Ortega y Gasset, conferencia en la ciudad de La Plata en 1939 Para animarnos a la recuperación de nuestros ideales, de nuestro carácter y de nuestro destino de grandeza: “¡Argentinos, a las cosas, a las cosas! Déjense de cuestiones previas personales, de suspicacias, de narcisismos. No presumen ustedes el brinco magnífico que daría este país el día que sus hombres se resuelvan de una vez, bravamente, a abrirse el pecho a las cosas, a ocuparse y preocuparse de ellas directamente y sin más, en vez de vivir a la defensiva, de tener trabadas y paralizadas sus potencias espirituales, que son egregias, su curiosidad, su perspicacia, su claridad mental secuestradas por los complejos de lo personal”

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lunes, 21 de noviembre de 2011

La ausencia de los adultos atenta contra la convivencia escolar


Los especialistas creen que no hay más violencia que antes, sino que ahora se tolera menos y se muestra más.


Atención. la mayoría de los chicos navega sin el control de un adulto. Por esa vía, algunos son acosados. (La Voz)


por Mariana Otero

“De ninguna manera puede afirmarse que hay una mayor violencia escolar en estos tiempos. Sí puede afirmarse que la sociedad la tolera menos y se conmueve más cuando la violencia es presentada en los medios”, plantea Horacio Maldonado, psicólogo educacional, y ex integrante del equipo de Convivencia Escolar del Ministerio de Educación de la Provincia.
Los últimos casos de violencia en la escuela, en Jesús María y Adelia María, volvieron a poner en la discusión pública los hechos de acoso y golpizas, en algunos casos, filmados y colgados en YouTube.
Los especialistas aseguran que es imposible medir si hay más o menos violencia. El debate, en todo caso, es si ahora es más visible gracias a la prensa y a las nuevas tecnologías.
Datos del Observatorio de la Convivencia Escolar de la Universidad Católica Argentina revelan que uno de cada cuatro alumnos argentinos entre 10 y 18 años admite que le tiene miedo a un compañero en la escuela. Y en la franja de edad que va entre los 12 y los 15 años, la proporción trepa a uno cada tres. Es lo que se conoce como bullying , o acoso, que rara vez es denunciado por los adolescentes y que estalla cuando la agresión se prolonga.
¿Qué “síntomas” hay que atender en la escuela para prevenir hechos violentos? ¿Y cómo actuar? “Como educador, creo central analizar estos episodios en el contexto de la propia institución escolar y la época que nos toca vivir. Creo que hay una espectacularización con algunos casos que no hacen más que confundir”, dice Gabriel Brener, licenciado en Ciencias de la Educación e investigador.
Los consejos pueden parecer obvios, pero no lo son. Por un lado, los especialistas plantean que si los adultos no logran mostrar buenos ejemplos de diálogo, difícilmente surjan actitudes similares en la escuela. “Invocamos reglas de juego que, como adultos no cumplimos”, dice Brener. Y agrega: “Muchas de las situaciones que se nominan como ‘violencia escolar’ son llamados de los más pequeños para que los adultos nos hagamos cargo y nos animemos a ayudarlos a convivir mejor, a poner palabra y diálogo allí donde aparece la cargada, el insulto o la agresión física”.
Normas y prevención. Para Maldonado, la violencia es constitutiva de la naturaleza humana. “No queda otro camino que regularla y para ello se crean las normas”, asegura. Regularla es la mejor opción para prevenirla y a cada sector le corresponde cuidar que las normas se cumplan. “Los adultos –padres y docentes– tienen mayor responsabilidad en esta tarea. Lo peor es que la violencia se naturalice”, subraya. “Es imprescindible que los adultos seamos referentes para los más jóvenes, estando allí y dándonos por aludidos, mediando entre ellos y con la cultura”.
“Mirar para otro lado, enojarse y no actuar o quejarse sin sentirse parte son variantes de la ausencia adulta. Y la ausencia adulta es territorio fértil para el vale todo, que no es otra cosa que la ausencia de normas que reconocemos necesarias para vivir con otros, para convivir mejor”, remarca Brener.
Hay que generar espacios para hablar colectivamente en la familia o en la escuela sobre las formas que asume en cada tiempo y espacio. “No hablar ni reflexionar, relativizarla, darla por sentado y no actuar es la peor receta para afrontarla”, insiste Maldonado.
Los alumnos también pueden prevenir hechos violentos si están atentos a episodios de maltrato, discriminación, abusos y excesos y buscan resolverlos o piden ayuda a los adultos.
Los expertos consideran que las trasgresiones a las normas, tanto de los estudiantes como de los docentes, deben ser sancionadas y con criterios reparatorios (resarcir el daño producido con sus acciones violentas en la familia o en la escuela). La punición por sí sola no alcanza.


Fuente: http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/ausencia-adultos-atenta-contra-convivencia-escolar

Saludos rituales, Bocha. 

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