El Libertador Simón Bolívar, en 1829, en su profética Carta de Guayaquil advertía: “Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para sembrar de miseria a América Latina en nombre de la libertad”, la democracia, los derechos humanos. Estos principios que pertenecen a los pueblos han sido manipulados groseramente por el imperio para desestabilizar naciones y Estados, derrocar gobiernos en verdad democráticos y progresistas y reemplazarlos con dictaduras militares crueles y sanguinarias, fascistas e inhumanas.
Los documentos desclasificados demuestran hasta la saciedad que Estados Unidos se ha especializado en planificar y ejecutar golpes de Estado, asesinatos, encarcelamientos y torturas, desapariciones forzadas de líderes políticos, sindicales, sociales, intelectuales, ya sea directamente o a través de sus agencias oficiales como la USAID, DEA o CIA, Comando Sur, o por intermedio de un sinnúmero de Organizaciones no Gubernamentales (ONGs) y entre ellas el National Endowment for Democracy (NED), el Instituto Republicano Internacional (IRI) o el Instituto Demócrata Nacional (NDI), sin que faltes las organizaciones religiosas como los Testigos de Jehová, las sectas protestantes “evangelizadoras” y otras organizaciones como los Cuerpos de Paz vinculados a la CIA o Care y Caritas de apariencia inocente y humanista. Si se agregan los sistemas financieros como el Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco (Mundial B.M.) o Banco Interamericano de Desarrollo (BID) encargados de la dominación económica, se completaría, de alguna manera, el mapa de penetración imperial en nuestras patrias, inclusive perpetrada con organizaciones que se dicen defensoras de los derechos humanos como la Human Righs Foundation.
Es que violar los derechos humanos, provocar genocidios, imponer bloqueos siniestros, asegurar que combate al narcotráfico, desatar guerras imperiales en la ex Yugoslavia, en Irak o Afganistán, burlarse de elementales principios del Derecho Internacional y aparecer ante los ojos del mundo como guardián de las libertades, derechos humanos y democracias es un gran negocio para la potencia imperial que también se especializó en engañar y mentir a los pueblos.
A más de sus agencias oficiales y no gubernamentales, Estados Unidos posee los recursos económicos, tecnológicos, fuerzas militares, aparatos de inteligencia y entre ellos la CIA y DEA para ejecutar todo tipo de operaciones criminales desde la clandestinidad.
Entre las agencias de penetración imperial, la CIA fundada en el año de 1947 por el presidente Harry Truman, se ha convertido en la agencia de espionaje más terrorífica, nefasta y todopoderosa que ha sembrado de muerte, destrucción y desolación en todos los pueblos de nuestra América Latina. La CIA es el brazo ejecutor de la política injerencista y criminal de Estados Unidos que, desde la Declaración de su Independencia, se propuso dominar a América Latina “en nombre de la libertad” y el disparate llamado “destino manifiesto”.
El profesor venezolano, Samuel Moncada, al analizar las relaciones entre los Estados Unidos de Norteamérica y América Latina, sostiene que, lamentablemente, se reprodujeron las relaciones entre las Repúblicas herederas de los ingleses y las Repúblicas herederas de los españoles. Eso ha marcado la relación entre los Estados Unidos y la América Latina. Explica que eso hace que el director de la CIA haya afirmado que él preveía, en los próximos meses, problemas en su patio trasero, es que los Estados Unidos de Obama siguen viendo a América Latina como su patio trasero y al Caribe como su lago particular. La CIA obedece el mandato de la clase gobernante, de la “clase superior” estadounidense heredera del “destino manifiesto” que en apariencia promovía la igualdad del género humano, pero sólo para los anglosajones que nacieran dentro de los Estados Unidos; los que eran mujeres o negros, o nacían fuera de los Estados Unidos, no pertenecían a ese género humano del que habla la Declaración de Independencia norteamericana, sostiene Moncada.
Estados Unidos nace cono una República, pero sobre la base de un monstruoso genocidio: la liquidación de los pueblos indígenas de Norteamérica y la apropiación y anexión de territorios españoles como Luisiana o Florida. Las guerras de la independencia de nuestras patrias fueron una oportunidad para que Estados Unidos se aproveche de ellas y se apropie de territorios y deudas de guerra. Además, Estados Unidos siempre tuvo la intención de anexar a Cuba y por eso se opuso a su independencia en 1825. Este es el origen del odio a la Revolución Cubana que proclamó la independencia y la soberanía sobre los deseos yanquis.
