"Hola, soy tu profesor; el que te manda a apagar el celular, que te saques el gorro en el aula, que te exige que saques el cuaderno para pasarte las notas, el que les pide que no se descontrolen, el que entra al salón cuando crees que sigues en recreo, que te cansa, se molesta contigo, te hace leer, escribir, escribir y escribir, te manda muchas tareas y se molesta cuando no las haces; te llamaré la atención, te repetiré mil veces las cosas, seré tu peor pesadilla y cuantas veces sea necesario, y sabes por qué?
Porque TE QUIERO MUCHO Y QUIERO QUE APRENDAS Y SEAS UN HOMBRE O MUJER DE BIEN. Cuando TÚ puedas comprender esto, ¡¡YA NO ESTARÁS A MI LADO!! ¡¡¡Ojalá en ese momento recuerdes cuánto me importaste!!!...
Pero pasados los años me alegrará profundamente cuando, cruzando la calle, me saludes con un ¡Hola profeeee!, me cuentes de tu vida y me presentes a tus hijos... aunque ya no recuerde tu nombre... esa será la muestra que no solamente llegué a tu cerebro sino también a tu corazón.
Saludos rituales, Bocha... el sociólogo.
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