Ortega y Gasset, conferencia en la ciudad de La Plata en 1939 Para animarnos a la recuperación de nuestros ideales, de nuestro carácter y de nuestro destino de grandeza: “¡Argentinos, a las cosas, a las cosas! Déjense de cuestiones previas personales, de suspicacias, de narcisismos. No presumen ustedes el brinco magnífico que daría este país el día que sus hombres se resuelvan de una vez, bravamente, a abrirse el pecho a las cosas, a ocuparse y preocuparse de ellas directamente y sin más, en vez de vivir a la defensiva, de tener trabadas y paralizadas sus potencias espirituales, que son egregias, su curiosidad, su perspicacia, su claridad mental secuestradas por los complejos de lo personal”

Evolución

Evolución
El conocimiento es bueno sólo si se comparte. Nada es imposible para una mente dispuesta. Espero que este blog ayude a aquellos que están buscando conocimientos, al igual que yo.
Libro de quejas:
A) Las imágenes y/o enlaces contenidos en este tallerblog tienen solamente una intencionalidad didáctica y una funcionalidad educativa.
B) No mantiene ningún tipo de relación con las personas o instituciones mencionadas en las notas.
Lo mismo sucede con todos los posibles enlaces invisibles adheridas por parte de terceros a las notas publicadas. Los cuales ya no son voluntad del administrador del taller blog. Ergo, el administrador no responde ni se responsabiliza sobre las actividades de los mismos.
C) El administrador y moderador de este Tallerblog hace todo lo posible por remover cualquier material cuestionable, pero todos los comentarios publicados en las entradas, o traídos de la página homónima de facebook, expresan las opiniones de sus autores y no la del administrador, moderador o blogspot por lo cual no se les considerará responsables excepto por los mensajes publicados por ellos mismos.

lunes, 24 de junio de 2013

El lugar donde murió Bolívar evoca su final y su legado

La Quinta de San Pedro Alejandrino conserva huellas de un destino trunco para un hombre e inconcluso para la región que él anhelaba unida e indivisible.

 La cama en la que murió Simón Bolívar, cubierta por la bandera colombiana (La Voz).

La estatua de “el Pibe” Valderrama, un “prócer” del que ningún colombiano reniega (La Voz).

Esculpido. La imagen de Bolívar marca el ingreso a la Quinta de San Pedro Alejandrino, su última morada (La Voz).

El reloj que marca la hora exacta en la que el Libertador dejó este mundo (La Voz)

