Ortega y Gasset, conferencia en la ciudad de La Plata en 1939 Para animarnos a la recuperación de nuestros ideales, de nuestro carácter y de nuestro destino de grandeza: “¡Argentinos, a las cosas, a las cosas! Déjense de cuestiones previas personales, de suspicacias, de narcisismos. No presumen ustedes el brinco magnífico que daría este país el día que sus hombres se resuelvan de una vez, bravamente, a abrirse el pecho a las cosas, a ocuparse y preocuparse de ellas directamente y sin más, en vez de vivir a la defensiva, de tener trabadas y paralizadas sus potencias espirituales, que son egregias, su curiosidad, su perspicacia, su claridad mental secuestradas por los complejos de lo personal”

Evolución

Evolución
El conocimiento es bueno sólo si se comparte. Nada es imposible para una mente dispuesta. Espero que este blog ayude a aquellos que están buscando conocimientos, al igual que yo.
Libro de quejas:
A) Las imágenes y/o enlaces contenidos en este tallerblog tienen solamente una intencionalidad didáctica y una funcionalidad educativa.
B) No mantiene ningún tipo de relación con las personas o instituciones mencionadas en las notas.
Lo mismo sucede con todos los posibles enlaces invisibles adheridas por parte de terceros a las notas publicadas. Los cuales ya no son voluntad del administrador del taller blog. Ergo, el administrador no responde ni se responsabiliza sobre las actividades de los mismos.
C) El administrador y moderador de este Tallerblog hace todo lo posible por remover cualquier material cuestionable, pero todos los comentarios publicados en las entradas, o traídos de la página homónima de facebook, expresan las opiniones de sus autores y no la del administrador, moderador o blogspot por lo cual no se les considerará responsables excepto por los mensajes publicados por ellos mismos.

domingo, 20 de febrero de 2011

El país que soñó Sarmiento

Por Marcelo Gullo* 

El 15 de febrero se cumplieron 200 años del nacimiento del “Maestro de América”, don Domingo Faustino Sarmiento. “Sarmiento el soñador, sigue soñándonos”, escribió en una ocasión Borges, quizás, porque el país que imaginó Sarmiento en el siglo XIX, era el mismo que Borges quería ver restaurado en pleno siglo XX, luego de la caída, en septiembre de 1955, del  “segundo tirano”. Pero, con qué país soñó el ilustre sanjuanino. Dejemos, en lo posible, que el mismo  Sarmiento nos lo relate

Fue Domingo Faustino Sarmiento quien preguntándose qué cosa era “civilización” y qué “barbarie”, definió que “civilización” era el idioma inglés y, “barbarie” el castellano. “Barbarie” era, para “el Maestro de “América”, todo lo autóctono, por el solo hecho de serlo y, por supuesto - y he ahí el punto que más le interesaba a Inglaterra- “civilización” era la aceptación a rajatabla de la teoría del liberalismo económico salvaje y del libre cambio absoluto. Fue Sarmiento el más brillante propagandista argentino de la teoría del libre cambio y la división internacional del trabajo. Al respecto, Manuel Gálvez, en su biografía de Sarmiento, escribe: “Nadie escribió tanto como él a favor del comercio libre, y aun fue el primero en hacerlo. Cuando cayó Rosas y con él su ley de Aduanas, nuestras industrias se arruinaron. Ya he dicho que solamente en Buenos Aires había ciento seis fábricas y setecientos cuarenta y tres talleres y que  la industria del tejido florecía asombrosamente en las provincias. El comercio libre significó la entrada, con insignificantes derechos aduaneros, de los productos manufacturados ingleses, con los que no podían competir los nuestros. Y la industria argentina murió.”[1]

A tal punto llegó el desprecio por lo autóctono en la mentalidad de Sarmiento- conquistada por el imperialismo cultural anglosajón - que llegó a aconsejar, durante las guerras civiles desarrolladas en Argentina, que: “...no se ahorrara sangre de gaucho, porque era lo único que tenían de humano...” y que este, el gaucho, “... sólo servía para estiércol de la pampa”

