La tira del inolvidable Alberto Cognigni se convierte por primera vez en una obra de teatro. Este sábado, en Lima 420 tiran la casa por la ventana.
Beatriz MolinariEn el escenario brilla la Puma roja primera serie, 1955. Una joya con luz propia alrededor de la que Negrazón y Chaveta se hacen chistes, se tironean y hablan del tema que los preocupa: la Pirula (hermana de Negrazón) quiere participar en Talento Argentino o en el Bailando. Da lo mismo, “porque son de los mismos dueños”.
Omar Rezk mira a Horacio Gramajo y Jorge Mansilla mientras Vanessa Brant intenta domar un muñeco de goma espuma que José Luis Serrano (solito, sin Doña Jovita) le ató a la espalda. Frente al espejo el juego da risa.
El próximo sábado el equipo estrena Negrazón y Chaveta en La Casa del Arte (Lima 420). Entre preparativos y nervios comienzan a contar cómo surgió la idea de poner en escena por primera vez una obra protagonizada por el dúo de Hortensia.
Rezk, repatriado después de haber trabajado ocho años en Ideas del Sur, ha recuperado el paso provinciano y se divierte dirigiendo el ensayo.
José Luis Serrano se enfrasca en su computadora cortando y pegando las pistas de las canciones que ha compuesto para la obra. Y Vanessa sigue practicando con el muñeco que será Tinelli en la obra. Después explicará qué hace ahí, y que fue al casting para cantar, que eso es lo suyo.
“El primer Chaveta que buscó el Gringo Cognigni fui yo”, dice Jorge Mansilla. “Fue a verme al Teatro Córdoba con el libro escrito en una servilleta. Nosotros estábamos haciendo el exitazo de La Nona (año ’83-’84). Se me acercó y me dijo: ‘Esto es como ofrecerle a Reutenmann una playa de estacionamiento’. Así era él de gracioso. Chaveta apareció por primera vez en la obra Hortensia se divierte, con Chichilo, el Pato Achával, el Gordo Oviedo, Rudy Arrieta y Raúl Escobar”, recuerda Mansilla.
Fue en este verano 2011 que le piden al actor que lleve su Chaveta al Festival de Cosquín. “Me dieron un minuto y medio. Entré con la Puma y fue una ovación. Estuve 16 minutos en el escenario y al final entraron 20 motos del Club de Moto Puma. José Luis me llamó y me dijo: ‘Vos tenés que hacer eso’ y así empezamos a pensar en esta obra”, dice el actor que comparte el libro con Serrano.
Otra vez en el escenario, Negrazón y Chaveta discuten porque la Pirula quiere irse a Buenos Aires. No está claro qué va a bailar, si un gato... La cuestión es que Negrazón tiene que buscar la plata que hace falta para semejante empresa. Y decide vender la Puma. Le duele porque es herencia del padre que le hizo prometer que jamás se desprendería de la moto número cero que él mismo armó con el alemán (sic). Ése es el conflicto que detona lo demás.
En busca de una solución prueban de todo, las peripecias de la comedia que tiene un inocultable trazo caricaturesco. Inventan un circo con el enano “Chichón del Suelo”. Chaveta será el tragasables. “Acaba de llegar una espada increíble de Buenos Aires”, comenta después Mansilla.
De corazónCon vistas a la obra, el equipo contactó a la familia Cognigni para la autorización y después leyó toda la tira de Negrazón y Chaveta.
“Todo lo teníamos en el inconsciente colectivo, en algún lugar, pero los personajes tienen un lenguaje muy particular, sobre todo Negrazón. Su modo de hablar es hiperalambicado, complicado, de negro pretencioso. Es una pátina de la Córdoba doctoral. Chavetita es más primario, elemental, puro corazón y sentimiento. Negrazón es más reflexivo”, dice Rezk.
Para Negrazón, fue convocado otro amigo, Horacio Gramajo, el actor que volvió de España donde vivió 20 años.
Jorge Mansilla deja el ensayo y señala: “Soy un poco Chaveta. Uso la Olivetti para escribir. Me gusta oír el tecleo por la noche. Porque yo vivo de noche. Por eso me asombra Internet y el celular. Uso mi Puma cuando mi estima está baja porque me subo y la gente me mira. En la obra hago además otros personajes: un brasileño gay que me sale bárbaro y una pantomima que me está costando un montón. En un momento deciden hacerse palomeros para conseguir plata. Yo soy un pájaro”, adelanta.
Vanessa sigue bailando con el muñeco al ritmo de un bolero. Le sugieren que se lo lleve a su casa y que practique.
¿Qué le pasa a Mansilla con Chaveta? “Con el Chaveta de hoy me pasa la nostalgia”, dice y achina los ojos.
Motoquero de alma y actor, Jorge Mansilla tiene tres motos (“tengo una chopera y una pistera. Ahora quiero una enduro”). La Puma año 1955 es de su colección.
“A los perros solamente los entiende el que anda en moto. Es como un caballo. En la mochila llevo de todo. Voy a pedirle a algún rico que me preste una Harley, porque quiero hacer la ruta 40 de punta a punta. Ya hice un tramo en mi moto, pero me va a quedar la espalda a la miseria”, dice Mansilla, mitad Chaveta, mitad actor.