Estados Unidos se opuso a la independencia de Haití porque nunca iba a reconocer a una República fundada por esclavos negros y sabotearon al Congreso Anfictiónico de Panamá para impedir la creación de la unión de las Repúblicas latinoamericanas que hubiese sido la resistencia competitiva a la llamada unión norteamericana.
En 1823, el presidente James Monroe de Estados Unidos plantea la famosa “doctrina Monroe” con la que sostiene que Estados Unidos no iba a permitir que ningún otro poder imperial ingrese a territorio americano. Afirmó simplemente: "América para los americanos". Es decir: América para los Estados Unidos de Norteamérica. Desde siempre, Estados Unidos vieron a América Latina como países habitados por pueblos inferiores, anárquicos y necesitados de un gobierno anglosajón estadounidense que imponga disciplina para que permita un mejor uso del mercado cautivo y una rápida y adecuada depredación de los recursos naturales, humanos, y de las materias primas estratégicas “para el crecimiento, y asegurar, también, una poderosa especie obligatoria de venta, para que le compren sus productos manufacturados”.
En sus campañas guerreristas, depredadoras y expansionistas, en 1845 la mitad del territorio de México le fue despojado, arrebatado, por medio de la guerra de usurpación cometida por los Estados Unidos de Norteamérica: Texas, Arizona, Nuevo México, California, Nevada, Oregon, fueron territorio mexicano.
Buena parte de la prosperidad de Estados Unidos se hizo sobre la expansión de su frontera, sobre la usurpación y la conquista de los territorios de los pueblos indígenas y sobre la usurpación y la conquista de territorios de pueblos y naciones latinoamericanas independientes, afirma Moncada.
El Siglo XX fue el siglo de la expansión imperial de los Estados Unidos. Invadieron decenas de países de América Latina: México, Nicaragua, Cuba varias veces, República Dominicana, Haití, Panamá varias veces, le quitan Panamá a Colombia en 1903.
“Y en los años 50 aparece un nuevo elemento: la guerra fría. El componente de la guerra fría hace que los Estados Unidos, ahora ya, no nada más, se aseguren los recursos estratégicos o los mercados cautivos, sino el control político a través de dictaduras militares, y aparece la internacional de las espadas, y casi toda América Latina se cubre de dictaduras militares apoyadas, precisamente, por el Gobierno de los Estados Unidos” En 1954, la CIA se inaugura en América Latina derrocando al Presidente Jacobo Árbenz y “toda América Latina estaba sumida en una guerra contra el comunismo, pero el comunismo era cualquiera que pidiera igualdad racial, que pidiera distribución de las tierras, que pidiera igualdad en el salario. Los obreros bananeros, los trabajadores bananeros en Colombia, que fueron arrasados, masacrados, lo que pedían era agua potable para trabajar, y eso era comunismo, quien pidiera agua potable era comunista”. Esta es la ideología de dominación política por la que Latinoamérica ha pagado con millares de muertos, desaparecidos, ejecuciones extrajudiciales, torturas, cárceles, sabotajes, terrorismo.
CIA, DEA, FBI, USAID, NED, y decenas o centenas de agencias norteamericanas han intervenido en toda clase atropellos y siembra de muerte y terror en nuestras patrias.
¿Quién podría negar la despiadada, profunda y extensa intervención de los Estados Unidos, por mano propia o mano mercenaria en todos los asuntos de las pequeñas Repúblicas de América Latina y el Caribe? Nuevas estrategias de dominación
En los años 90, al final de la guerra fría, Estados Unidos usa nuevas estrategias de dominación. Desaparecido el fantasma del comunismo, muerta la Alianza para el Progreso de Kennedy, el imperio inventa el cuco del narcotráfico y rediseña el rol de los ejércitos y de las policías nacionales, al tiempo que intenta un control económico neocolonial absoluto con la tristemente célebre ALCA y con la imposición del neoliberalismo que comenzó sus primeros experimentos en la década de los 80 con Bush en América Latina y Tathcher en Inglaterra. El dominio militar se expandió con el presidente Bush que con su política guerrerista rearmó a los ejércitos de América Latina para que continúen en la defensa de los intereses geopolíticos del imperio, en desmedro de los intereses de sus propias patrias, pero Estados Unidos nunca se imaginó que en estos primeros años del siglo XXI, iban a surgir una serie de gobiernos democráticos y progresistas que aspiran a que sus patrias sean libres e independientes del tutelaje imperial y contra esos gobiernos actúan y trabajan las organizaciones oficiales y las organizaciones no gubernamentales del imperio.
