Por Gustavo Pizzi
Un pensamiento crítico siempre requiere posicionarse frente a la realidad desde una perspectiva determinada. Para posicionarse y poder mirar críticamente la realidad es necesario preguntar por los “fundamentos” de esa realidad. Es por ello que una de las tareas más importantes del educador es la de abrir ese horizonte de búsqueda de la verdad a cada alumno. Búsqueda que supone en primer lugar una pregunta. Es decir, sólo se busca aquello que uno desea buscar. Y allí entra toda la temática de la motivación. Un tema que escapa a estas líneas pero que es fundamental a la hora de enfrentar un grupo de alumnos. Es por ello que el docente debe asumir su misión. Hay una refuncionalización de la tarea docente. Tiene que ver cómo se construye “autoridad”. Etimológicamente significa “ el que hace crecer”. Es entonces tarea fundamental del maestro motivar a los alumnos para que se ”hagan” la pregunta, para iniciarlos en el camino del conocimiento. Educar en este sentido significará Ex–ducere: Conducir desde adentro, sacar desde dentro la pregunta a partir de los conocimientos previos para que el alumno se plantee el problema y surja la pregunta. Un docente construye así autoridad a partir del liderazgo en el manejo de las estrategias para acceder a las posibles respuestas a la pregunta, y que cuando empiece a responderla seguramente fue profundizando y abriéndose en nuevas preguntas y nuevas posibles respuestas. Esta dinámica requiere mucho trabajo previo y posterior en el docente. Previo sobre todo es la preparación de estrategias adecuadas, motivación a partir de los intereses y expectativas del grupo a cargo y posterior porque el proceso de corrección , lectura de trabajos y seguimiento personal y grupal demanda muchas horas. Pero cuando el profesor logra provocar a los alumnos e interesarlos en la pregunta la tarea se transforma en apasionante. Los docentes somos testigos privilegiados del nacimiento en los alumnos de conocimientos que quizás nunca creíamos que podrían alcanzar, testigos de repuestas totalmente novedosas a problemas antiguos e interpretaciones realmente sorprendentes. En este sentido ser docente (el prefijo dek significa pensamiento) es “abrir” la realidad, poner al alumno de camino (la palabra met-odos significa ir de camino) para que descubra por sí mismo la verdad, para que de sus interpretaciones de la realidad, le muestra los tesoros de la cultura, la literatura, el arte, la ciencia,etc. Es decir, todo aquello que la humanidad ha ido construyendo poco a poco a lo largo de su historia y que hoy se pone a nuestro alcance.
Cinco siglos antes de Cristo Aristóteles escribía comenzando su “Metafísica”: “El hombre desea por naturaleza, conocer”. Este deseo está anclado en nuestro ser, nos identifica, nos diferencia del resto de las especies que habitamos la tierra.
Ser docente hoy (quizás como siempre) significa trabajar sobre el deseo y encauzarlo, promoviendo jóvenes entusiastas en su compromiso con el conocimiento. Desde esta perspectiva la tarea del docente hoy es clave para transformar la realidad a partir de la construcción del conocimiento en la mente y el corazón de las nuevas generaciones.
Dejo mi saludo ritual como un apretón de manos o un "Ave María Purísima", Firme y Digno, Bocha... el sociólogo.
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