Las iguanas arrastran su parsimonia entre jardines y senderos sombreados por árboles de copas centenarias, que dan cobijo y resonancia a una variada población de pájaros. Entre lo que quedó del viejo trapiche donde se procesaba la caña y la habitación de la casa que le sirvió de última morada, el sol de la tarde filtra cada tanto sus rayos y advierte a extranjeros que a tan poca distancia del Caribe colombiano importa poco cuando es verano.
El entorno apacible y algo solemne quizá no haya cambiado tanto de lo que fuera aquella hacienda de Joaquín de Mier a la que llegó ya muy maltrecho un libertador de medio continente.
Lo que más conmueve hoy es la pieza, con un catre sobre el que yace la bandera amarilla, azul y roja, un armario, un sillón de terciopelo y arriba, en la pared, un reloj cuyo péndulo cortó la espada del general Mariano Montilla exactamente a la una de la tarde con tres minutos y 55 segundos, como queriendo detener el tiempo. “Murió el sol de Colombia”, dicen que dijo. Era el 17 de diciembre de 1830 y Simón Bolívar dejaba este mundo.
Debajo del altar. La historia puede respirarse en la Quinta de San Pedro Alejandrino, en Santa Marta, donde muchos años después Colombia erigiría su Altar de la Patria al prócer cuyos restos descansan hoy en su Caracas natal. En ese monumento solemne, que choca con la sobriedad de la vieja casa cercana, un guía trata de explicar a unos pocos turistas cómo la estatua de Bolívar representa, según desde dónde uno se pare a mirarla, a un joven e impetuoso militar, un estadista visionario o un guerrero ya viejo y cansado. Sin embargo, el inmortalizado por el cincel del escultor sólo vivió 47 años. Claro que la intensidad de esos años y sus huellas no pueden medirse con los parámetros de casi dos siglos después.
Hoy, la geografía que recorrió aquel general en su laberinto que retratara Gabriel García Márquez, es parte de una realidad con otras urgencias e intereses, pero parecidos dilemas.
Asomarse al entorno que rodeó los últimos días de Bolívar remite no sólo a quienes con su nombre rebautizaron una república, proclamaron una revolución o prohijaron una Constitución, sino también a una fuerza que durante 14 años se opuso a todo lo anterior y acabó llamando del mismo modo a su comando de campaña en la última elección presidencial.
A un par de cientos de kilómetros de Santa Marta, en Cartagena, las huellas de las luchas por la independencia de América parecen más frescas.
Pero entre tanto reggaeton o salsa sonando en las casas que pueblan las laderas del Cerro de la Popa, cuesta imaginar cómo habrá sido la villa al pie de la montaña en la que Bolívar se refugiaba cuando, en julio de 1830, supo que su mariscal Antonio de Sucre había sido asesinado.
Sin “gran Colombia”. Hoy, la ruta costera que va de Cartagena a Santa Marta deja ver desigualdades irresueltas de un país y un continente cuyos esfuerzos de integración tienen muchas batallas pendientes. Condominios privados y resorts de lujo junto al océano dan paso a postales de extrema pobreza en la Ciénaga Grande, tras haber rozado las afueras de la emergente Barranquilla de Shakira y su carnaval. Miles de precarias casillas y chicos flaquísimos corriendo detrás de la pelota en una cancha de tierra y sal avisan al presidente colombiano, Juan Manuel Santos, que sus anuncios de un país potenciado por la Alianza del Pacífico e inserto en la Ocde y hasta en la Otan tienen muchos deberes pendientes todavía.
Otra vez en San Pedro Alejandrino, el lugar evoca el encuentro que Santos y el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez tuvieron para recomponer relaciones que se habían roto en tiempos de Álvaro Uribe, y que selló la paz en 2010, tras la mediación del entonces secretario de la Unasur, Néstor Kirchner.
Esa “nueva era” de relaciones, proclamada entonces por Santos y Chávez junto al monumento a Bolívar en Santa Marta está resentida por recelos mutuos y denuncias del actual mandatario venezolano, Nicolás Maduro, de conspiraciones en su contra urdidas con el guiño de Bogotá.
A la salida de la casa restaurada, un pequeño oratorio y una lápida recuerdan que allí yacen los restos de Alejandro Próspero Révérend, el último médico que atendió a Bolívar. Antes de dejar la finca, a uno le asalta la duda: Si pudieran hacerlo, ¿cómo y dónde elegirían morir quienes ejercieron fuertes liderazgos? Hace unos tres meses, quien quiso ser el más bolivariano de los gobernantes del siglo 20 murió de la manera que menos deseaba, sin despedirse en un discurso por última vez ante su gente.
La placa sobre un muro de San Pedro Alejandrino estampa la última proclama del libertador agonizante: “¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la Patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la unión, bajaré tranquilo al sepulcro”.
Las últimas voluntades plasmadas como testamento a veces adolecen de plazos y tienen herederos demasiado inciertos.
Otros “próceres”
No muy lejos de la Quinta de San Pedro, junto al estadio del Unión Magdalena, se yergue otra estatua: la de Carlos Alberto “el Pibe” Valderrama, un “prócer” futbolero del que ningún colombiano reniega y a cuya hermana o padre puede uno ver con él, sentados en la vereda de su humilde casa natal en el barrio El Pescaíto. Los samarios presumen mucho más de aquel 10 de pelo ensortijado y toque sutil que de otros coterráneos como el goleador Radamel Falcao. Son muchos menos los taxistas que remiten en su paseo a la catedral, donde estuvo unos años el cuerpo de Bolívar, antes de que cumplieran su voluntad de llevarlo a Caracas. “Sólo quedó su corazón”, explica un hombre sin aclarar si su frase es literal o literaria.

Fuente: http://www.lavoz.com.ar/noticias/mundo/lugar-donde-murio-bolivar-evoca-su-final-su-legado

COMENTARIO del Plumudo: No se que carajo tiene que ver con meter "al pibe Valderrama" en la historia de Bolivar y encima poner la foto de la estatua en segundo lugar y antes que del "supuesto" homenajeado o de quien se quiere hablar... en fin, el pasquín del Interior no se si lo hace para minimizar a Bolivar o porque todo da lo mismo como en Cambalache y si se le falta el respeto a alguien, pues, que no se note.

Dejo mi saludo ritual como un apretón de manos o un "Ave María Purísima", Firme y Digno, Bocha... el sociólogo.

1 comentario:

Bocha... el sociólogo dijo...

COMENTARIO EN LA PÁGINA DE FACEBOOK

Margarita Trezza
jajajaja si!

mirando por el retrovisor

Related Posts with Thumbnails