Esas agencias del imperio se han constituido en un verdadero peligro para las incipientes democracias de nuestros pueblos. CIA, DEA, Comando Sur, la IV Flota, USAID, NED y sus nexos siempre planifican desestabilizar y derrocar a los gobiernos de Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Bolivia, sin olvidar jamás que la primera reconquista imperial debe ser Cuba, según los sueños de perro de la Casa Blanca. Para acabar con la Revolución Cubana, Estados Unidos ha creado agencias especiales uncidas a la CIA. En 50 años han fracasado todos los planes de la CIA en la aniquilación de la Revolución Cubana y recolonización de Cuba, pero felizmente, en otros 50 años, ya no habrá imperio. En otra parte de América Latina, las derechas oligárquicas colombianas, las derechas beneficiarias del narcotráfico, de la violencia criminal paramilitar que tienen como líder al macabro Uribe, fiel y sumiso sirviente del imperio, son beneficiarias también del los guerreristas Plan Colombia y Plan Patriota con los que Colombia recibe miles de millones de dólares dizque para acabar con el narcotráfico y el terrorismo; es decir con las guerrillas FARC-EP y ELN.
La guerra para el imperio y para Uribe es un gran negocio con enormes réditos políticos. El emperador de turno Obama, el flamante premio Nobel de la Paz o de la Guerra, se convierte ya en otro señor de la guerra imperial “necesaria”. Ya querría Obama que nuestras patrias envíen soldados o “carne de cañón” a Afganistán o Irak. Esto sería motivo de orgullo y felicidad para el Nobel de la Paz y para los cipayos de América Latina, mucho más si se internacionaliza el conflicto interno de la hermana República de Colombia, con lo que se convertirá en realidad de muerte, reguero de sangre, cocaína y destrucción. “Ahora que somos la mano de obra barata militarizada para las tareas militares del imperio, que no quiere llamar a la recluta en su propio país y quiere usar a soldados pobres de América Latina, ahora se habla de grandes organismos o de grandes unidades militares de acción rápida, que están comandadas por militares norteamericanos pero que tienen a soldados de toda América Latina” para que les sirva de escudos o carne de cañón, en la hora de la nueva seguridad estratégica del imperio.
América Latina es víctima permanente de los modelos de agresión de la Casa Blanca. Cada país ha sido condenado a servir a los intereses geopolíticos y geoestratégicos del imperio. En este contexto, Estados Unidos ha considerado que sus agencias gubernamentales y no gubernamentales son vitales en sus movimientos estratégicos de dominación y penetración imperial y son un perfecto brazo civil que no vacila en convertir en brazo armado a civiles, militares y policías para desestabilizar gobiernos y procurar golpes de Estado en contra de Chávez en Venezuela, de Correa en Ecuador, de Morales en Bolivia, de Ortega en Nicaragua. En Honduras, al derrocar a Zelaya cumplió su tenebroso” destino manifiesto”.
Estados Unidos es un imperio que requiere de la guerra para sobrevivir. En su política exterior le tiene sin cuidado el Derecho Internacional, le molesta y desacata las resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas, y la Organización de Estados Americanos debe ser, como siempre, el Ministerio de las Colonias, una eficiente punta de lanza para agredir a nuestras patrias. Para someter a los pueblos, naciones y Estados latinoamericanos y del Caribe al designio de Estados Unidos: neocolonización y neodependencia económica, política, militar, social, cultural y científico-técnica, los especialistas de la CIA, DEA, Pentágono, Departamento de Estados, Comando Sur, USAID y todas las agencias idearon programas de “asistencia y ayuda” que actúan como vidrios de cuentas y espejos que usaron los conquistadores para someter a los indígenas en la conquista y colonia que, unidos a las doctrinas de dominación que se ejecutan fielmente por parte de las embajadas, consulados, agencias gubernamentales, ONGs made in USA, agregadurías militares, culturales y de prensa, sectas religiosas, agencias de prensa internacionales con sede en Washington y por parte del FMI, BID, BM.,BIRF, OEA, TIAR, JID. Todos ellos son los múltiples tentáculos del imperio que aprietan a nuestros pueblos hasta la demencial asfixia de la recolonización con el inapreciable colaboracionismo de las derechas políticas, económicas y militares de América Latina.
