Ortega y Gasset, conferencia en la ciudad de La Plata en 1939 Para animarnos a la recuperación de nuestros ideales, de nuestro carácter y de nuestro destino de grandeza: “¡Argentinos, a las cosas, a las cosas! Déjense de cuestiones previas personales, de suspicacias, de narcisismos. No presumen ustedes el brinco magnífico que daría este país el día que sus hombres se resuelvan de una vez, bravamente, a abrirse el pecho a las cosas, a ocuparse y preocuparse de ellas directamente y sin más, en vez de vivir a la defensiva, de tener trabadas y paralizadas sus potencias espirituales, que son egregias, su curiosidad, su perspicacia, su claridad mental secuestradas por los complejos de lo personal”

Evolución

Evolución
El conocimiento es bueno sólo si se comparte. Nada es imposible para una mente dispuesta. Espero que este blog ayude a aquellos que están buscando conocimientos, al igual que yo.
Libro de quejas:
A) Las imágenes y/o enlaces contenidos en este tallerblog tienen solamente una intencionalidad didáctica y una funcionalidad educativa.
B) No mantiene ningún tipo de relación con las personas o instituciones mencionadas en las notas.
Lo mismo sucede con todos los posibles enlaces invisibles adheridas por parte de terceros a las notas publicadas. Los cuales ya no son voluntad del administrador del taller blog. Ergo, el administrador no responde ni se responsabiliza sobre las actividades de los mismos.
C) El administrador y moderador de este Tallerblog hace todo lo posible por remover cualquier material cuestionable, pero todos los comentarios publicados en las entradas, o traídos de la página homónima de facebook, expresan las opiniones de sus autores y no la del administrador, moderador o blogspot por lo cual no se les considerará responsables excepto por los mensajes publicados por ellos mismos.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

CAFÉ FILOSÓFICO - Schopenhauer (III)

Estimados:
Les envío unos textos sobre el café filosófico, sobre todo para los que se han sumado últimamente y no hemos tenido tiempo de comentar la dinámica de los mismos.
El próximo viernes es el café, el texto El arte de ser feliz (o bien vivir) se encuentra en internet aunque todavía no lo tengo para enviárselos (Marcos me dice que es muy extenso para cargarlo como adjunto).
Hay una página muy interesante sobre el autor: http://www.schopenhauer-web.org/

Siendo el próximo el último café programado para este año, los voy invitando para reunirmos en diciembre para hacer un cierre del año y conversar sobre el grupo de lectura de filosofía que me habían comentado.
Saludos.
Máximo Arbe
  
