"Con un oído en el pueblo y el otro en el Evangelio"
Por Mons. ENRIQUE ANGELELLI (alias el pelado)Siento que mi tierra, dolorida
Y esperanzada , reza y canta
Con su historia, vida y mensaje….
Peregrina conmigo en mi carne
y en mi sangre
me parece escucharla con su chaya.
En esta Roma pecadora y fiel
Un día floreció en mi una unción….
“Sacerdote para siempre”
Me dijiste entonces, Señor.
Veinticinco años vividos por esos caminos
De Dios
Con mañanas de Pascuas y tardes de dolor
Con fidelidades de hijo y debilidades
De pecador,
Con las manos metidas en la tierra
Del hombre…
De este pueblo tuyo que me entregaste,
Señor.
Mi vida fue como el arroyo…
Anunciar el aleluya a los pobres
Y pulirse en le interior;
Canto rodado con el pueblo
Y silencios de “encuentros”
Contigo…solo…Señor.
Mi vida fue como el sauzal…
Pegadita junto al río
Para dar sombra, nomás.
Mi vida fue como el camino…
Pegadita al arenal
Para que transite la gente
Pensando: “Hay que seguir
Andando nomás…”
Mi vida fue como el cardón…
Sacudida por los vientos
Y agarrada a Ti, Señor,
Vigía en noches de estrellas
Para susurrarle a cada hombre :
“ cuando la vida se esconde entre espinas,
siempre florece una flor”.
Mi vida canta hoy dichosa a Ti, Señor…
Es misterio que se hizo camino
Ya andado un buen trecho, Señor…
Mesa que acoge y celebra
Los racimos ya maduros
Que tu sangre fecundó.
Todo esto soy yo, Señor
Un poco de tierra y un Tabor
Veinticinco años de carne ungida
Con un cayado, un Pueblo y una Misión.
Hoy la tumba de Pedro es la Mesa
De esta Eucaristía, Señor…
En mis manos renace como entonces ,
La nueva Carne del Amor,
Pablo, tu Vicario, me sale al encuentro,
Como un hermano mayor…
Me dice al oído: “ Hermano,
Confirmo tu fe y tu misión,
recibe el ósculo de la paz ,
Y lleva a tu pueblo mi bendición”.
y…mientras se encienden las estrellas…
allá, lejos, sigue floreciendo el amor.
Por este sacerdocio tuyo
Que es mío y de tu pueblo,
Muchas gracias, Señor.
Es hora que me despida
De esta Roma que me ungí
Con un Credo agradecido
A la IGLESIA que me engendró…
Y con la esperanza de María,
¡Hasta LA Rioja , Señor!.
La Patria está engendrando un hijo
Con sangre y con dolor…
Lloran los atardeceres
Esperando que el hijo nazca
Sin odios y con amor.
Mi tierra está preñada de vida
En esta noche de dolor,
Esperando que despunte el alba
Con un hombre nuevo, Señor.
Mons.Enrique Angelelli. Terminó sus estudios eclesiásticos en Roma, donde se ordenó sacerdote el 9 de Octubre de 1949. A estos versos los escribe en Octubre de 1974, en Roma cuando realiza la Visita “Ad Limina Apostolorum”.
Saludos rituales, Bocha.
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