La USAID es la Agencia Oficial de Desarrollo de Estados Unidos, pero en realidad es la agencia imperial para la Desestabilización Internacional. Esta organización inició sus actividades como el brazo financiero del Departamento de Estado en el año 1962. Según sus fundadores fue concebida como un sistema de “ayuda humanitaria” para los países tercermundistas, pero a los largo de los años y durante los primeros años del siglo XXI se ha convertido en una arteria vital del imperio en su lucha “contrainsurgente” bajo la nueva doctrina de Guerra Irregular de Washington. “A principios del año 2009 fue firmada ésta doctrina por el recién llegado presidente de Estados Unidos, Barack Obama, como parte de su nueva política de “smart power”, el poder inteligente, una política que emplea el uso del poder militar junto con la diplomacia, la cultura, la comunicación, el poder económico y la política, explica Eva Golinger.
Hay dos grandes puntos de diferencia entre la Guerra Irregular y la Guerra Tradicional: el objetivo y la táctica. La Guerra Tradicional ve como objetivo la derrota de las fuerzas armadas del adversario, y su táctica principal es el uso del poder militar en su forma más tradicional: el combate y el bombardeo. La Guerra Irregular tiene como objetivo el control sobre la población civil y la neutralización del Estado, y su táctica principal es la contrainsurgencia, que consiste en el uso de técnicas indirectas y asimétricas, como la subversión, la infiltración, las operaciones psicológicas, la penetración cultural y la decepción militar (el intento de engañar a las fuerzas armadas del adversario para que reaccionen a amenazas que no existen en la realidad, así distrayendo y desgastando sus capacidades y recursos).
Durante el siglo XXI, la USAID ha desarrollado divisiones dentro de la agencia que funcionan junto con el Pentágono, como las oficinas de Gerencia de Conflictos, Transición y Reconstrucción, Democracia y Gobernabilidad, e Iniciativas hacia una Transición, que están reorientando su trabajo hacia los esfuerzos de contrainsurgencia. Así, la USAID se ha convertido en el actor principal financiero de la desestabilización y la penetración en la “sociedad civil” en países estratégicamente importantes para los intereses estadounidenses. Países “estratégicamente importantes”, son los considerados peligrosos o desafectos a Estados Unidos de Norteamérica. En el caso de América Latina, las cifras de inversión financiera de la USAID en los grupos políticos y en la “promoción de la democracia al estilo estadounidense”, que se traduce en términos reales como una invasión silenciosa, son abrumadoras. A través de una Oficina para las Iniciativas hacia una Transición (OTI, por sus siglas en inglés, que fue establecida en Venezuela en agosto 2002 para aniquilar a la Revolución Cubana y al gobierno de Chávez), la USAID ha invertido millones de dólares, y en el conflicto político en Venezuela, solamente durante el último año y medio, la cifra se expandió inmoralmente y, tiene previsto una financiación de 23 millones de dólares para el año 2010. Estos millones de dólares alimentan el conflicto en el país, manteniendo con vida a diferentes grupos de oposición y ayudando a crear nuevas organizaciones para seguir con sus planes desestabilizadores. Los beneficiarios en Venezuela son conocidos: Súmate, Sinergia, CEDICE, Red de los Barrios, Primero Justicia, Consorcio Justicia, Universidad Metropolitana, Liderazgo y Visión, CESAP, y cientos de otros grupos políticos, ONGs y partidos políticos que viven del dinero y el apoyo que vienen desde Washington, afirma E. Golinger. De la experiencia venezolana, la USAID obtiene réditos interesantes para trasladarlos a Bolivia, Ecuador o Nicaragua.
Los fondos de la USAID
Por toda América Latina va aumentando el presupuesto de la USAID y del Departamento de Estado para promover la agenda y los intereses de Washington.
Vemos algunos ejemplos:
Bolivia: Presupuesto de la USAID/DOS para 2009 = 86 millones de dólares; Presupuesto para el 2010 = 101 millones de dólares;
Ecuador: Presupuesto de la USAID/DOS para 2009 = 35 millones de dólares; Presupuesto para 2010 = 38 millones de dólares;
Honduras: Presupuesto de la USAID/DOS para 2009 = 43 millones de dólares; Presupuesto para el 2010 = 68 millones de dólares;
Nicaragua: Presupuesto de la USAID/DOS para 2009 = 27 millones de dólares; Presupuesto para 2010 = 65 millones de dólares.