Filosofía en el andar es un proyecto de práctica filosófica que consiste en el desarrollo de un café filosófico y de una consultoría filosófica. Este proyecto es impulsado por la posibilidad de establecer nexos entre la filosofía y la vida cotidiana, tratando de crear nuevos y distintos espacios para la actividad filosófica y de enriquecer la vida cotidiana con el pensamiento.
En un sentido técnico, la filosofía es el tipo de actividad que desde hace algo más de 2500 años vienen haciendo hombres y mujeres de Occidente en tanto no se contentan con las respuestas dadas por el mito y la religión, sino que buscan responderlas desde su capacidad de comprensión y explicación racional convencidos de que lo que no puedan comprender por sí mismos nada ni nadie podrá hacérselos comprender y de que si bien pudiera ocurrir que existan cosas en el universo que jamás se lleguen a entender, en todo caso, no hay nadie más que pueda entenderlas por  ellos.
En otro sentido, derivado de la razón anterior, la filosofía es la actividad racional que las mujeres y los hombres realizan cada vez que, ante las preguntas o dificultades que la vida les presenta, no les satisfacen las respuestas hechas y heredadas y se consideran capaces de pensarlas por sí mismos para darse una respuesta autónoma. En este sentido, todos somos capaces de filosofar, ya que como afirmó Descartes al inicio de su Discurso, “el buen sentido o razón es la cosa mejor repartida del mundo puesto que cada uno piensa que lo posee en grado suficiente como para no desear más del que tiene”. Es la afirmación de la igualdad respecto de este rasgo racional de la especie, esta forma de ‘luteranismo’ filosófico, la que nos invita a participar de la filosofía como actividad cotidiana, sin temor de ser censurados por autoridades intelectuales o callados por jergas escolares y sectarias.
Aún hoy, para muchos, sólo cuenta como "filosofía" el ejercicio de pensamiento que, según ciertos cánones, se lleva a cabo en los centros de altos estudios, especialmente en las Facultades de Filosofía. Este pensar está fuertemente condicionado por la vigencia de un índex honorífico que ha consagrado algunos temas, metodologías y pensadores. Para quienes hacemos Filosofía en el Andar, los modos de hacer filosofía no se reducen a los practicados por las universidades y otros centros de estudio. Hay, y es posible crear, espacios alternativos para el filosofar.
Por eso apostamos a la creación de otros espacios, distintos, diversos, que sean capaces de convocar a aquellos que sin dedicarse profesionalmente a la filosofía tienen interés en conocerla, en discutirla, en hacerla, en reinventarla, apropiándose, desde lo cotidiano, de lo que la tradición nos ha legado, y si bien es cierto que todos tenemos igual capacidad de pensar, esta capacidad es asumida de modo distinto por cada uno. Ello depende de las ganas e intereses, de los conceptos que se tengan a mano o que se puedan generar, de los otros con quienes vamos transcurriendo y pensando la vida y del los acontecimientos que el tiempo nos va presentando.
Por otra parte, el modo de vida que llevamos quienes habitamos los países de Occidente en estos comienzos del siglo XXI, y el ritmo de cambio del mundo a nuestro alrededor, hacen que no se nos presenten muchas ocasiones para pensar filosóficamente y no favorecen que se valore suficientemente esta actividad en sus posibilidades para la vida de los individuos. Abundan las ofertas de novedades, que apuntan al ambiguo fin de aguzar y saciar a la vez nuestro excitado deseo de consumo; se nos ofrecen, como mercancía, verdades hechas para resolver los apremios a que estamos sometidos cotidianamente. Paradójicamente, muchas veces vivimos y pensamos de acuerdo con ideas anquilosadas que más que resolver problemas los generan y en medio de una vorágine de cambios profundos y rápidos, que desde los comienzos de la Modernidad no pararon de acelerarse, nos sorprendemos arraigados en lugares del pensamiento edificados hace miles de años.
Muchas de nuestras convicciones nos llegan desde los orígenes mismos de nuestra civilización occidental y judeocristiana. Por ejemplo, la certeza de que cada cosa en el mundo tiene aspectos esenciales y aspectos accidentales, es decir, aspectos que hablan de lo que las cosas verdaderamente son, que no cambian con el tiempo y el lugar, y aspectos secundarios, accesorios, temporales, contextuales. Así es como heredamos definiciones "verdaderas" de las cosas, a las que precisamente por considerarlas tales no las cuestionamos, no las sometemos a revisión. Son ellas mismas, con frecuencia, la fuente de nuestras preocupaciones, las que originan muchos de los problemas que nos atormentan individualmente y que complican nuestras relaciones con los otros, las que nos embarcan en grandes empresas para resolver causas que, desde otros puntos de vista, desaparecerían, mostrándose como pseudoproblemas.
La filosofía no busca sustituir las "certezas" que se mostraron vanas y perniciosas para la vida por otras más verdaderas, claras, benéficas. No ofrece puertos seguros donde fondear porque no hay certezas absolutas o verdades que sean de todos los tiempos y lugares. Al contrario, el filosofar nos devuelve a los caminos cada vez que nos acomodamos en un lugar, cada vez que creemos que eludimos nuestro destino nómada y conquistamos el sedentarismo. Es decir, nos devuelve a la vida. Pues la vida es movimiento y lo que hace el pensamiento es mantenernos en la conciencia de este movimiento y en la crítica de los deseos e ilusiones del sujeto.

¿Qué es un café filosófico?


El café filosófico es un espacio de práctica filosófica en el cual los participantes conversan siguiendo un tema. La coordinación está a cargo de un profesional filósofo y todos los participantes pueden expresarse y debatir desde el lenguaje cotidiano. La conversación es considerada una práctica racional cooperativa que permite revisar ideas y reconstruir creencias.
El Café Filosófico Conversaciones para andar la vida fue presentado el 02 de junio de 2006 en el Bar del Cine Teatro Córdoba (27 de abril 275) con la coordinación de Adriana Barrionuevo, Tati Dosio y Máximo Arbe como parte del Proyecto de Práctica Filosófica Filosofía en el andar. Durante ese año funcionó todos los viernes en el Café Píccolo (D. Quirós 631). En el año 2007 empezó a funcionar mensualmente en Umbertia restó & living de Alta Córdoba (Bedoya 1031), coordinado por Adriana Barrionuevo y Máximo Arbe. En 2008 siguió funcionando en Umbertia coordinado por Máximo Arbe y en agosto de 2009 se trasladó a Bohemian café restaurante de Argüello (R. Martinolli 7759), siguiendo en la coordinación Máximo Arbe.
Algunos temas tratados han sido los siguientes: el fútbol, el dinero, el enamoramiento, falacias del amor, la felicidad, el poder, el placer, salud y terapia, conocimiento de sí, ocio y trabajo, ciencia y no-ciencia; la cultura, el cuerpo enamorado, comunicación no verbal, el tiempo, amor y sufrimiento, la manipulación, el progreso, el sexo, la libertad, las palabras, las mentiras, la comunicación en tiempos de Internet, el matrimonio igualitario, etc. También, la filosofía según Diógenes Laercio, la amistad en Epicuro, las pasiones en Descartes, la crítica del deseo en Freud, la historia de la sexualidad en Foucault, el arte de ser feliz en Schopenhauer.
Todos los cafés se comienzan con una breve presentación de los participantes, luego se parte de una introducción al tema: Se exponen ideas extraídas de la tradición filosófica, se plantean problemas en torno a la cuestión y se proponen algunas actividades para disparar la conversación, como por ejemplo, leer o comentar un breve texto, formular preguntas problematizadoras, contar experiencias, identificarse con fragmentos filosóficos propuestos, etc. Este inicio es lo único que se programa, después la conversación se desarrolla con un ritmo propio e imprevisto.
La idea es que lo que pasa en cada café no se tiene que poder pre-decir ni pre-escribir. Porque nos propusimos que éste sea un espacio donde hacer experiencias, no experimentos. Las conversaciones son excelentes lugares donde tener experiencias. En ellas, gracias al clima de amistad y buena disposición, se transcurre por un tema cómodamente, sin demasiadas limitaciones. Los sentidos surgen y se retiran y aunque algunos puedan permanecer un tiempo, el destino de todos es el devenir, pues no hay un lugar que sea el de llegada, que conozcamos antes de comenzar a conversar o que podamos reconocer cuando lo alcancemos, un lugar como “la verdad” que ponga fin a la conversación, que haga superfluo el andar.
Si bien la conversación no finaliza -en el sentido en que no hay un punto de cierre pues la experiencia no promete la clausura,- cada encuentro termina al cabo de dos horas aproximadamente. Para el cierre proponemos que cada participante retome la palabra para decir una ocurrencia, una pregunta, un pensamiento sobre lo que se ha conversado, para que nos permita seguir pensando, para movilizar la vida al abrir nuevos mundos por donde poder andar.

