Ortega y Gasset, conferencia en la ciudad de La Plata en 1939 Para animarnos a la recuperación de nuestros ideales, de nuestro carácter y de nuestro destino de grandeza: “¡Argentinos, a las cosas, a las cosas! Déjense de cuestiones previas personales, de suspicacias, de narcisismos. No presumen ustedes el brinco magnífico que daría este país el día que sus hombres se resuelvan de una vez, bravamente, a abrirse el pecho a las cosas, a ocuparse y preocuparse de ellas directamente y sin más, en vez de vivir a la defensiva, de tener trabadas y paralizadas sus potencias espirituales, que son egregias, su curiosidad, su perspicacia, su claridad mental secuestradas por los complejos de lo personal”

Evolución

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lunes, 17 de mayo de 2010

El cuento sociológico del Plumudo... ¡Muy Bueno!

Un grupo de sociólogos deciden emprender un viaje en sus motos a lo largo y ancho del país para conocer la "realidad social" de primera mano, alejados de tabúes teóricos e ideas macroscópicas. Salen de la ciudad y van por el campo. Se detienen a descansar después de cuatro horas de conducción y uno de ellos ve en la lejanía a un pastor con su rebaño y se dice a sí mismo que es el momento de poner en práctica la supremacía intelectual de sus teorías sociológicas con respecto a sus amigos catedráticos. Se acerca al ciudadano rural que estaba trabajando en un cartel y mirando con pose napoleónica a sus colegas sociólogos le dice:

- Buenas tardes amigo, mire, yo le puedo decir cuantas ovejas tiene usted sin necesidad de contarlas - .

- ¡No puede ser! - dice sorprendido el pastor .

- ¡Sí señor!, es más, incluso le apuesto una de sus ovejas, espere un momento - va el sociólogo a su moto, conecta el GPS, saca su Notebook, un teléfono celular de última generación y un par de hojas con apuntes de sociología rural. Llama por el celular a su secretaria para que lo comunique urgente con su contador que se dedica al estudio teórico de la desaceleración socioeconómica estructural entre el campo y la ciudad; se conecta al messenger con un ingeniero que trabaja en el Ministerio de Agricultura. Hace apuntes y cita a algunos autores franceses. Al cabo de veinte minutos vuelve con el pastor y le dice:

- ¡Usted tiene 32 ovejas! - a la vez que se inclinaba para coger a uno de los animales.

- ¡Cosa e'Mandinga! ¿Cómo es posible? - gritaba el pastor mientras se secaba el sudor de la frente y se persignaba.

- ¡Aaaaaaaah, secreto profesional! - decía el sociólogo mientras se disponía a cargar su premio.

- ¡Espere! - dijo el pastor. - Usted gano la apuesta, no se lo niego, pero le juego la oveja que se llevó y lo que traiga en el bolsillo a que puedo adivinar su profesión -.

- ¡Perfecto! - dijo el profesional de la ciencia social pensando en lo maravilloso que sería cocinar a fuego lento a la oveja y en la remotísima probabilidad de que el campesino supiera su profesión.

- ¡Usted es sociólogo! - dijo tocándose la visera de la gorra en tono humilde.

- ¡Qué! ¿Pero cómo es posible? ¿Cómo lo supo si no le he dado mi tarjeta? - dijo turulato.

- Pues es muy fácil, pero le va a costar ese celular de última generación que probablemente ha pagado usted con una semana entera de trabajo.

- Sí, sí, lo que sea, ¡pero dígame cómo lo supo! - dijo exaltado olvidándose de todo lo demás.

- Termina de colocar el cartel y le dice: Pues muy fácil hombre, mire...
1º- porque vino a ofrecerse para algo sin que le llamaran;

2º- me dió información que yo ya sabía;

3º- porque obtener esa información le llevo más tiempo que si lo hubiera hecho manualmente;

4º- porque esa información no me sirve para nada y

5º- porque en lugar de llevarse a una oveja se está llevando a mi perro.


jaaaaaaaaa, jaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa, jaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

Saludos rituales, Boca... el sociólogo !!!

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mirando por el retrovisor

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