También hay un Fondo Especial en el 2010 de 3 millones de dólares para el Fondo para Fortalecer la Democracia de la Organización de Estados Americanos (OEA), para “defender y consolidar la democracia representativa en Nicaragua, Venezuela, Ecuador y Bolivia…” No es casualidad que el fondo vaya dirigido a promover la “democracia representativa” en cuatro países donde se implementa un modelo de democracia participativa. Tampoco es coincidencia que son países del ALBA, y que Honduras no está incluida en la lista, ya que con el golpe de Estado contra el Presidente Zelaya se daba por resuelto la “amenaza” de la democracia participativa en ese país.
Adicionalmente, el presupuesto del Departamento de Estado para el año 2010 incluye 447,7 millones de dólares para “mejorar la seguridad, fortalecer las instituciones democráticas, promover la prosperidad e invertir en la gente” en América Latina. Dentro de ese monto hay 200,7 millones de dólares destinados a Colombia para “consolidar los logros del gobierno de Colombia en la lucha contra los grupos ilegales y armados y el narcotráfico”, y 20 millones de dólares para “promover la democracia” en Cuba, “ayudar a los presos políticos y otras víctimas de represión” y “promover la competición política dentro de Cuba”. Ese presupuesto incluye, también, 6 millones de dólares para “fortalecer y promover la sociedad civil, la participación ciudadana, los medios independientes, las organizaciones de derechos humanos y los partidos políticos democráticos” en Venezuela, y un fondo de 91.1 millones de dólares para el uso discrecional del Presidente Obama para “promover los intereses” de Estados Unidos en la región. El año pasado, éste fondo sólo llegaba a 23 millones de dólares.
En total, son 2.2 mil millones de dólares que utilizarán el Departamento de Estado y la USAID en América Latina durante el año 2010. Este es un aumento del 12% del presupuesto del año 2008, último año de la administración de George W. Bush, que apartaba unos 1,9 mil millones de dólares para América Latina. Todas estas grandes cifras evidencian el énfasis que pone el gobierno de Obama en su trabajo político en América Latina y la intención de retomar la dominación e influencia de Estados Unidos en el hemisferio, informa la abogada, investigadora y periodista estadounidense-venezolana, Eva Golinger.
El pasado 14 de diciembre decía que la CIA utiliza a la USAID como fachada, según confirmación efectuada por un “alto funcionario de la Agencia Internacional del Desarrollo de Estados Unidos (USAID)”. Desde siempre se supo que la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) utiliza el nombre de la USAID para otorgar fondos y contratos a terceras partes que promueven sus operaciones. Según el funcionario, un veterano de la agencia que ocupa el cargo de gerente regional, la CIA está otorgando contratos bajo el nombre de la USAID sin que ésta esté involucrada. De la CIA y la USAID todo se puede esperar.
Así, en días pasados, el New York Times informaba que un funcionario del Development Alternatives, Inc. (DAI), una empresa contratista de la USAID, del Departamento de Estado y el Pentágono, fue detenido en Cuba mientras repartía material de comunicaciones a sectores de la contrarrevolución. La relación entre la USAID, una agencia del Departamento de Estado, y la CIA no es nueva. En 1974, el Congreso estadounidense clausuró una división de la USAID que fue utilizada por la CIA para entrenar, financiar y armar a más de un millón de policías en América Latina, Asia y el Medio Oriente.
La Oficina de Seguridad Pública (Office of Public Safety “OPS”) fue establecida en 1957 por el presidente Eisenhower con la misión de entrenar y formar fuerzas policiales en otros países. Documentos desclasificados de la CIA confirman que el presupuesto de la OPS fue incluido en los millones otorgados anualmente a la USAID, pero sus operaciones fueron coordinadas por la agencia clandestina, según informe especial de E. Golinger.