Importa destacar que su desprecio por el gaucho solo fue superado por el que sentía hacia la población indígena. El 27 de septiembre de 1844 escribió en el diario “El Progreso”: “Por los salvajes de América sentimos una invencible repugnancia sin poderlo remediar; y para nosotros, Colocolo, Lautaro, Caupolicán, no son más que indios asquerosos a quienes habríamos hechos colgar y mandaríamos colgar ahora mismo si reapareciesen.”[2] Años después escribía en “El Nacional”, del 19 de mayo de 1857: “Logramos exterminar a los indios?  : Lautaro, Rengo, y Caupolicán son unos indios piojosos, porque así son todos. Incapaces del progreso. El exterminio de esa canalla es providencial y útil, sublime y grande... Se les debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño que tiene ya, el odio instintivo al hombre civilizado.”[3]

Era  seguramente el país con que soñó Sarmiento un país democrático: “Los gauchos que se resistieron a votar por nuestros candidatos exclamó exultante Sarmiento el 17 de junio de 1857- fueron puestos en el cepo o enviados a las fronteras con los indios y quemados sus ranchos. Bandas de soldados armados recorrían las calles acuchillando y persiguiendo a los opositores. Tal fue el terror que sembramos que el día 29 triunfamos sin oposición”. [4]

Era seguramente, también, el país con que soñó Sarmiento un país donde debía reinar la justicia social: “Las Cámaras no deben votar partidas para la caridad pública  -sostuvo Sarmiento, el 13 de septiembre de 1859 en el Senado de la Provincia de Buenos Aires- porque la caridad cristiana no es del dominio del Estado. El Estado no tiene caridad, no tiene alma...Si los pobre se han de morir que se mueran...El mendigo es como la hormiga. Recoge los desperdicios. De manera que es útil sin necesidad que se le dé dinero...¿Qué importa que el Estado deje morir al que no puede vivir por causa de sus defectos? Los huérfanos son los últimos seres de la sociedad; no se les debe dar más de comer.”[5]

(*) Doctor en Ciencia Política por la Universidad del Salvador, Licenciado en Ciencia Política por la Universidad Nacional de Rosario, graduado en Estudios Internacionales por la Escuela Diplomática de Madrid, obtuvo el Diploma de Estudios Superiores (Maestría) en Relaciones Internacionales, especialización en Historia y Política Internacional, por el Institut Universitaire de Hautes Etudes Internationales, de Ginebra. Discípulo del politólogo brasileño Helio Jaguaribe y del sociólogo y teólogo uruguayo Alberto Methol Ferré, ha publicado numerosos artículos y libros, entre ellos Argentina Brasil: La gran oportunidad (prólogo de Helio Jaguaribe y epílogo de Alberto Methol Ferré) y La insubordinación fundante: Breve historia de la construcción del poder de las naciones (prólogo de Helio Jaguaribe)., asesor en materia de Relaciones Internacionales de la Federación Latinoamericana de Trabajadores de la Educación y la Cultura (FLATEC) y profesor de la UNLa


[1]. GALVEZ, Manuel, Vida de Sarmiento. El hombre de autoridad. Buenos Aires, Emecé Editores, 1945, p.662.
[2]. SUAREZ, Matías, Sarmiento ese desconocido, Buenos Aires, Ed. Theoría, 1964, p. 199.
[3]. Ibíd., p.199.
[4]  Ibíd., p.185.
[5]. Ibíd., p.70.

Dejo mi saludo rituao como un apretón de manos o un "Ave María Purísima", Firme y Digno, Bocha... el sociólogo.

5 comentarios:

Gustavo Pizzi (en el face) dijo...

Estoy leyendo el libro deGálvez....es genial...relamente SArmientorepresenta a todos los que despreciando lo nuestro en nombre de la "civilización" pero sobre todo de si mismos destruyeron yentregaron al país.... ojalá no haya nunca más otros Sarmientos y podamos recrear nuestro país creo que vamos por el camino

Juan Manuel Reyes (en el face) dijo...

Además fue un asesino. Mandó a matar a sus opositores, a los que no estaban de acuerdo con él. Ahogó a las provincias financieramente. ¡Lo odio!

María Del Valle Fernández (en el face) dijo...

Y nosotros que hacemos el actito al gran maestro :-(

Bocha... el sociólogo dijo...

Sarmiento: el que nació rubio y de ojos azules hasta que a Doña Paula se le quemó el moises... vivió la mayoría de las veces a costilla del Estado, pretendió altos cargos en el ejército vistiendo uniformes militares europeos, según él debía darse la patagonia a Chile... en fin ¿honor y gratitud? . La educación podría haberse hecho de otra forma también.

Guillermo Amilcar Vergara dijo...

Patético genocida del interior empobrecido y de niños paraguayos.

mirando por el retrovisor

Related Posts with Thumbnails