Por Mario Riorda
En octubre habrá elecciones legislativas, previa votación en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (Paso) de agosto, pero desde varios meses antes la Argentina estará sumida en la siempre caliente “precampaña mediática”, donde cada candidato intentará instalarse entre el electorado y diferenciarse de la competencia. Ese proceso desembocará en el breve e intenso espacio de la campaña electoral propiamente dicha, donde los postulantes y sus partidos saldrán a la conquista de los votos, ese oscuro objeto del deseo de todo político.
A cinco meses de las Paso, se pone en marcha una formidable y onerosa maquinaria paraelectoral que incluye consultores políticos, servicios de encuestas, asesores de imágenes, periodistas políticos, organizadores de presentaciones y de actos, y por supuesto, candidatos, partidos políticos, jefes partidarios y militancia. Todos abocados a instalar y vender y asegurar un mensaje que fortalezca decisiones o simpatías previas del elector y, sobre todo, que capte el interés y la voluntad del ciudadano más alejado de la cosa política.
Mal que le pese a muchos asesores de políticos, este proceso de comunicación política propio de las campañas electorales (aunque la comunicación política excede lo electoral) está preñado de ideología, tal la tesis que desarrolla el politólogo y consultor Mario Riorda en su libro “¡Ey, las ideologías existen!”, escrito en coautoría con Marcela Farré y publicado recientemente por la editorial Biblos.
Dicho en forma rápida, el libro de Riorda considera que, con diferente peso y presencia, la comunicación política contemporánea “no prescinde de ninguna manera del discurso ideológico”, a contramano de ciertas las tendencias que apuntan a la desideologización y homogeneización del discurso político, como estrategia para ampliar lo más posible la clientela electoral. Se trata de la línea de trabajo que suele borrar las “evidencias” ideológicas de los candidatos tras consignas inapelables como “progreso”, “convivencia”, “diálogo”, “paz”, etc. Salvando la distancia del contexto, del marco teórico, y posiblemente de la intención del emisor, la de Riorda es una advertencia similar a la que hicieran en 1972 Dorfman y Mattelart con aquel “manual de descolonización” que fue la obra “Para leer al Pato Donald”, donde enseñaron a una generación a encontrar las huellas de la ideología dominante en las bucólicas historietas de Disney.
“Para muchos, han agonizado las grandes utopías, y también las ideologías entendidas como grandes relatos, en tanto se tornan irrelevantes para los ciudadanos, incluso porque las viejas concepciones de izquierda y derecha han caducado”, señala el libro, citando a Jaime Durán Barba, el ecuatoriano que es consultor de cabecera del jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, y que en algún momento se relacionó con el gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota.
En un volumen de 334 páginas, Riorda plantea que en Latinoamérica la tendencia es otra y que ni aun la política hiperpersonalizada de la actualidad, con preeminencia del candidato sobre el partido o el programa, provoca la desideologización del discurso político. Para demostrarlo, acude al análisis de varias campañas electorales para elecciones presidenciales de países latinoamericanos, a saber: Argentina de 2007, Bolivia de 2009, Brasil de 2006, Chile de 2009, El Salvador de 2009, Guatemala de 2007, Honduras de 2009, México de 2006, Nicaragua de 2006, Panamá de 2009 y Venezuela de 2006.
El análisis es básicamente la aplicación de una matriz de búsqueda de elementos ideológicos en textos políticos de las campañas en cuestión (mensajes de apertura y cierre de campañas, spots televisivos, etc.), con lo que detecta componentes ideológicos simbólicos y políticos en el discurso de candidatos oficialistas y opositores, aun en aquellos de perfil “técnico” y desideologizado.
Presentado como un libro para consultores, políticos y periodistas, “¡Ey!” concluye que es “evidente” que “la ideología está absolutamente presente en las campañas presidenciales de América latina” y que esto “implica reconocer que la comunicación política electoral no prescinde de ninguna manera del discurso ideológico sino que éste, construido del modo más diverso de acuerdo con los contextos de cada país, existe y está más vivo que nunca”.
Fuente: http://www.lmcordoba.com.ar/nota.php?ni=123269
Dejo mi saludo ritual como un apretón de manos o un "Ave María Purísima", Firme y Digno, Bocha... el sociólogo.
Anoche, finalmente, gané el "VICTORY AWARDS" en la categoría "Investigación Académica del Año" en el evento POLI Conference de Nueva York.
Ese premio se otorga por investigar y producir ideas o pensamientos en el campo académico de las Ciencias Políticas y el Marketing Político. Lo ganamos junto a Marcela Farré Rusculleda.