Señala que durante la guerra en Vietnam, la USAID fue responsable por la distribución de “apoyo material” junto con la CIA en la Operación Fénix, la cual fue responsable por el asesinato de miles de vietnamitas. En Haití, la USAID ha sido acusada de financiar organizaciones involucradas en el golpe de Estado contra el Presidente Jean Bertrand Aristide en 2004. Desde junio 2002, la USAID mantiene una Oficina para las Iniciativas hacia una Transición (OTI) en Venezuela, a través de la cual ha canalizado millones de dólares a la oposición contra el Presidente Hugo Chávez. Más de dos mil páginas parcialmente desclasificadas de la USAID sobre sus actividades en Venezuela, demuestran un patrón de financiamiento y apoyo estratégico exclusivamente dirigido a sectores de la oposición, con programas que buscan “fortalecer” sus partidos políticos, diseñar sus campañas políticas y ayudarles a consolidar un movimiento contra el gobierno venezolano.
En Bolivia, la USAID fue expulsada este año por los habitantes de dos municipios, Chapare y El Alto, bajo la acusación de intervencionista. En septiembre, el presidente Evo Morales anunció la terminación del convenio oficial con la USAID debido al desvío de fondos multimillonarios hacia grupos separatistas que buscaban la desestabilización del país. En el 2005, la USAID también fue expulsada de Eritrea y acusada de ser una agencia “neocolonialista”. Etiopía, Rusia y Bielorrusia, han ordenado la salida de la USAID y sus contratistas durante los últimos cinco años. Un informe de la oficina de contabilidad general de EEUU (GAO) del 2006 determinó que existían “problemas con la gestión de los subsidios” del Programa Cuba de la USAID. Millones de dólares destinados para “promover la democracia” en Cuba terminaron en manos de organizaciones mafiosas en Miami.
Según el periodista Jean-Guy Allard, uno de los casos más explícitos del trabajo sucio de la USAID fue en Uruguay, “Dan Anthony Mitrione, instructor norteamericano en técnicas de tortura, se apareció en Uruguay con credencial de la USAID, a finales de los 70, para adiestrar a policías, en un programa secreto de destrucción de las fuerzas de izquierda en toda América Latina.”.
La Agencia del Desarrollo de Estados Unidos, USAID, en el 2009, fue formalmente incorporada en la Iniciativa Interagencial de Contrainsurgencia de Estados Unidos, junto al Departamento de Estado y el Pentágono. En 2007, fue publicado el documento, “La Contrainsurgencia para los políticos del gobierno de EEUU: Un trabajo en progreso”, que destacaba a la USAID como fundamental para asegurar el éxito de las operaciones de contrainsurgencia. “La USAID puede ayudar con los esfuerzos de contrainsurgencia del gobierno de EEUU…La USAID tiene oficinas de campo en 100 países en desarrollo, trabaja de manera cercana con organizaciones privadas, grupos indígenas, asociaciones de profesionales, organizaciones de fe y otras agencias gubernamentales…La USAID tiene relaciones, a través de convenios y contratos, con más de 3.500 empresas y 300 organizaciones privadas de Estados Unidos”, sostiene el periodista canadiense Jean-Guy Allard.
Es indispensable conocer que la Contrainsurgencia es una operación militar contra grupos considerados “rebeldes” o insurgentes. Movimientos de izquierda han sido considerados por Estados Unidos como “insurgentes” desde los años cincuenta. Tácticas de contrainsurgencia incluyen el uso de un conflicto armado para fomentar la subversión, operaciones psicológicas y sabotaje económico para lograr neutralizar al adversario.
Si antes la CIA había utilizada a la USAID como fachada, sin que sus trabajadores lo supieran, hoy es de conocimiento pleno que la USAID se incorpora en las iniciativas de contrainsurgencia contra movimientos y Estados considerados “adversarios” por Washington. Esta novedad la transforma de su mandato original de aportar ayuda humanitaria al mundo y la convierte oficialmente en una agencia de guerra y agrega que la USAID ha confesado públicamente haber dilapidado el dinero del contribuyente norteamericano en la guerra sucia que desde hace 50 años mantiene contra Cuba.
La USAID es esta misma agencia federal norteamericana encargada de engrasar a golpe de decenas de millones la subversión y el espionaje en Cuba.
Jean-Guy Allard señala que decenas de agentes de la USAID se mueven en la sombra de las organizaciones de derecha, inventadas según las circunstancias, y patrocinadas por el Instituto Republicano Internacional (IRI), el Instituto Democrático Nacional (NDI), la propia Freedom House, y unas cuantas fachadas más, siempre bajo las orientaciones de la CIA. Esa nefasta organización estadounidense posee en la actualidad agentes en 16 países de América Latina y del Caribe donde realiza acciones, además de sus numerosas otras operaciones estratégicas en distintas partes del mundo.
