Que tienen serias dificultades en comprensión de textos, que no acatan las consignas de los docentes ni respetan la figura de la autoridad. Estas son algunas de las quejas más frecuentes, entre los directivos y profesores de enseñanza secundaria en Argentina a la hora de hablar de sus alumnos. Pero la cuestión es más grave de lo que parece.
Un estudio reciente realizado por el Programa Internacional de Evaluación de Alumnos (PISA) financiado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ya había adelantado estas conclusiones que ponen el acento en las deficiencias que los estudiantes argentinos mayores de 15 años tienen en materia de lectoescritura. Y eso no es todo. Otra parte del informe, realizado entre jóvenes de 75 países, revela que los alumnos secundarios argentinos encabezan el ranking de indisciplina y desatención dentro del aula, seguidos por los de Grecia y Finlandia.
El estudio tomó en cuenta (entre otros parámetros) el mal comportamiento, en términos de interrupciones a los profesores y el tiempo que éstos debían esperar hasta que los estudiantes se pusieran en sintonía con los contenidos de la clase. Como contracara de esta realidad, entre los tres primeros países del ranking de buena conducta se encuentran Japón, Kazajstán y Shangai.
Diferencias. “No me sorprende que los países asiáticos hayan salido primeros en el ranking de buen comportamiento porque culturalmente somos muy distintos”, afirma Ariel Zysman, ex director de Educación Secundaria de la Provincia de Buenos Aires. “Más allá de que la escuela tiene rasgos en común en todo el mundo, cada región tiene su propia idiosincracia. Por eso creo que es erróneo comparar los parámetros de conducta entre Oriente y Occidente”.
De acuerdo al informe, aquellas clases cuyos estudiantes tienen problemas de conducta, resultan de mayor complejidad para los docentes que deben improvisar diferentes estrategias pedagógicas para captar la atención e intentar avanzar en el proceso de aprendizaje. “La creencia popular estima que cada nueva generación es menos disciplinada que la anterior y que los profesores poco a poco van perdiendo el control sobre sus clases. Sin embargo, esto resultó ser un mito ya que entre los años 2000 y 2009, en la mayoría de los países, la disciplina escolar mejoró en lugar de sufrir deterioro”, reveló el estudio.
Oriente. Los países de la región asiática acaparan siete de los diez primeros lugares en lo que respecta a buen comportamiento en clase, mientras que los otros tres corresponden a naciones de Europa del Este. Los curioso es que China, con el sistema educativo de Hong Kong por un lado y de Shangai por el otro, está en el top five, lo que refleja el surgimiento de este país como una superpotencia educativa.
Zysman, que actualmente se desempeña en la carrera de Ciencias de la Educación en la UBA, reflexiona: “El problema de las evaluaciones de este tipo es que intentan establecer un parámetro de calidad educativa a nivel internacional en forma estandarizada y suponen que es lo mismo medir el aprendizaje en cualquier lugar del mundo sin tomar en cuenta los diferentes sistemas educativos. Si bien en las últimas décadas, Argentina tuvo un proceso de masificación en la enseñanza media todavía quedan problemas por resolver. Pero de ningún modo se la puede equiparar a los países asiáticos. Creo que medir la indisciplina de los alumnos en base a los niveles de interrupción en el aula no es un parámetro científico que otorgue algún tipo de rigurosidad al estudio”.
Mirar para otro lado
Más allá de los datos estadísticos del estudio realizado por PISA para establecer un parámetro estándar en materia de comportamiento estudiantil, PERFIL consultó a directivos, profesores y preceptores de enseñanza secundaria para escuchar la otra cara del asunto. Pero de las numerosas fuentes consultadas tanto en Capital Federal como en Provincia, la mayoría prefirió minimizar la cuestión, o negarla, y evitar la polémica.
Tal es el caso, por ejemplo, de la Escuela Técnica Ingeniero Huergo de Caballito, cuyos alumnos mantienen una histórica rivalidad con los que asisten al Colegio Hipólito Vieytes, ubicado a tres cuadras de allí, y que en más de una ocasión tuvieron enfrentamientos con graves incidentes en los que la Policía Federal debió disponer de custodia permanente. Pero en voz baja, otras fuentes del sector revelan que en las aulas muchos jóvenes muestran conductas agresivas entre ellos y con los educadores, y falta de atención (como enviar mensajes de textos o querer escuchar música durante la clase), además de un gran desinterés por aprender.
3 comentarios:
Lei tu art. es muy real lo que dices sobre el estudiantado argentino. Los jóvenes de hoy tienen poco estímulo o cero estímulo a nivel social. Y no creo que sea tarea de los docentes, es un serio tema digno de abordarse desde el Estado.
Es más fácil cortar el hilo por lo más delgado, vulnerable y débil. Si nos va mal ya se sabe a quién echarles la culpa de todo: al docente.
En este y otros muchos casos Errado!
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