Juan Bautista Alberdi, hace casi 155 años, firmaba bajo el seudónimo de "Figarillo".
En su obra “Sistema Económico y Rentístico de la Confederación Argentina” se oponía al monopolio, al trabajo parasitario, defensor del orden que garantizara al productor el fruto de sus esfuerzos y elevara el nivel de vida en general.
Sarmiento creía que bastaba con la educación, Alberdi insistía en desarrollar el saber hacer, la tecnología. Alberdi perdió.
Leamos algunos de sus párrafos:
Los medios de protección que la Constitución nos proporciona, son la Libertad y los privilegios y recompensas conciliables con la libertad.
Los argentinos hemos sido ociosos por derecho y holgazanes legalmente. Se nos alentó a consumir sin producir.
Nuestras ciudades capitales son escuelas de vagancia, de quienes se desparraman por el resto del territorio después de haberse educado entre las fiestas, la jarana y la disipación.
Nuestro pueblo no carece de alimentos sino de educación y por eso tenemos pauperismo mental.
En realidad nuestro pueblo argentino se muere de hambre de instrucción, de sed de saber, de pobreza de conocimientos prácticos y de ignorancia en el arte de hacer bien las cosas.
Sobre todo se muere de pereza, es decir de abundancia. Quieren pan sin trabajo, viven del maná del Estado y eso les mantiene desnudos, ignorantes y esclavos de su propia condición.
La ociosidad es el gran enemigo del pueblo en las provincias argentinas. Es preciso marcarla de infamia: ella engendra la miseria y el atraso mental de las cuales surgen los tiranos y la guerra civil que serían imposibles en medio del progreso y la mejora del pueblo.
¿qué duda cabe de que la ociosidad es el manantial de la miseria?
Marzo de 1855... como si fuera hoy... no tenemos educación... no tenemos tecnología ¿o si?
“Engrandecerás a tu pueblo, NO elevando la altura de sus edificios, sino las almas de sus habitantes” EPICTETO.
Dejo mi saludo ritual como un apretón de manos o un "Ave María Purísima", Firme y Digno, Bocha... el sociólogo.
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