuera el primero en llegar al espacio, pero el nerviosismo era patente entre la comunidad científica.
“Para alcanzarlos tendremos que correr como diablos”, aseguraba Wernher Von Braun, entonces portavoz de la exploración espacial de la Nasa.
El entonces presidente, John F. Kennedy, felicitó en un telegrama al gobierno de Nikita Jrushchov y se mostró confiado en que Estados Unidos podría emular la hazaña rusa. Lo consiguió un mes después, pero el golpe de efecto ya estaba dado.
“Con la carrera espacial ya en pleno apogeo en la década de los ‘70, tanto la Unión Soviética como Estados Unidos aprovecharon el efecto amplificador que proporcionaban las hazañas espaciales”, cuenta la periodista Nadjejda Vicente en su libro La cuenta atrás de la carrera espacial al turismo cósmico .
Si bien la Guerra Fría no representó una confrontación militar directa, sí provocó fuertes tensiones políticas, económicas y científicas entre las dos superpotencias, que se trasladaron también al espacio.
Los éxitos espaciales de Rusia tenían cada vez más resonancia. “Nadie sabía hacia dónde se avanzaba ni qué depararía el espacio exterior, pero se temía que desde allí se pudiera alcanzar el máximo poderío militar”, indica Vicente.
Científicos británicos se aventuraron a decir que, en ese campo, la Unión Soviética estaba “unos tres años” por delante de Estados Unidos, al tiempo que el Kremlin se movía con rapidez para mostrar la hazaña de Gagarin como una victoria.
Ante esta perspectiva, Kennedy no se podía quedar de brazos cruzados viendo cómo su enemigo comunista se apuntaba otro tanto en la carrera espacial y tras consultar con el vice Lyndon Johnson y científicos de la Nasa, tomó una decisión.
En mayo de ese mismo año, anunciaba ante el Congreso de Estados Unidos sus planes para llevar al hombre a la Luna antes del fin de la década. La misión suponía un enorme reto pero Estados Unidos debía conseguir el éxito, que se logró el 20 de julio de 1969.
Durante años esta pugna tecnológica fue dando avances científicos, pero al final acabó con una paz tácita en forma de colaboración en nombre de la ciencia.
Boris Chertok, uno de los principales ayudantes del ingeniero Sergei Korolev que diseñó numerosos cohetes espaciales para Moscú, reconoció años después que este enfrentamiento fue el motor del desarrollo espacial. En 1975 se sellaba esa paz con el primer acuerdo entre Estados Unidos y la Unión Soviética para cooperar en los vuelos espaciales tripulados.
La misión Apolo-Soyuz abrió la puerta a esos vuelos, un esfuerzo que continúa 50 años después en la Estación Espacial Internacional en la que astronautas de ambos países conviven en paz y con el recuerdo de aquel intrépido joven de 27 años llamado Gagarin.
Los estadounidenses ya se habían quedado boquiabiertos cuando escucharon el primer “bip-bip” que transmitió en 1957 el Sputnik, el primer satélite artificial de la historia, lanzado al espacio por los rusos. Pero no podían creer que los rusos, de nuevo, les hubieran ganado la carrera espacial al conseguir, el 12 de abril de 1961, poner al primer humano en órbita.
La noticia fue ampliamente difundida por la prensa de todo el mundo, que llegó a calificar al cosmonauta ruso como “el nuevo Cristóbal Colón del espacio”, pero fue algo minimizada en Estados Unidos.
El diario The New York Herald Tribune aseguraba, por ejemplo, que no importaba quién fuera el primero en llegar al espacio, pero el nerviosismo era patente entre la comunidad científica.
“Para alcanzarlos tendremos que correr como diablos”, aseguraba Wernher Von Braun, entonces portavoz de la exploración espacial de la Nasa.
El entonces presidente, John F. Kennedy, felicitó en un telegrama al gobierno de Nikita Jrushchov y se mostró confiado en que Estados Unidos podría emular la hazaña rusa. Lo consiguió un mes después, pero el golpe de efecto ya estaba dado.
“Con la carrera espacial ya en pleno apogeo en la década de los ‘70, tanto la Unión Soviética como Estados Unidos aprovecharon el efecto amplificador que proporcionaban las hazañas espaciales”, cuenta la periodista Nadjejda Vicente en su libro La cuenta atrás de la carrera espacial al turismo cósmico .
Si bien la Guerra Fría no representó una confrontación militar directa, sí provocó fuertes tensiones políticas, económicas y científicas entre las dos superpotencias, que se trasladaron también al espacio.
Los éxitos espaciales de Rusia tenían cada vez más resonancia. “Nadie sabía hacia dónde se avanzaba ni qué depararía el espacio exterior, pero se temía que desde allí se pudiera alcanzar el máximo poderío militar”, indica Vicente.
Científicos británicos se aventuraron a decir que, en ese campo, la Unión Soviética estaba “unos tres años” por delante de Estados Unidos, al tiempo que el Kremlin se movía con rapidez para mostrar la hazaña de Gagarin como una victoria.
Ante esta perspectiva, Kennedy no se podía quedar de brazos cruzados viendo cómo su enemigo comunista se apuntaba otro tanto en la carrera espacial y tras consultar con el vice Lyndon Johnson y científicos de la Nasa, tomó una decisión.
En mayo de ese mismo año, anunciaba ante el Congreso de Estados Unidos sus planes para llevar al hombre a la Luna antes del fin de la década. La misión suponía un enorme reto pero Estados Unidos debía conseguir el éxito, que se logró el 20 de julio de 1969.
Durante años esta pugna tecnológica fue dando avances científicos, pero al final acabó con una paz tácita en forma de colaboración en nombre de la ciencia.
Boris Chertok, uno de los principales ayudantes del ingeniero Sergei Korolev que diseñó numerosos cohetes espaciales para Moscú, reconoció años después que este enfrentamiento fue el motor del desarrollo espacial. En 1975 se sellaba esa paz con el primer acuerdo entre Estados Unidos y la Unión Soviética para cooperar en los vuelos espaciales tripulados.
La misión Apolo-Soyuz abrió la puerta a esos vuelos, un esfuerzo que continúa 50 años después en la Estación Espacial Internacional en la que astronautas de ambos países conviven en paz y con el recuerdo de aquel intrépido joven de 27 años llamado Gagarin.
27 años. Era la edad de Gagarin en su proeza (AP).
http://www.lavoz.com.ar/noticias/mundo/medio-siglo-hazana-gagarin-plena-guerra-fria
ONU declara el Día del Hombre en el Espacio
La Asamblea General de la ONU decidió establecer el 12 de abril como Día Internacional del Hombre en el Espacio.
La fecha fue elegida en ocasión del próximo cincuentenario del vuelo del cosmonauta ruso Yuri Gagarin, el primer humano que viajó al espacio, según reportó la agencia italiana Ansa.
El 12 de abril de 1961, aquel hijo de un carpintero ruso, que tenía entonces 27 años, tripuló un vuelo de 108 minutos y retornó sano y salvo a la Tierra.
Gagarin completó su descenso en un paracaídas en la llanura rusa, donde una anciana, tras recibirlo asombrada, le ofreció pan y leche.
Dos décadas después del derrumbe de la Unión Soviética, que en aquellos comienzos superaba a Estados Unidos en la investigación espacial, Gagarin sigue siendo motivo de orgullo para los rusos.
El primer cosmonauta falleció en 1968 en un accidente de aviación.
LEER: Homenaje en Moscú a perros que permitieron primer vuelo del hombre al cosmos
Ритуал приветствия, Bocha.
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