INCLUSIÓN Y CALIDAD

Por Lic. Gustavo Pizzi

El mes pasado reflexionábamos sobre el cambio de época y la necesidad de cambiar de métodos, pero más que de métodos de actitudes: hacia el conocimiento, hacia la escuela, hacia los alumnos, hacia las actividades que realizamos en la escuela, hacia los modos de encontrar soluciones a los conflictos, hacia los discursos que manejamos desde la institución escolar. Actitudes que tienen que ver con un posicionamiento frente a la realidad y una lectura de la misma que es necesario hacer para pretender educar.

Acabo de regresar de una beca de estudio y capacitación a EE UU. El objetivo fue conocer el sistema educativo Norteamericano y tratar de aplicar en un proyecto de innovación algunas de las ideas suscitadas en este viaje.

El impacto que produjo en mí este viaje tuvo que ver con esta idea que va madurando y que convoca a todos los educadores. Repensar la escuela a la luz del cambio de época.

Más allá de las cuestiones presupuestarias,(el país del Norte históricamente destinó un presupuesto MUY alto a la educación), más allá de los salarios docentes, de las necesidades materiales satisfechas y de los motivos por los cuales estas están cubiertas, etc...  Alcanzo a vislumbrar una preocupación de los directivos y docentes por estas cuestiones básicas que tienen que ver con la época en que estamos viviendo.

Está claro que los adelantos tecnológicos aplicados a la educación sin más no provocan cambios en los sistemas. Lo que verdaderamente impacta en un sistema y en la formación de las nuevas generaciones es la impronta que los adultos dejan  y que posibilita que la educación pueda ser promotora de cambios sociales duraderos y que modifiquen positivamente en la vida concreta de las personas.

A lo que nos referimos, básicamente es a los objetivos que como sociedad nos planteamos al pensar un sistema educativo. En este sentido desde hace unos años a esta parte creo que en Argentina pero también en otros países del mundo el objetivo claro es la incorporación de cada día más personas al sistema educativo y lograr esta inclusión con calidad.

Quizás desde lo micro de una escuela concreta del interior del interior esta finalidad no se perciba tan claramente. Pero las leyes que en Argentina fueron incluyendo, primero la educación primaria obligatoria, en los 90 hasta el 9º curso y recientemente todo el nivel medio; son objetivos que se plantean en vistas a pensar una sociedad en el futuro que tenga acceso a los bienes y servicios propios de una comunidad tecnológicamente desarrollada. La educación además permite formar ciudadanos críticos y conscientes de su papel en la sociedad.

El estado Argentino y los estados en general ven claramente este objetivo inclusivo, la pregunta que nos hacemos es cómo incluir con calidad. A que llamamos calidad educativa. Que tiene que tener una escuela para ser de calidad. Hacen falta herramientas tecnológicas solamente o también algunas otras cuestiones. Los alumnos deben saber matemáticas y lengua o también tenemos que brindar otros contenidos. Cómo enseñamos lo que enseñamos. Que parámetros debe incluir la medición del aprendizaje. Muchas preguntas con respuestas abiertas, ambivalentes, pero está claro que la calidad es un tópico ineludible a la hora de pensar los objetivos de la educación de cualquier sistema y de cualquier escuela.

Este cambio de época viene con un desafío doble: incluir con calidad. En Estados Unidos nos reunimos directivos de Tailandia, Portugal, Brasil y Argentina. Fueron representantes de los gobiernos de cada país, de fundaciones patrocinadores, etc y todos coincidimos en esto. Es necesario pensar un sistema que incluya a la mayor cantidad posible de personas y que esta sea con calidad. Hay países que logran esta articulación porque hace años que están trabajando y destinando recursos a capacitar a su personal, en dotar a las escuelas de infraestructura y personal adecuado para lograrlo. Otros estamos tomando conciencia de la necesidad de hacerlo. En EE.UU hace unos años implementaron un programa con un nombre paradigmático de esta situación: “Que ningún niño se quede atrás”. Y están luchando por lograrlo. También se cuestionan los objetivos y los medios a lograrlo pero hay una conciencia en la mayoría de la sociedad que esto es algo importante y necesario.

Nuestra Constitución garantiza este derecho porque incorpora en 1994, todos los derechos humanos como texto constitucional. 

Lo que tenemos que acordar entre nosotros son las estrategias a seguir, los recursos a destinar, la función de la sociedad civil en este objetivo y la toma de conciencia de TODA la comunidad que los impuestos que todos pagamos deben ser administrados por el ESTADO con responsabilidad y destinarlos a programas que apuntalen a los más débiles de la sociedad, a los más vulnerables para sostenerlos en el tiempo y puedan incorporarse al sistema educativo.

CREO que el ESTADO tiene un rol central en esta tarea. NO es el estado una entelequia que nos dirige arbitrariamente. El estado es el que debe articular todos los mecanismos sociales a fin de lograr objetivos comunes a la sociedad. Debemos luchar porque el estado (no los gobiernos de turno) incorpore mecanismos de igualación a través de la educación para que los menos favorecidos por el sistema tengan las mismas oportunidades que los más favorecidos. Los que somos conscientes de esta situación tenemos que asumir nuestra responsabilidad y comprometernos en debatir estas cuestiones centrales de la vida de la Nación. Participar activamente para proponer cambios en lo que nos parece que debemos cambiar. Argentina está viviendo una época inmejorable de su historia. Los paradigmas que nos definieron están en cuestión y los escenarios han cambiado. Los actores que siempre decidieron las políticas públicas están en cuestión, el sistema político está cambiando. La propia gente se moviliza para opinar y participar en un clima inédito de libre expresión. Hace mucho que no veía patentizada tanta discusión en la calle, en los bares, en las escuelas, en las universidades...y se está discutiendo que modelo de país queremos. Qué futuro queremos para las generaciones que vienen.

Espero que podamos discutir y repensar la educación como herramienta fundamental de nuestro destino asumiendo estos dos fundamentos básicos: INCLUSIÓN Y CALIDAD.

Fuente: Revista HDO MAgazine

Saludos rituales, Bocha... el sociólogo.