En Haití, la USAID se encuentra entre las agencias norteamericanas que han organizado, orientado y financiado varias de las organizaciones políticas haitianas que provocaron el secuestro y la grotesca evicción del presidente Jean-Bertrand Aristide. En Venezuela, la agencia fue escandalosamente activa en el apoyo y financiamiento a los sectores que realizaron el golpe de Estado del 11 de abril del 2002.
El ininterrumpido derroche de fondos de la USAID y sus filiales con operaciones de inspiración golpista ya ha sobrepasado los quince millones de dólares a través del financiamiento de cientos de grupos y grupúsculos alineados con la Embajada norteamericana en Caracas. En Bolivia, el programa de la USAID se concentró en la balcanización del país y en el financiamiento de acciones violentas en contra de la autoridad del presidente Evo Morales.
La USAID tiene en el país andino una larguísima historia que ilustra toda la falsedad de sus pretensiones "humanitarias".
En 1971, la CIA organizó un intento de asesinato contra el Presidente Fidel Castro, aprovechando un viaje del líder cubano a Chile. Encargó con este proyecto criminal a un viejo socio de la mafia estadounidense,Antonio Veciana.
Este terrorista de Alpha 66, cómplice del complot contra Kennedy, trabajaba entonces en Bolivia, en la Embajada estadounidense donde se encontraba como funcionario de la USAID.
Al confesar que ha perdido desde hace rato el control de sus finanzas, la USAID encubre el carácter odioso del conjunto de sus actividades. Fiel ejecutante de los planes de la CIA, ferviente colaboradora de los propósitos secretos del Departamento de Estado, la Agencia para el Desarrollo de los Estados Unidos es una de las principales armas del imperio para mantener su dominio sobre lo que acostumbró a designar como su patio trasero.
La injerencia imperial en los asuntos internos de nuestros países se incrementará en el año 2010, bajo el gobierno del Premio Nobel de la Paz y mejor de la Guerra, Barack Obama. Así:
El Presupuesto de la USAID y el Departamento de Estado aumenta el 12% para el año 2010, con 2.2 mil millones de dólares destinados a América Latina.
447,7 millones de dólares son para “promover la democracia” en América Latina
13 millones de dólares para “promover la democracia” en Venezuela
101 millones de dólares para “promover la democracia” en Bolivia
3 millones de dólares para un fondo especial para la OEA para “consolidar la democracia representativa en Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela”
20 millones de dólares para la “transición hacia la democracia” en Cuba
El Presupuesto del Comando Sur aumenta en un 2% para llegar a los 200 millones de dólares para el 2010 más 46 millones de dólares adicionales para mejorar la base militar de Palanquero, Colombia, para el uso estadounidense. No se sabe aún la cantidad de dólares que se destinarán a las siete bases militares entregadas por Uribe al imperio. Bush miraba casi con desprecio olímpico a América Latina. Barack Obama se inició con un discurso diferente y parecía que una nueva diplomacia se inauguraría entre Estados Unidos y los países latinoamericanos, pero al finalizar este año 2009, la realidad ha golpeado duramente el sueño de recomenzar relaciones diferentes basadas en el principio de que América Latina necesita socios y no amos.
Ahora, no cabe dudar siquiera sobre una nueva escalada de dominación y colonización que se inició con el apropiamiento de siete bases militares en Colombia, las que se han convertido en una real amenaza para América del Sur, para la consolidación de UNASUR y en especial para la paz regional y la estabilidad de los gobiernos de Venezuela y Ecuador. Nadie debería dudar de la existencia de nuevas agresiones imperiales hacia América Latina.