¿Qué es la consultoría filosófica?

La consulta filosófica es la conversación con un filósofo sobre cuestiones que preocupan al consultante, que pueden ir desde problemas existenciales hasta inquietudes más generales sobre la vida, la cultura, la sociedad.
En la consulta filosófica se trabaja bajo la idea de que la filosofía tiene una función terapéutica. De acuerdo con el sentido original de “terapia” -que es el de “cuidado” tal como fue comprendido por casi todas las escuelas filosóficas de la antigüedad-, se entiende a la filosofía no tanto como un sistema de teorías sino como un arte del buen vivir.
El mayor bien que tenemos es la vida y cómo la vivamos depende de nosotros en gran medida. Tenemos la posibilidad y la libertad de vivir de muchas maneras. Tenemos, también, el deber con nosotros mismos, de hacerlo de la mejor manera posible. Sabemos que esto no es simple: Se nos va la vida en aprender a vivir.
Compartir experiencias, conocer otros puntos de vista, descubrir el origen y la trayectoria de ciertos conceptos y teorías, son técnicas que pueden ayudarnos a modificar la forma con que habitualmente percibimos y así rever nuestras creencias sobre las cosas para que podamos recrear nuestra vida. La filosofía ayuda a esta recreación porque cada escuela y sistema filosóficos pueden considerarse como una forma de ver el mundo, un modo de significar la vida.
Por esta razón, la consulta filosófica es terapéutica y también es educativa, o mejor, reeducativa ya que considera que el conocimiento es una disposición para la acción y que muchas soluciones a problemas existenciales provienen de una revisión del sistema de creencias y conductas.
El propósito de la filosofía terapéutica es, en lo inmediato, sostener la autonomía del sujeto y, en vistas a futuro, consiste en contribuir a la construcción de un modo de vida que pueda satisfacer el mayor número posible de intereses del consultante.

Algunas ideas-fuerza de la filosofía terapéutica son:
Ø      La vida no es un “valle de lágrimas”, ni un castigo, ni un tiempo de prueba que se supere a base de aguantar el dolor y el sufrimiento.
Ø      En la vida hay numerosas situaciones de dolor que deben enfrentarse y tratar de aliviarse, en nosotros y en otros.
Ø      El dolor no depende de nosotros, el sufrimiento sí.
Ø      Muchos sufrimientos son producidos por malestares, preocupaciones, inquietudes, temores, angustias, miedos, etc., que no constituyen trastornos de la salud y que por lo tanto no deben ser medicalizados.
Ø      Muchos de estos “males” pueden resolverse o aliviarse mediante una terapia conversacional que no se reduzca a la introspección ni se centre en el pasado.
Ø      La introspección es necesaria pero insuficiente porque también deben ponerse en cuestión situaciones contextuales del consultante, como son las formas de vida, la cultura y la sociedad.
Ø      La búsqueda en el pasado es útil para entender algunas situaciones pero no sirve para transformarlas. Para cambiar no basta conocer lo que es sino imaginar lo que puede ser.
Ø      La conversación filosófica -a diferencia de otras terapias conversacionales- considera que consultante y consultor están igualmente validados como interlocutores, en consecuencia, opera en ella una doble emancipación, por un lado el consultante se libera de la tensión que supone hablar para ser interpretado y por otro, el filósofo se libera del poder que significa escuchar para diagnosticar.
Ø      Se conversa para aclarar conceptos, ordenar ideas, rever creencias y, si fuera el caso, modificar hábitos o conductas para hacer que la vida sea mejor.

Saludos rituales, Bocha.

No hay comentarios:

mirando por el retrovisor

Related Posts with Thumbnails