"Argentina no tiene política para la violencia contra la mujer"

Entrevista a Rafael Barca, director ejecutivo de Amnistía Internacional

Una mujer muere víctima de la violencia doméstica cada tres días en la Argentina, según la información recopilada por Amnistía Internacional durante el año pasado. No son datos oficiales, pero son los únicos que existen de un relevamiento de casos publicados en 11 medios de comunicación de todo el país. Pese a que este inventario coloca a los crímenes de género entre los más frecuentes, Amnistía denuncia que el Estado argentino no tiene un plan para combatirlos y asegura que la inversión para la prevención de estos delitos es mínima.

Rafael Barca, director ejecutivo de Amnistía Internacional Argentina, no va con vueltas. Hace cuatro años que este español nacido en Vigo trabaja en Buenos Aires para la ONG que en 2011 cumplirá 50 años. Antes pasó 11 años en Londres. Al finalizar un taller con periodistas del interior del país sobre la violencia de género y los medios de comunicación en Buenos Aires, del que participó La Voz del Interior, Barca habló de la epidemia de la violencia machista en la Argentina y de la falta de una política nacional.

–¿Cuáles son las falencias del Estado argentino?

–El Estado argentino no toma este problema como un problema de Estado. Firma convenciones, sí; pero a la hora de implementarlas, no. No hay una política coordinada en el Estado que contemple medidas de ayuda inmediata, medidas que atajen el problema de base; por ejemplo: la discriminación contra la mujer. No hay un programa coordinado de medidas efectivas. Amnistía Internacional ha estado denunciado este problema mucho tiempo. Ha publicado dos informes sobre la violencia de género en Argentina con recomendaciones concretas al Gobierno. Algunas han sido recogidas en la recientemente aprobada Ley de Violencia contra la Mujeres, que ha sido un avance. Pero, como dicen los ingleses, hay que ver cómo es la implementación.

–¿Qué datos surgieron?

–En nuestro informe Muy tarde, muy poco, de 2008, denunciamos que el presupuesto del Consejo Nacional de la Mujer, que es el ente encargado de implementar la ley, tiene un quinto del presupuesto de la Dirección General de Artes y un sexto del presupuesto de la entidad nacional encargada de promover el turismo. Esa es la importancia política que se le da a la violencia contra la mujer. Estaremos muy atentos al debate presupuestario que va a haber ahora para ver si ese compromiso político, que supuso a principios de año la aprobación de la ley, se convierte en un compromiso real implementando la ley y dotándola de recursos.

–¿Cuánto se debería invertir si hubiera una política seria?

–Es muy difícil dar una cifra así. Es que realmente no me atrevo. A veces pienso que habría que quintuplicar, pero es que realmente no se sabe. Lo que le falla al Estado es un plan nacional contra la violencia de género. Nosotros proponemos medidas muy concretas como, por ejemplo una revisión del currículum escolar, una mesa nacional contra la violencia de género... Nos parece increíble que no haya habido una reunión de todos los poderes ejecutivos del país, convocados por el Gobierno nacional para unificar políticas contra la violencia de género, de manera que el compromiso que el Estado adquiere a la hora de firmar una convención –que es que la protección de todas las mujeres sea igual– se convierta en una realidad.

–¿Por qué debería ser prioritario?

–El problema de la violencia contra la mujer no afecta solo a la mujer. Toda la sociedad paga el precio de tener una parte de su población amenazada con la posibilidad de ser víctima de violencia. Eso no hace una sociedad más estable, más tolerante y respetuosa.

–Comparada con la inseguridad y los accidentes viales. ¿cuán grave es la violencia contra la mujer?

–Como no hay datos, tampoco se puede hablar. Amnistía Internacional nunca compara países ni diferentes violaciones (...) Para muchas mujeres la inseguridad comienza cuando entran en sus casas, no cuando salen. Muchas son amenazadas por armas que están en sus casas y en muchos casos toleradas por el Estado. No es una cuestión de cifras, primero porque no las sabemos, no hay un registro de cifras oficiales. Segundo porque hay muchas formas de violencia que no están registradas: violencia psicológica, suicidios, muertes y mujeres que sobreviven; con lo cual comparar cifras es muy difícil. Lo que sí se puede comparar son programas y lo que sí casi estoy seguro es que hay más programas de prevención de accidentes viales que de prevención contra la violencia de la mujer.

–Son concepciones arraigadas socialmente...

–Son siglos y siglos de sexismo, siglos y siglos de tratamiento discriminatorio. Por eso también es tan difícil luchar y es tan importante que el Estado lidere esta lucha porque el cambio de patrones culturales en cualquier sitio, en el Parlamento, en el trabajo, en la calle, en los medios, es algo que va a llevar tiempo. En ese tiempo no podemos permitir que sigan muriendo mujeres. El Estado tiene que poner medidas efectivas, urgentes. Ahora. Sean estas las que sean. Además, el Estado ya se comprometió a la hora de firmar convenciones a implementar cosas que no está implementando. Si la presidenta incluyera en sus discursos una frase diciendo que la protección de la mujer es una prioridad para el Estado seguramente muchas mujeres que se sienten solas y que están siendo atacadas o están esperando a la persona que las va a atacar por la noche se van a sentir más acompañadas y quizá con valor para denunciar e iniciar una salida.

–¿Por qué cree que no lo hace?

–Realmente no sé por qué no lo hacen. Es una buena pregunta para la presidenta, por ejemplo. Parece que ha habido un movimiento de voluntad política porque la reciente Ley de Violencia contra la Mujer así lo demuestra. Hay que esperar a que la ley se implemente, pero quizá todavía no se entienda el horror en el que viven estas personas. Hay muchos reportajes en la prensa sobre cuál es el verdadero infierno que viven estas mujeres y quizá los líderes de la sociedad (y hablo en general de la presidenta, de ministros, de líderes religiosos) no se dan cuenta de lo urgente que es la situación y de que sus palabras y sus acciones tienen un efecto.

Las claves

Rafael Barca, actual director ejecutivo de Amnistía Internacional en Argentina, cuenta con amplia experiencia en el organismo. En el Secretariado Internacional en Londres coordinó campañas globales, como la Campaña Contra la Tortura.

Mariana Otero

De nuestra Redacción
motero@lavozdelinterior.com.ar
publicado en La Voz.com el Lunes 12 de octubre de 2009


¡¡¡¡VISTE PLUMUDO!!!!... ¿QUÉ TE DIJE YO?...

Dejo mi saludo ritual como un apretón de manos o un "Ave María Purísima", Firme y Digno, Bocha... el sociólogo