Esas agresiones se iniciaron “con el golpe de Estado contra Venezuela en 2002, con el secuestro del presidente Aristide de Haití en 2004, las intervenciones en los distintos procesos electorales en la región, la reactivación de la IV Flota de la armada estadounidense en 2008, los intentos de generar un conflicto regional entre Colombia, Venezuela y Ecuador, el separatismo en Bolivia, y hasta el golpe de Estado contra Honduras en 2009 y el alarmante aumento en presencia militar de Estados Unidos en la región. Todo evidencia que el imperio está a la ofensiva de nuevo en América Latina. Pero más allá de la manifestación visible de esta agresión, que busca neutralizar los procesos de cambio revolucionario en la región, existen pruebas contundentes -innegables- de que hoy en día, Washington está apuntando hacia el Sur con su gran poder militar, diplomático, económico y comunicacional. La evidencia sobre el aumento en financiamiento durante los últimos años de las agencias de Washington a los sectores de la oposición en Venezuela, Bolivia, Ecuador y otros países que están construyendo modelos alternativos al capitalismo estadounidense, se han presentado, se han denunciado y no se ha desmentido.
Existe una tendencia de financiar y apoyar a la desestabilización regional por parte del imperio, desde la llegada de la Revolución Bolivariana hace diez años, es un hecho. Pero no tenemos que examinar la evidencia desde los diez años hasta hoy, podemos simplemente mirar de hoy al futuro para comprobar que Washington financia no solamente a la desestabilización regional, sino que también está aumentando esa financiación e intensificando sus planes militares para los próximos meses, argumentan Eva Golinger y Jean-Guy Allard quienes acaban de presentar un libro intitulado La Agresión Permanente en el que explican, por ejemplo que "El jefe de inteligencia norteamericana, Dennis Blair, reveló que se gastan 75 mil millones de dólares para penetrar, para saber, para influir, para comprar conciencias. Y confirmó que la CIA tiene 200 mil oficiales, sin hablar de agentes, colaboradores, o personas que están bajo la influencia de la Comunidad de Inteligencia (constituida por 16 agencias que están en el negocio del espionaje, de la infiltración).
Qué duda cabe: Los Estados Unidos han sido destinados por la Providencia para asolar a América Latina en nombre de la libertad, la democracia al estilo estadounidense, de los derechos humanos manipulados con fines de penetración imperial. La injerencia con agresiones militares de por medio, camina hacia nuevas estrategias para ejecutar la guerra de contrainsurgencia que usa armas tan letales como las químico-bacteriológicas o nucleares y que se llaman agencias gubernamentales como la USAID u organizaciones no gubernamentales como la NED y un indeterminado número de filiales diseminadas a lo largo y ancho de la geografía latinoamericana y del Caribe. Ha sido una constante histórica el saqueo de recursos naturales y la explotación de los pueblos latinoamericanos que hoy se repite con Obama, curiosamente nominado Premio Nobel de la Paz. Pero en estos históricos tiempos, los pueblos de nuestra Patria Grande toman nuevas formas concienciales que impulsan la lucha antiimperialista porque muy bien comprenden que no habrá patria digna y soberana si persiste el tutelaje yaqui y no habrá futuro si se le permite al imperio la consolidación de sus planes expansionistas con sus objetivos de recolonización que comenzó en Colombia con el uso de siete bases militares planificadas para amenazar a nuestros pueblos con el desate de guerras imperiales.
Para que haya patrias libres y soberanas es indispensable expulsar de nuestros territorios a las agencias de penetración imperial.
CEPRID
El Centro de Estudios Políticos para las Relaciones Internacionales y el Desarrollo (CEPRID) es una organización no lucrativa, independiente e integrada por activistas, profesionales y académicos preocupados por los efectos de la globalización política y económica. Su finalidad es promover la discusión democrática sobre los asuntos políticos, económicos, estratégicos, geopolíticos, sociales y ambientales que más afectan a la vida de los ciudadanos y hacerlo de una forma rigurosa y comprensible.
El CEPRID establece una investigación profesional y una educación pública. La Investigación profesional está orientada a facilitar la comprensión de los problemas económicos y sociales, así como el impacto de las políticas impulsadas por los diferentes gobiernos que atacan el estado de bienestar. La educación pública debe conducir a una mejora de la calidad de vida eliminando desigualdades y propugnando la justicia social tanto para los habitantes del Estado español como para los de todo el mundo.
El CEPRID combina la investigación de los temas reseñados con el activismo en el convencimiento de la capacidad de los pueblos para generar análisis crítico y animar discusiones sobre las políticas nacionales e internacionales relacionadas con la globalización, el neoliberalismo y la militarización de la sociedad que hagan realidad el eslogan de “Otro mundo es posible"
Dejo mi saludo ritual como un apretón de manos o un "Ave María Purísima", Firme y Digno, Bocha... el sociólogo.
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