Vivimos en una época de grandes cambios. Desde hace unos 20 años a esta parte el mundo ha sufrido una serie de cambios en su estructura que son inéditos en la historia de la Humanidad. No me refiero a los cambios políticos o económicos solamente sino a los del ámbito del conocimiento y las nuevas tecnologías. Esto es evidente y nadie escapa a ello.
En este contexto la educación es un resorte clave de la inserción de cualquier persona en este mundo.
Hoy percibimos que la idea de educación basada en aprendizajes de memoria, centrada en contenidos está perimida. ¿Por qué? Por el simple hecho que la información sobre cualquier tema que queramos saber desde la medicina más avanzada hasta los últimos descubrimientos astronómicos cualquiera los tiene a su alcance con clikear algunas teclas. Esta Revolución de un mundo en continuo cambio, de tecnologías del conocimiento que avanzan mucho más rápido de lo que cualquier ser humano puede asimilar nos llevan a un profundo replanteo de la tarea de educar a las nuevas generaciones. Y la pregunta surge sola: ¿Qué enseñar? ¿Cómo enseñarlo? Los parámetros anteriores parecen carecer de significado, o pareciera que el universo del conocimiento es tan amplio que es imposible abarcarlo desde la escuela, las razones son obvias: Vivimos en un mundo cuyo signo de identidad es el cambio, la velocidad y el continuo "progreso". Lo que hoy es actualidad mañana será historia, y con la misma velocidad que los acontecimientos pasan a ser historia, nuestros conocimientos pasan a ser anticuados e inservibles. Nos encontramos en una época en la que no sólo es necesario "saber qué" son las cosas, sino que, sobre todo, debemos "saber cómo" son éstas.
Por ello no es suficiente aprender de memoria cómo son las cosas, sino que tenemos que aprender a pensar por nosotros mismos cómo son las cosas y a descubrir la realidad de las cosas nuevas o desconocidas. Como bien dice Matthew Lipman "la expansión de la democracia y la rápida aparición de tecnologías industriales sofisticadas han modificado los objetivos de la educación. El sistema político y económico ya no necesita un adulto instruido, sino un adulto que piense. Las democracias no pueden funcionar sin ciudadanos reflexivos y razonables, y el proceso industrial se apoya en la racionalidad."[1]. Luego, no puede haber duda alguna sobre la necesidad de arrinconar los métodos clásicos y buscar alternativas que den respuesta al desafío de nuestra época. Por ello, la respuesta debe contemplar la educación de las capacidades y las destrezas cognitivas y de razonamiento que permitan la continua adaptación y puesta al día y, al mismo tiempo, posibilitar la trasmisión de unos contenidos sin los cuales sería imposible utilizar y practicar tales destrezas y capacidades2.
Formar ciudadanos reflexivos y razonables, formar adultos que piensen, que tengan “criterios” propios para ver y analizar la realidad. A ello le llamamos “pensamiento crítico”. Es decir, despertar en el alumno la capacidad de replantearse los modelos establecidos para desde este replanteo proponer ideas nuevas, esto lo lleva a investigar, a buscar, reformular, a discutir, a proponer alternativas novedosas. Y las herramientas para ello están al alcance de todos. El conocimiento se ha democratizado de una forma nunca antes vista. Por ello educar hoy es un desafío y una oportunidad fantástica. Tenemos muchas herramientas al alcance de la mano depende de los adultos despertar en los jóvenes todo el entusiasmo de investigar, indagar, cuestionar para desde la pregunta ser aportantes de soluciones novedosas a problemas tan antiguos como el hombre mismo pero que hoy deben responderse desde parámetros nuevos. ¿Cómo lograr jóvenes activos, interesados en el mundo, apropiándose de competencias y conocimientos disponibles? Ese es el desafío de la educación en la Argentina hoy. Los colegios secundarios tenemos una nueva organización curricular, con la misma carga horaria pero menos espacios curriculares, ello nos posibilita un mayor aprovechamiento del conocimiento personal de los alumnos para ir despertando en ellos las preguntas, motivarlos a que se animen a pensar por si mismos, sacarlos de la abulia y con el entusiasmo propio por nuestra área del conocimiento a la que hemos dedicado nuestra vida despertar en ellos el fuego que alguna vez nos motivó a empezar esta hermosa aventura de la educación. El desafío y el compromiso no está en los sistemas, en las organizaciones curriculares, ni los ministros de educación , está en cada uno de nosotros si nos animamos a soñar y a concretar en el día a día esos sueños de un mundo mejor.
[1] LIPMAN, MATTHEW. La utilidad de la filosofía en la educación de la juventud. Revista de Filosofía y Didáctica de la Filosofía, n. 3, Madrid, 1985. p. 7.
2JUAN CARLOS LAGO BORNSTEIN Filosofía: Educar en el pensamiento crítico Universidad de Alcalá de Henares
* El artículo fue enviado via e-mail por el autor para publicarlo en el blog.
Dejo mi saludo ritual como un apretón de manos o un "Ave María Purísima", Firme y Digno, Bocha... el sociólogo.
3 comentarios:
Bocha: muy buena la ilustarción de la nota...Gracias por publicar...
: ) de nada amigo!!
Firme y Digno.
La verdad que todo cambia año tras año... No se ANGELA con 3 años recién cumplidos dabe palabras en ingles y un montón de cosas que yo no la he enseñado solo con ver dibujos y sabe utilizar el iPhone 4s mejor que yo... Busca en internet cosas que ni yo se como lo ha hecho... A veces pienso que hacemos mal en dejarla el móvil y el ordenador ya lo EXIGE TAMBIEN... Es implicado.... Muackkkkk buena reflexión
Publicar un comentario