La foto del miércoles 16 de junio del 2010 muestra la gran escultura de la diosa Tlaltecuhtli, exhibida por primera vez en el museo del Templo Mayor de la Ciudad de México. Los arqueólogos planean buscar tumbas de emperadores aztecas (AP Foto/Eduardo Verdugo).Height (pixels): 344Width (pixels): 512Series ID: 19e585e6-ea0d-4dac-b951-e11740989ab0Photo ID: 19e585e6-ea0d-4dac-b951-e11740989ab0Asset Type: PHOTOPrevious Photo ID:
MEXICO (AP) - Arqueólogos mexicanos han encontrado algunas de las ofrendas más ricas e inusitadas de la cultura azteca en excavaciones realizadas debajo de la colosal estatua de una diosa de la tierra, y dijeron el miércoles que tienen previsto abrir un túnel lateral para hallar las tumbas de los emperadores aztecas, que estarían en la zona.
Las siete ofrendas separadas y raras que se hallaron debajo de la estela que muestra a la diosa Tlaltecuhtli incluyen el esqueleto de un perro o de un lobo, adornado con piezas de turquesa en las orejas, collares de jadeíta y cinturones dorados en las patas.
La gran piedra de 4 metros (13 pies) de largo, que muestra a Tlaltecuhtli, fue hallada en el 2006, cerca de los límites de la pirámide del Templo Mayor, en el centro de la Ciudad de México. En el 2007, la pieza fue levantada y los arqueólogos comenzaron a excavar en la zona.
El miércoles, el gran monumento comenzó a exhibirse a la prensa, antes de la primera exposición al público. La estela en sí misma desafía la percepción tradicional sobre los monumentos aztecas como relieves sin color en piedra, ya que conserva una policromía de al menos media docena de tonos, en la que estaba originalmente pintada, incluyendo ocre, rojo, amarillo y azul.
El arqueólogo Leonardo López Luján dijo que la presencia de conchas traídas de mares distantes, así como de arracadas y collares de oro, lo mismo que dagas de madera, todo ello encontrado debajo de la estela, sugieren que hay un personaje muy importante sepultado en las proximidades.
"Son ofrendas que nunca habíamos visto, y que obviamente nos dan muy buenos indicios de que en algún momento encontraremos alguna tumba real", dijo López Luján.
Las ofrendas, dedicadas a dioses, no a gobernantes, provienen de rincones apartados del continente, y "nos están diciendo que estamos ante un gran, gran imperio", añadió.
Los registros históricos que datan de la conquista (1521) y algunas marcas en la estela de Tlaltecuhtli sugieren que el emperador azteca Ahuizotl, fallecido en 1502, fue cremado, y que sus cenizas se esparcieron en algún lugar al pie de la pirámide.
Originalmente, los investigadores pensaban que la tumba se ubicaría directamente debajo de la piedra. Pero con sólo dos metros restantes por cavar hacia abajo, en una fosa de 12,5 metros (41,01 pies) desde el 2007, López Luján señala ahora que los investigadores abrirán un túnel lateral, unos cinco metros (16,4 pies) al poniente, para ver si pueden hallar los restos incinerados de Ahuizotl o de sus antecesores.
Saludos rituales, Bocha.
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