A rodar la vida

Desde hace ocho meses que en Allen se formó la primer organización motoquera de la ciudad.

Su nombre es “Pistón y Biela” y está compuesto por hombres y mujeres de todas las edades.

Sentaron precedentes formando la primer Agrupación Motoquera mixta del país.

Por Leonardo Stickel

A diferencia de las imágenes que Hollywood puso en nuestras pantallas, con fiestas descontroladas y peleas con cadenas y cuchillos, esta agrupación prefiere pasar una tarde en el río tomando mate con tortafritas o realizando trabajos solidarios donde lo requieran. Este es un grupo de personas común y corriente, que trabaja, tiene hijos, maridos y esposas. La única diferencia es que han dejado de ver a la moto como un simple medio de transporte, para verlo un medio de vida.

La moto es uno de los medios de transporte a motor más antiguos que existen desde que se inventó el motor de combustión interna, tal como lo conocemos hoy en día. Y no se necesitó de mucha tecnología para que las bicicletas del siglo XIX pasaran a tener motores que evitaran pedalear. Pero con el transcurso del tiempo, su rol cambió. Desde comienzos del siglo XX, la moto comenzó a convertirse en una forma alternativa de disfrutar la vida. Los primeros “viajeros” no contaron con la comodidad de las motos de hoy, pero todos, desde el comienzo, salieron a la ruta con el único fin de sentir el viento sobre sus rostros.

La agrupación motoquera Pistón y Biela de la localidad, no es la excepción. Su presidenta, Norma Jara, no se cansa de demostrar una y otra vez su amor por este vehículo y el vínculo que tiene cada motoquero con su moto. “Cuando estoy arriba de la moto no me importa nada más. Es mi momento del día, es mi momento conmigo misma, con la naturaleza que me rodea y con la moto que me lleva donde yo quiera ir”, dice la motoquera mientras le brillan los ojos.

La agrupación “Pistón y Biela” se creó el 2 de abril de este año, mientras se realizaba un motoencuentro en el bar King Artur de Allen. Y desde el comienzo entraron pisando fuerte y sentando precedentes, creando la primera organización motoquera mixta del país. “La idea surgió de una charla que yo tuve con un vecino mío, Fernando Rodríguez. Yo tenía la inquietud de formar una agrupación y trataba de averiguar como se hacía, que pasos había que seguir, etc. Entonces él me cuenta que forma parte de una agrupación en Roca y nos invita a participar. Hable con toda la gente que conocimos en el motoencuentro y no nos cerraba la propuesta, nosotros queríamos que Allen tuviera su propia agrupación y no una prestada. Armamos la comisión directiva y votamos en contra. Nosotros queríamos llevar bien grande en nuestra espalda y en nuestro pecho que somos de Allen. Queríamos una agrupación propia”, concluye con orgullo Norma Jara.

Históricamente en las agrupaciones motoqueras de todo el mundo la mujer solo ocupaba el lugar de acompañante o copiloto, pero nunca la verías montar una motocicleta propia. Pero a “Pistón y Biela” poco les importó la historia y decidieron hacerse camino al andar. “Sabíamos de entrada que no iba a ser fácil, porque para ser una agrupación con todas las de la ley tenés que tener la aprobación de las otras agrupaciones de la zona. Al principio nos miraban raro, pero por suerte les caímos bien de entrada y no hubo problemas. Ahora nos invitan a todos lados, somos la novedad del momento. Pero estamos contentos porque pusimos a la mujer en un lugar donde antes no estaba, dejó de ser la acompañante para ser la motoquera. Al primer asado que fuimos, invitados por la agrupación “Unidos por la 22” de Gral. Roca, nos miraban de reojo y de a poco se fueron acercando. Su mayor curiosidad era saber si funcionaba que hubiera mujeres en el grupo. Tenían esa duda y se la despejamos, les parecía raro, pero les quedó bien clarito que si se puede”, cuenta la secretaria de la agrupación, Miriam Chandía.

Quienes nunca tuvieron una moto suelen mirar a los motociclistas como quien mira a un demente. Las preguntas sobre lo “peligroso que es andar en moto y porqué lo hacen” son moneda frecuente. Pero para un motoquero la respuesta es simple: “La moto es una pasión, y esa pasión se refleja en todos los aspectos de la vida. Andar en moto es nuestro cable a tierra, esperamos ansiosos el fin de semana para planear a donde vamos a ir, organizar el trayecto en ruta, preparar las motos, los grupos. Nos apasiona. Viajar en moto es algo que no tiene comparación con nada. Ahora estamos organizando una travesía que vamos a realizar, si Dios quiere, para fin de año. La idea es hacer el camino de los siete lagos. Y para nosotros es toda una travesía ya que no vamos en auto o en 4x4, nosotros vamos en dos ruedas nada más. Si nos toca algún día de lluvia hay que seguir camino sin importar nada. Hay que llevar equipaje, provisiones, carpas, etc. No es tan sencillo como parece. Ninguna agrupación de la zona, con muchos años de antigüedad, se ha animado a hacerlo. Nosotros si”, cuenta Norma.

Pero la agrupación “Pistón y Biela” no solo organiza viajes y encuentros recreativos con sus pares motoqueros. Sino que también han participado en diferentes actividades solidarias junto a otras instituciones de la ciudad. “Participamos en una cruzada solidaria para la gente más necesitada del Cui. Ese fue nuestro primer viaje juntos como una agrupación, fue nuestro bautismo, fue una experiencia maravillosa que reforzó nuestras ganas de seguir con esto. Participamos junto con las otras agrupaciones “Cucarachas” de Cipolletti, “Perro loco” de Villa Regina, “Unidos por la 22” de Roca, y un montón de agrupaciones más. Lo organizamos en menos de 15 días y conseguimos muchisimas cosas: toneladas de comida para los comedores, ropa, útiles para los colegios, de todo. Y la gente de Allen se portó de mil maravillas, respondieron re bien a la propuesta. Tuvimos que llevar todo en varias camionetas y conseguimos hasta el combustible donado. Pero ver la cara de los chicos recibiendo las cosas es la recompensa perfecta a tanto sacrificio”, reflexiona la motociclista.

Hay una vieja frase que dice que los únicos que comprenden a los motociclistas son los perros que alguna vez han sacado la cabeza por la ventanilla del auto. ¿Nunca los vieron?, ¿viste la cara de felicidad de un perro cuando hace eso? Bueno, tiene la cara al viento, como un motociclista, y esa sensación no se puede explicar con palabras, tiene que ser vivido para poder comprenderlo en su totalidad.

La próxima vez que vayas en tu auto y cruces a un solitario viajero, o a un grupo de ellos, no los mires como a los locos. No pienses que son unos peligrosos pandilleros sin trabajo que han salido a hacer de las suyas. Acordate de tu perro (o alguno que hayas visto) cuando saca la cabeza por la ventanilla. Y comprenderás porqué aman de esa manera a las motos. Porque es lo que les permite ser felices disfrutando de la ruta. No importa cual. Lo importante es la ruta y la libertad que sienten en ella, con un motor rugiendo debajo de sus piernas. Y no importa el sexo, ni la edad, ni la condición social, el viento les da en la cara a todos por igual, como a los perros.

V´sssssssssssssssssssssssssssssssss... Bocha.