Pero también lo ganó este libro más que las personas! Queríamos hacer un libro que hiciera ruido en las ideas de América Latina y lo hemos logrado. Por eso mi agradecimiento a Pablo Ariel Cabás y a cada uno de los investigadores que hicieron posible esta obra en un trabajo que nos llevó dos años.
Mi agradecimiento a la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la UCC y al apoyo de la UES21.
Gracias a Marketing Mkt-Politico En la Red y a su jurado de evaluadores.
Fuente: Mario Riorda
Para leer las campañas políticas y sus mensajes
En octubre habrá elecciones legislativas, previa votación en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (Paso) de agosto, pero desde varios meses antes la Argentina estará sumida en la siempre caliente “precampaña mediática”, donde cada candidato intentará instalarse entre el electorado y diferenciarse de la competencia. Ese proceso desembocará en el breve e intenso espacio de la campaña electoral propiamente dicha, donde los postulantes y sus partidos saldrán a la conquista de los votos, ese oscuro objeto del deseo de todo político.
A cinco meses de las Paso, se pone en marcha una formidable y onerosa maquinaria paraelectoral que incluye consultores políticos, servicios de encuestas, asesores de imágenes, periodistas políticos, organizadores de presentaciones y de actos, y por supuesto, candidatos, partidos políticos, jefes partidarios y militancia. Todos abocados a instalar y vender y asegurar un mensaje que fortalezca decisiones o simpatías previas del elector y, sobre todo, que capte el interés y la voluntad del ciudadano más alejado de la cosa política.
Mal que le pese a muchos asesores de políticos, este proceso de comunicación política propio de las campañas electorales (aunque la comunicación política excede lo electoral) está preñado de ideología, tal la tesis que desarrolla el politólogo y consultor Mario Riorda en su libro “¡Ey, las ideologías existen!”, escrito en coautoría con Marcela Farré y publicado recientemente por la editorial Biblos.
Dicho en forma rápida, el libro de Riorda considera que, con diferente peso y presencia, la comunicación política contemporánea “no prescinde de ninguna manera del discurso ideológico”, a contramano de ciertas las tendencias que apuntan a la desideologización y homogeneización del discurso político, como estrategia para ampliar lo más posible la clientela electoral. Se trata de la línea de trabajo que suele borrar las “evidencias” ideológicas de los candidatos tras consignas inapelables como “progreso”, “convivencia”, “diálogo”, “paz”, etc. Salvando la distancia del contexto, del marco teórico, y posiblemente de la intención del emisor, la de Riorda es una advertencia similar a la que hicieran en 1972 Dorfman y Mattelart con aquel “manual de descolonización” que fue la obra “Para leer al Pato Donald”, donde enseñaron a una generación a encontrar las huellas de la ideología dominante en las bucólicas historietas de Disney.
“Para muchos, han agonizado las grandes utopías, y también las ideologías entendidas como grandes relatos, en tanto se tornan irrelevantes para los ciudadanos, incluso porque las viejas concepciones de izquierda y derecha han caducado”, señala el libro, citando a Jaime Durán Barba, el ecuatoriano que es consultor de cabecera del jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, y que en algún momento se relacionó con el gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota.
En un volumen de 334 páginas, Riorda plantea que en Latinoamérica la tendencia es otra y que ni aun la política hiperpersonalizada de la actualidad, con preeminencia del candidato sobre el partido o el programa, provoca la desideologización del discurso político. Para demostrarlo, acude al análisis de varias campañas electorales para elecciones presidenciales de países latinoamericanos, a saber: Argentina de 2007, Bolivia de 2009, Brasil de 2006, Chile de 2009, El Salvador de 2009, Guatemala de 2007, Honduras de 2009, México de 2006, Nicaragua de 2006, Panamá de 2009 y Venezuela de 2006.
El análisis es básicamente la aplicación de una matriz de búsqueda de elementos ideológicos en textos políticos de las campañas en cuestión (mensajes de apertura y cierre de campañas, spots televisivos, etc.), con lo que detecta componentes ideológicos simbólicos y políticos en el discurso de candidatos oficialistas y opositores, aun en aquellos de perfil “técnico” y desideologizado.
Presentado como un libro para consultores, políticos y periodistas, “¡Ey!” concluye que es “evidente” que “la ideología está absolutamente presente en las campañas presidenciales de América latina” y que esto “implica reconocer que la comunicación política electoral no prescinde de ninguna manera del discurso ideológico sino que éste, construido del modo más diverso de acuerdo con los contextos de cada país, existe y está más vivo que nunca”.
Fuente: http://www.lmcordoba.com.ar/nota.php?ni=123269
Dejo mi saludo ritual como un apretón de manos o un "Ave María Purísima", Firme y Digno, Bocha... el sociólogo.
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