Había una vez un cuerpo enfermo, muy enfermo, internado en una clínica privada. Allá por el 2001, en estado terminal. De repente e inesperadamente, un grupo de médicos nuevo empezó a curarlo con tratamientos novedosos y empezó despacito a recuperarse, lenta pero claramente fue ganando fuerzas, ánimo y amor propio. Resulta que el tratamiento era muy costoso para la clínica privada. Luego de varios años, los dueños de la clínica se cansaron y a partir del 2008, empezaron a envenenar ese cuerpo. Primero secretamente, luego de manera abierta y descarada. Parte del cuerpo se había dado cuenta pero ya era tarde. El objetivo era boicotear a esos médicos que atentaban contra su negocio y elegir un nuevo médico a su medida. La mitad del cuerpo se enfermó nuevamente, y por "propia decisión", el cuerpo "eligió" cambiar de médico. Luego del cambio de médico, la clínica cambió veneno por anestesia para iniciar los tratamientos ortodoxos. Había que cortar por lo sano. Empezaron las amputaciones. La anestesia solo hizo efecto en la mitad del cuerpo. Las amputaciones empezaron por las partes del cuerpo rebeldes, pero los gritos de dolor no llegaban a afectar inicialmente a la otra mitad del cuerpo dormida. Inexorablemente, las amputaciones siguieron por todo el cuerpo. Ese cuerpo aún no despertó, pero cuando lo haga, sería bueno que no tenga un espejo cerca
Dejo mi saludo ritual como un apretón de manos o un "Ave María Purísima", Firme y Digno, Bocha... el sociólogo.
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