Negrazón y Chaveta
Comedia
Sábado 7 de mayo a las 22 y domingo 8 a las 20.30 en La Casa del Arte, Lima 420. Autores: José Luis Serrano y Jorge Mansilla. Dirección: Omar Rezk. Música: José Luis Serrano. Intérpretes: Jorge Mansilla, Horacio Gramajo y Vanessa Brant.
http://vos.lavoz.com.ar/content/negrazon-chaveta-lanzados-fama-0
Omar Rezk mira a Horacio Gramajo y Jorge Mansilla mientras Vanessa Brant intenta domar un muñeco de goma espuma que José Luis Serrano (solito, sin Doña Jovita) le ató a la espalda. Frente al espejo el juego da risa.
El próximo sábado el equipo estrena Negrazón y Chaveta en La Casa del Arte (Lima 420). Entre preparativos y nervios comienzan a contar cómo surgió la idea de poner en escena por primera vez una obra protagonizada por el dúo de Hortensia.
Rezk, repatriado después de haber trabajado ocho años en Ideas del Sur, ha recuperado el paso provinciano y se divierte dirigiendo el ensayo.
José Luis Serrano se enfrasca en su computadora cortando y pegando las pistas de las canciones que ha compuesto para la obra. Y Vanessa sigue practicando con el muñeco que será Tinelli en la obra. Después explicará qué hace ahí, y que fue al casting para cantar, que eso es lo suyo.
“El primer Chaveta que buscó el Gringo Cognigni fui yo”, dice Jorge Mansilla. “Fue a verme al Teatro Córdoba con el libro escrito en una servilleta. Nosotros estábamos haciendo el exitazo de La Nona (año ’83-’84). Se me acercó y me dijo: ‘Esto es como ofrecerle a Reutenmann una playa de estacionamiento’. Así era él de gracioso. Chaveta apareció por primera vez en la obra Hortensia se divierte, con Chichilo, el Pato Achával, el Gordo Oviedo, Rudy Arrieta y Raúl Escobar”, recuerda Mansilla.
Fue en este verano 2011 que le piden al actor que lleve su Chaveta al Festival de Cosquín. “Me dieron un minuto y medio. Entré con la Puma y fue una ovación. Estuve 16 minutos en el escenario y al final entraron 20 motos del Club de Moto Puma. José Luis me llamó y me dijo: ‘Vos tenés que hacer eso’ y así empezamos a pensar en esta obra”, dice el actor que comparte el libro con Serrano.
Otra vez en el escenario, Negrazón y Chaveta discuten porque la Pirula quiere irse a Buenos Aires. No está claro qué va a bailar, si un gato... La cuestión es que Negrazón tiene que buscar la plata que hace falta para semejante empresa. Y decide vender la Puma. Le duele porque es herencia del padre que le hizo prometer que jamás se desprendería de la moto número cero que él mismo armó con el alemán (sic). Ése es el conflicto que detona lo demás.
En busca de una solución prueban de todo, las peripecias de la comedia que tiene un inocultable trazo caricaturesco. Inventan un circo con el enano “Chichón del Suelo”. Chaveta será el tragasables. “Acaba de llegar una espada increíble de Buenos Aires”, comenta después Mansilla.
De corazónCon vistas a la obra, el equipo contactó a la familia Cognigni para la autorización y después leyó toda la tira de Negrazón y Chaveta.
“Todo lo teníamos en el inconsciente colectivo, en algún lugar, pero los personajes tienen un lenguaje muy particular, sobre todo Negrazón. Su modo de hablar es hiperalambicado, complicado, de negro pretencioso. Es una pátina de la Córdoba doctoral. Chavetita es más primario, elemental, puro corazón y sentimiento. Negrazón es más reflexivo”, dice Rezk.
Para Negrazón, fue convocado otro amigo, Horacio Gramajo, el actor que volvió de España donde vivió 20 años.
Jorge Mansilla deja el ensayo y señala: “Soy un poco Chaveta. Uso la Olivetti para escribir. Me gusta oír el tecleo por la noche. Porque yo vivo de noche. Por eso me asombra Internet y el celular. Uso mi Puma cuando mi estima está baja porque me subo y la gente me mira. En la obra hago además otros personajes: un brasileño gay que me sale bárbaro y una pantomima que me está costando un montón. En un momento deciden hacerse palomeros para conseguir plata. Yo soy un pájaro”, adelanta.
Vanessa sigue bailando con el muñeco al ritmo de un bolero. Le sugieren que se lo lleve a su casa y que practique.
¿Qué le pasa a Mansilla con Chaveta? “Con el Chaveta de hoy me pasa la nostalgia”, dice y achina los ojos.
Motoquero de alma y actor, Jorge Mansilla tiene tres motos (“tengo una chopera y una pistera. Ahora quiero una enduro”). La Puma año 1955 es de su colección.
“A los perros solamente los entiende el que anda en moto. Es como un caballo. En la mochila llevo de todo. Voy a pedirle a algún rico que me preste una Harley, porque quiero hacer la ruta 40 de punta a punta. Ya hice un tramo en mi moto, pero me va a quedar la espalda a la miseria”, dice Mansilla, mitad Chaveta, mitad actor.
Negrazón y Chaveta
Comedia
Sábado 7 de mayo a las 22 y domingo 8 a las 20.30 en La Casa del Arte, Lima 420. Autores: José Luis Serrano y Jorge Mansilla. Dirección: Omar Rezk. Música: José Luis Serrano. Intérpretes: Jorge Mansilla, Horacio Gramajo y Vanessa Brant.
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Saludos rituales, Bocha.
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